“Cuaresma 2011, tiempo de:
● encuentro confiado con el Padre, unidos a Jesús y animados por el Espíritu;
● liberación de ataduras, apegos, egocentrismos y miedos, para poder amar en justicia y solidaridad;
● comunión de vida, bienes y acción con los herman@s y los empobrecidos del mundo obrero”.
PÓRTICO PARA LA CUARESMA
La sabiduría consiste en comportarse como un estanque donde se re-coge el agua, y no como un canal de regadío. Porque un canal de regadío recibe y transmite al mismo tiempo. Por el contrario, un estanque donde se recoge el agua espera hasta estar lleno y cuando desborda da a otros sin pérdida para sí mismo… “El necio, dice Salomón, desahoga todo su males-tar, el sabio sabe calmarse” (Proverbios 29,11).
En realidad, en la Iglesia de hoy tenemos muchos canales de regadío, pero pocos estanques. Las personas a través de las cuales nos llegan los to-rrentes celestiales tienen un amor tan grande que quieren repartir el agua antes de estar llenas. Están más deseosas de hablar que de escuchar para enseñar enseguida lo que han aprendido… Vosotros debéis aprender a no distribuir el agua antes de estar llenos, a no querer ser más generosos que Dios. El estanque debe actuar igual que la fuente. Esta no forma un arroyo ni se hace un lago si ella misma no está llena de agua… “Vete y haz tú lo mismo” (Lucas 10,37). “Por tanto, procurad primero estar llenos y des-pués irrigad exteriormente” (S. Bernardo, Sermones sobre el cántico, t.2, 18,3.4).
TESTIMONIO
Dioses y hombres (J. Arregi, Redes Cristianas, 31/1/11) “… Me parece una película maravillosa. Uno se siente subyugado, sumergido de comienzo a fin en un mundo de belleza y de bondad…
La historia es conocida: en la noche del 26 de marzo de 1996, siete monjes cis-tercienses del monasterio de Tibhirine, en el Atlas argelino, fueron secuestra-dos por el Grupo Islámico Armado (GIA); el 31 de mayo, el ejército argelino halló las cabezas cortadas (nunca los cuerpos) de los siete monjes. Nunca se ha aclarado la autoría del múltiple cri-men…
La película nos sumerge en la vida cotidiana de unos monjes buenos que comparten la tierra, la oración, las fiestas, la vida con los musulmanes de la pequeña aldea en la montaña soleada y fría. Su vida corre peligro, pero allí se quedan. La película nos sumerge en la bondad de los monjes, en la bondad de las gentes musulmanas, incluso en la bondad herida que se oculta bajo las armas de los terroristas. La bondad limpia, la bondad que cree, la bondad que perdona, la bondad que cura tam-bién al terrorista.
De dioses y hombres no oculta la duda, el miedo, la herida, pero es un acto de fe y de esperanza en la humanidad, Sacramento del Misterio
Consolador en el corazón de la vida. “Somos como unos pajarillos en una débil rama”. Seamos esa débil rama que sostiene a ese pobre pajarillo en su desamparo. La película no enmascara el fanatismo, la violencia, la crueldad, pero no se detiene ni nos encierra ahí, sino que nos conduce más allá, desde más allá.
El monje que ora y cura, la muchacha que cuenta sus primeros amores, el mu-sulmán que reza al Único Dios, el terrorista que empuña el arma, el soldado que mata… son hijas e hijos de Dios. (…)
Cuando una comunidad musulmana ora, celebra y canta –“somos orantes en medio de un pueblo de orantes”, solía decir Christian, el prior del monasterio-, entonces Dios ora, celebra y canta”.
Que la memoria de esa comunidad trapense mártir nos contagie su experiencia de fe y vida, hecha de comunicación orante, búsqueda personal y comunitaria de la op-ción de vivir y morir, encarnación a caro precio en la vida y el servicio al pueblo mu-sulmán también amenazado. Unámonos a Jesús, identificados con Él en su confianza total en el Padre y en su opción solidaria de vida.
Oración (E. Cardenal, Salmos, Trotta, 31-32)
SALMO 15
Y yo le dije:
no hay dicha para mí fuera de ti!
