Carta Pastoral
Queridos amigos:
La Jornada Mundial del Trabajo Decente que tuvo lugar el día 7 de octubre vuelve a celebrarse en todas las diócesis con actos públicos de oración, reflexión y testimonio. Nosotros celebraremos con esta intención la Misa del Domingo 30 de octubre a las 12:00 en la Catedral poniendo en las manos del Señor la vida e intenciones de todos los trabajadores y la feliz convivencia en nuestra nación, que prospera siempre cuando se dan condiciones de justicia social y se ven defendidos los derechos de las personas. Desde que el Papa Benedicto XVI hizo una llamada para “una coalición mundial a favor del trabajo decente”, son muchas las organizaciones y grupos de la Iglesia que se han sumado y que nos invitan a orar y a actuar eficazmente, alentados por la Santa Sede. Un empleo digno nos permite desarrollar los propios talentos, nos facilita su encuentro con otros y nos aporta autoestima y reconocimiento social (cf. CEE, Iglesia servidora de los pobres, 32).
“No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. “El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona”. Son algunas de las palabras del Papa Francisco sobre el trabajo y su centralidad para la vida de las personas. De manera reiterada nos lo recuerda el Papa.
El trabajo es medio imprescindible de realización personal de la propia vocación y reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas. Mediante el trabajo construimos la vida social y política y contribuimos al Plan de Dios para la humanidad. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida. Es, por tanto, ineludible poner en primera línea de las agendas de nuestras organizaciones la necesidad de un trabajo decente para todas las personas. Debe estar en la agenda política, en las agendas de las entidades sociales y empresariales y en nuestras agendas personales. Y también en las propuestas de la Iglesia.
El acceso a un trabajo decente debe ser una meta prioritaria de las políticas públicas y de las organizaciones sociales, empresariales y sindicales. Es necesaria la articulación de políticas en España, en la Unión Europea y en el ámbito de Naciones Unidas de cara a la consecución de este objetivo. Es urgente la formulación y puesta en práctica de un nuevo conjunto de objetivos de desarrollo internacionales, junto con unas condiciones de ayuda y unas políticas económicas.
Con el Papa Francisco hemos de decir que “nuestro sueño vuela más alto. No hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un “decoroso sustento”, sino de que tengan “prosperidad sin exceptuar bien alguno”. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida” (EG 192).
Os invito a participar en este encuentro que convocan conmigo la Delegación de Pastoral Obrera, Cáritas, Justicia y Paz, Confer, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Delegación de Pastoral de Migraciones de nuestra diócesis. En todo caso, sed conscientes de que la Iglesia no es ajena a la vida de las personas, que se implica y trabaja, especialmente en sus organizaciones y movimientos, para que las personas y las familias vivan con dignidad, pues Jesucristo, Dios Encarnado, ha abrazado nuestro mundo para elevarlo y devolverle su dignidad, también en el mundo del trabajo.
+ Rafael Zornoza Boy
Obispo de Cádiz y Ceuta
La Jornada Mundial del Trabajo Decente que tuvo lugar el día 7 de octubre vuelve a celebrarse en todas las diócesis con actos públicos de oración, reflexión y testimonio. Nosotros celebraremos con esta intención la Misa del Domingo 30 de octubre a las 12:00 en la Catedral poniendo en las manos del Señor la vida e intenciones de todos los trabajadores y la feliz convivencia en nuestra nación, que prospera siempre cuando se dan condiciones de justicia social y se ven defendidos los derechos de las personas. Desde que el Papa Benedicto XVI hizo una llamada para “una coalición mundial a favor del trabajo decente”, son muchas las organizaciones y grupos de la Iglesia que se han sumado y que nos invitan a orar y a actuar eficazmente, alentados por la Santa Sede. Un empleo digno nos permite desarrollar los propios talentos, nos facilita su encuentro con otros y nos aporta autoestima y reconocimiento social (cf. CEE, Iglesia servidora de los pobres, 32).
“No hay peor pobreza material que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo”. “El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables, son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima de la persona”. Son algunas de las palabras del Papa Francisco sobre el trabajo y su centralidad para la vida de las personas. De manera reiterada nos lo recuerda el Papa.
El trabajo es medio imprescindible de realización personal de la propia vocación y reconocimiento de la sagrada dignidad de las personas. Mediante el trabajo construimos la vida social y política y contribuimos al Plan de Dios para la humanidad. Si falta el trabajo, la dignidad humana está herida. Es, por tanto, ineludible poner en primera línea de las agendas de nuestras organizaciones la necesidad de un trabajo decente para todas las personas. Debe estar en la agenda política, en las agendas de las entidades sociales y empresariales y en nuestras agendas personales. Y también en las propuestas de la Iglesia.
El acceso a un trabajo decente debe ser una meta prioritaria de las políticas públicas y de las organizaciones sociales, empresariales y sindicales. Es necesaria la articulación de políticas en España, en la Unión Europea y en el ámbito de Naciones Unidas de cara a la consecución de este objetivo. Es urgente la formulación y puesta en práctica de un nuevo conjunto de objetivos de desarrollo internacionales, junto con unas condiciones de ayuda y unas políticas económicas.
Con el Papa Francisco hemos de decir que “nuestro sueño vuela más alto. No hablamos solo de asegurar a todos la comida, o un “decoroso sustento”, sino de que tengan “prosperidad sin exceptuar bien alguno”. Esto implica educación, acceso al cuidado de la salud y especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida” (EG 192).
Os invito a participar en este encuentro que convocan conmigo la Delegación de Pastoral Obrera, Cáritas, Justicia y Paz, Confer, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Juventud Obrera Cristiana (JOC) y la Delegación de Pastoral de Migraciones de nuestra diócesis. En todo caso, sed conscientes de que la Iglesia no es ajena a la vida de las personas, que se implica y trabaja, especialmente en sus organizaciones y movimientos, para que las personas y las familias vivan con dignidad, pues Jesucristo, Dios Encarnado, ha abrazado nuestro mundo para elevarlo y devolverle su dignidad, también en el mundo del trabajo.
+ Rafael Zornoza Boy
Obispo de Cádiz y Ceuta
http://www.hoac.es/wp-content/uploads/2016/09/ITD_manifiesto_JMTD_2016.pdf