¡Te deseamos una Gozosa y Solidaria
Navidad
y un Feliz y Próspero Año 2023!
VIVAMOS LA NAVIDAD
CON LOS EMPOBRECIDOS
DEL MUNDO OBRERO Y DEL TRABAJO
FELICITACIÓN DE NAVIDAD DE LA HOAC DIOCESANA
¡LE DESEAMOS UNA GOZOSA Y SOLIDARIA NAVIDAD!
Y UN ¡FELIZ Y PRÓSPERO AÑO 2023!
Querido amigo/a:
Que en esta Navidad
sigamos soñando
y haciendo posible
un trabajo digno,
y que este trabajo
se reparta entre
todos y todas.
Que sigamos siendo testimonio
de esa comunidad de Iglesia
que nace entre los empobrecidos
del Mundo Obrero y del Trabajo,
tejiendo vínculos de fraternidad.
Que el Señor les llene
de bendiciones junto
a su familia y seres queridos…
Reciba junto a su familia
toda nuestra cercanía,
nuestro abrazo fraternal
y nuestras más sinceras
felicitaciones.
LA COMISIÓN DIOCESANA DE
LA HOAC DE CÁDIZ Y CEUTA
MENSAJE DE NAVIDAD 2022
“Acoger y abrazar a Jesús
en los pequeños de hoy,
amarlo en los últimos,
servirlo en los pobres”.
(Francisco)
«UN FUTURO DE ESPERANZA,
UN PRESENTE DE ENTREGA»
Quizá este
sea el mensaje de este Adviento-Navidad que necesitamos que resuene, como lo hace en la palabra del
profeta Isaías: Dios camina con nosotros, y abre para nosotros un futuro de
esperanza. Somos invitados a caminar en
la luz del Señor hacia ese ‘monte de la casa del Señor’ hacia el que confluirán
todas las naciones forjando arados de las espadas y podaderas de las lanzas. Somos invitados a caminar juntos y construir
un futuro en el que nadie causará daño ni estrago porque estará llena la tierra
del conocimiento del Señor.
Somos
invitados al regocijo, a la fiesta y al júbilo, a fortalecer las manos débiles y las rodillas
vacilantes porque aquí está nuestro Dios que viene en persona, que deja atrás
la pena y la aflicción. Somos invitados
al gozo de la esperanza cumplida, porque Dios está con nosotros, nacido de
María, a las afueras, hecho un niño pequeño necesitado de la ternura que nos
trae. Somos invitados a la alegría.
La alegría
cristiana está unida a una experiencia de paz que permanece en el corazón incluso cuando estamos rodeados de pruebas y
aflicciones, porque sabemos que no estamos solos, sino acompañados de un Dios
que no es indiferente a nuestra suerte. Así como cuando el mar está agitado,
que en la superficie aparece turbulento y en la profundidad permanece sereno y
tranquilo. Esta es la alegría cristiana: un don gratuito, la certeza de
sabernos amados, sostenidos, abrazados por Cristo en cada situación de la vida.
Dios quiere
venir en las pequeñas cosas de nuestra vida. Se hace pequeño por mí. Para ser mi Dios se convierte en mi hermano. Y
me pide acoger y abrazar a Jesús en los pequeños de hoy; amarlo en los últimos,
servirlo en los pobres. Todo se recompone cuando en el centro está Jesús; Él,
el Viviente. Volvamos a Belén. Que Dios nos conceda ser una Iglesia adoradora,
pobre y fraterna. Esto es lo esencial. Volvamos a Belén.
Alegrémonos
juntos, porque nadie podrá apagar nunca esta luz, la luz de Jesús, que resplandece en el mundo. Contemplemos al Niño. En su pequeñez es Dios. Reconozcámoslo. Aquel que abraza al universo necesita que lo
sostengan en brazos. Él, que ha hecho el
sol, necesita ser arropado. La ternura
en persona necesita ser mimada.
Dejémonos atravesar por este asombro escandaloso. Volvamos a Belén, volvamos a los orígenes: a lo esencial de la fe, al primer amor. Dios viene a ennoblecer a los excluidos y se revela a gente pobre que trabajaba. Esta Navidad, Dios viene a colmar de dignidad la dureza del trabajo.