Yo no rindo culto
a las estrellas de cine
ni a los líderes políticos
y no adoro dictadores.
No estamos suscritos a sus periódicos
ni inscritos en sus partidos
ni hablamos con slogans
ni seguimos sus consignas
No escuchamos sus programas
ni creemos sus anuncios
No nos vestimos con sus modas
ni compramos sus productos
No somos socios de sus clubs
ni comemos en sus restaurantes
Yo no envidio el menú de sus banquetes
no libaré yo sus sangrientas libaciones!
El Señor es mi parcela de tierra
en la Tierra Prometida.
Me tocó en suerte bella tierra
en la repartición agraciada
de la Tierra Prometida
Siempre estás tú delante de mí
y saltan de alegría todas mis glándulas
Aun de noche mientras duermo
y aun en el subconsciente
te bendigo!
PALABRA DE DIOS
Mateo 4, 1-11
El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prue-ba. Jesús ayunó cuarenta días con sus noches y al final sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:
-Si eres Hijo de Dios, di que las piedras es-tas se conviertan en panes. Le contestó:
-Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda pa-labra que sale de la boca de Dios”.
Entonces se lo llevó el diablo a la ciudad santa, lo puso en el alero del tiem-po y le dijo:
-Si eres Hijo de Dios, tírate abajo; porque está escrito: “A sus ángeles ha dado órdenes para que cuiden de ti”, y también: “Te llevarán en volandas, para que tu pie no tropiece con piedras”.
Jesús le repuso:
-También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”.
Después se lo llevó el diablo a una montaña altísima y le mostró todos los reinos del mundo con su esplendor, diciéndole:
-Te daré todo eso si te postras y me rindes homenaje.
Entonces le replicó Jesús:
-Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo prestarás servicio”.
Entonces lo dejó el diablo; en esto se acercaron unos ángeles y se pusieron a servirle
PARA ENTENDER EL TEXTO
Es el Espíritu quien conduce a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prue-ba. ¡Es sorprendente! El Espíritu no ahorra a Jesús el cara a cara con el proyecto diabólico de vida y misión en el mundo. Se confronta el proyecto del diablo y el proyecto de Dios: Jesús opone a las propuestas del diablo las palabras de Dios. El dia-blo, por definición, divide, rompe, destruye. La cuestión candente para Jesús es: ¿cómo unir a la humanidad –la comunión-? ¿Cómo construir una humanidad feliz en la justicia y la fraternidad?
La prueba (“tentación”) se sitúa entre el bautismo –donde Jesús toma conciencia, desde el Espíritu, de su identidad de Hijo Amado y su vocación de Siervo Liberador- y el comienzo de su misión mesiánica liberadora. El mismo Espíritu del bautismo conduce ahora a Jesús al desierto, para acompañarle después en la trama de la vida real de la gente, en su encarnación en la vida y el sufrimiento de los empobrecidos y excluidos, en su implicación y compromiso liberador y humanizador. El Espíritu no sobrevuela la realidad de la vida de la gen-te, sino que late y gime dentro de esa mis-ma realidad.
El desierto es, simultáneamente, lugar o situación de encuentro con Dios y de con-frontación con el mal, con el enemigo de la humanidad (el diablo). El encuentro con Dios pasa siempre por la piedra sacrificial y el fuego purificador de todo lo antihumano, por el discernimiento y la opción por to-do lo que libera y humaniza a uno mismo en la relación con los demás, con la vida de la gente. No es posible ni real, por tanto, una oración o contemplación (desierto) que sobrevuele la parte negativa o destructiva de nuestra realidad personal y de nuestra postura ante la realidad social (y eclesial) infiel al proyecto de Dios.
El diablo “justifica el fin con medios que niegan y avasallan la libertad de las perso-nas, poseyéndolas, fanatizándolas y deshumanizándolas. El diablo no es otro que el espíritu malo del dinero, prestigio y poder vigente en la sociedad e indiferente a las desastrosas consecuencias que acarrea a la humanidad…” (Fl. Ulibarri, Conocer, gustar y vivir la Palabra, ciclo A, 91).