Adviento es
el tiempo de afinar nuestros sentidos, nuestra mirada, nuestro oído, nuestra capacidad de ternura, para
percibir esos signos de esperanza que nos invitan a la conversión, que nos
ponen a la escucha y en la sintonía De Dios, y de los hermanos. Navidad es la meta humana de nuestra
existencia: la de la encarnación y la misericordia entrañable, la de acoger la
presencia De Dios en nuestra vida. Caminamos a la vida.
COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC
EL EVANGELIO EN TU VIDA
UN FUTURO DE ESPERANZA,
por Fernando Díaz Abajo
https://www.noticiasobreras.es/2022/12/un-futuro-de-esperanza/
…Hemos
comenzado a recorrer el camino de Adviento-Navidad que, cada
año, nos impulsa a acercarnos más a la pequeñez de Belén, junto a la familia de
Nazaret. Es una peregrinación que no
hacemos solos. Nos acompaña Juan
Bautista, nos acompañan los profetas, viene con nosotros María de Nazaret y
José. Resuena en nuestro camino la banda
sonora de la esperanza que va alentando nuestra marcha, en una invitación a
estar atentos y descubrir todo lo que acontece en ese viaje. Es la fe la que nos hace salir, ponernos en
camino y llegar más allá, hasta los márgenes de la vida y de la historia, desde
donde todo se ve más claro.
Adviento
es el tiempo de afinar nuestros sentidos, nuestra
mirada, nuestro oído, nuestra capacidad de ternura, para percibir esos signos
de esperanza que nos invitan a la conversión, que nos ponen a la escucha y en
la sintonía de Dios, y de los hermanos. Navidad
es la meta humana de nuestra existencia: la de la encarnación y la misericordia
entrañable, la de acoger la presencia de Dios en nuestra vida. Caminamos a la vida.
Emprendemos
el viaje sostenidos por una esperanza grande, que nos
ayuda a caminar a la luz del Señor (Is 2,5) mirando hacia un futuro, el del
Reino, que germina en la pequeñez de lo cotidiano, aglutinando las esperanzas de
Vida y fraternidad de toda la creación. Emprendemos
este viaje atentos, vigilantes (Mt 24,37-44), despiertos, poniendo en tensión
nuestros sentidos (Rom 13,11-14) con la ilusión de que el sueño de Dios se hará
realidad (Is 11,1-10) y la conciencia de que eso nos pide conversión a Dios (Mt
3,1-12).
Frente a la realidad que nos venden, el Adviento viene a ayudarnos a abrir puertas y ventanas, a salir a la vida, para comprobar por nosotros mismos cómo son las cosas, cuáles son las mentiras con que nos adormecen y quiénes sufren las consecuencias más sangrantes de la exclusión, de la indiferencia y la inhumanidad de nuestro mundo. El Adviento nos hace sus compañeros de viaje. Nos hace caminar con ellos en la misma esperanza.
Es
un camino de confianza creciente que, como a
María, nos hace capaces de descubrir la acción misericordiosa de Dios a favor
de sus hijas e hijos (Lc 1,26-38) y experimentar el gozo de descubrir los
signos que van dejando atrás la pena y la aflicción (Is 35,10) para sostener
nuestra entrega por amor, para narrar con nuestra vida el cariño de Dios (Mt
11,2-11) por su pueblo.
Adviento
es un camino de despojamiento de todo lo que nos oculta
lo importante de nuestra vida. Al final,
reconocer al Dios del amor necesitado de ternura es experimentarle como
«Dios-con-nosotros», y experimentar que la esperanza se cumple de maneras que a
nosotros nos resultan difíciles de imaginar.
Si hemos hecho buen viaje, y llegamos a postrarnos ante la pequeña ternura de nuestro Dios, descubriremos que podemos postrarnos también con ternura ante cada hermana y hermano que esperan la fraternidad que los sostenga para compartir el mismo gozo de la vida digna que Dios nos da. Viviremos el encuentro con Dios y los hermanos haciendo vida la vida que Dios nos trae. Viviremos el gozo de la Navidad acogiendo y abrazando a Jesús en los pequeños de hoy, amándole en los últimos, sirviéndole en los pobres.●
Publicado en laRevista Noticias Obreras
Núm. 1656 del mes de Diciembre.
Pág. 37 diciembre 2022
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