Finalmente, los ángeles le servían. ¡Es verdad! Jesús –y sus seguidores apóstoles- disfrutan de la compañía cuidadora, consoladora y nutriente de tantos ángeles, cuan-do optan por servir a los alienados, poseídos y empobrecidos.
Entremos cada uno de nosotros en la composición de lugar del relato, actualizado en los tres aspectos de: nosotros, Jesús y su proyecto evangélico, el diablo del sistema de vida-economía-cultura neoliberal. Hacemos oración considerando:
- ¿qué hay en nosotros de diabólico?: afán economicista-consumista, auto-centrismo, actitud de dominación;
- ¿qué hay en nosotros de evangélico y evangelizador?: comunión, libertad liberada por Jesucristo, servicio humilde y sacrificado.
Pero solamente el amor del Padre en Jesucristo por el Espíritu puede satisfacer nues-tro corazón, liberarnos de nosotros mismos y disponernos a la comunión y la encar-nación solidaria al servicio del mundo obrero empobrecido.
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA
La Cuaresma nos hace una llamada, hoy, a ir al desierto conducidos por el Espíritu. Vivimos enredados en la maraña intrincada de lo inmediato, de pautas de vida, tiempos, actividades, artilugios…, como tentáculos que nos entretienen, nos absorben y nos aprisionan.
¿Hasta qué punto nos posee el dinero que poseemos? Nos posee realmente en la me-dida que no lo compartimos con los hermanos necesitados o empobrecidos.
Nos atrae el éxito, los resultados visibles, a nivel individual y de nuestro trabajo evangelizador personal y comunitario. ¿Hemos asimilado el modelo de sembrar la semilla, indiscriminadamente, en toda clase, receptiva o aversiva, de tierra, sabiendo que es el Espíritu, no nosotros, el real agente de evangelización?
¿No nos atrae y atrapa continuamente el afán manifiesto o camuflado de poder y dominación? A veces nos convertimos en agentes de división (diablos) en los equipos, en la HOAC diocesana y general, en la Iglesia, hasta el punto de cosechar rupturas y abandonos en el seno de la HOAC.
Las tentaciones de la Iglesia, hoy, pueden ser: “organizar la vida al margen de Dios teniendo todas nuestras necesidades satisfechas al precio que sea; provocar a Dios y a su providencia no haciendo nada de nuestra parte, renunciando a la cruz y buscando espectáculo, prodigios, prestigio; entregarse al servicio de los ídolos, abandonando al guardián de la vida y la libertad, buscando el poder.
Con frecuencia caemos en la tentación de meter al Dios de Jesús en los moldes prefabricados por el egoísmo o la simple cultura ambiental. Intentamos convertir a Dios en vez de convertirnos a Dios” (Fl. Ulibarri, Id, 91).
“Dejarse conducir por el Espíritu de Dios. Él nos quiere en el mundo, en el conflicto, allí donde se juegan los intereses de Dios, los intereses de los pobres y marginados. No podemos vivir al margen de la historia y de los conflictos si queremos anunciar el reino de Dios” (Fl Ulibarri, Id, 93).
MUCHAS FLORES TIENEN QUE NACER
FE NO ES AGUARDAR, FE NO ES SOÑAR,
FE ES LUCHA ENTUSIASTA DÍA A DÍA SIN CESAR.
FE SON GOLPES DUROS, FE ES TU MANO DAR,
FE ES SEGUIR Y NO MIRAR ATRÁS.
No esperemos pan sin antes sembrar,
no esperemos frutos de la rama sin podar.
Hay que trabajar, sembrar y regar,
aunque nos lleguemos a cansar.
No soñemos más con nuestro pasado,
Porque el viento fuerte lo llevó y no ha de volver.
Muchas flores tienen que nacer.
Enterrad el miedo y la oscuridad,
apartad las nubes, que la luz debe brillar.
Hemos de seguir, siempre caminar,
aunque te puedas equivocar.
Siempre hay que avanzar sin perder el paso,
Ir regando el surco con sudor y sin ceder.
Muchas flores tienen que nacer.
(
Lluis Llach)