01 de octubre de
2019
Asunto.- ACTOS DIOCESANOS CON MOTIVO DE LA
«JORNADA MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE»
INICIATIVA «IGLESIA POR EL TRABAJO DECENTE» (ITD)
Estimada/o
amiga/o:
Reciba un saludo muy cordial del Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y de la HOAC
de Cádiz y Ceuta, que tiene el gusto de
informarle que con motivo de la «JORNADA
MUNDIAL POR EL TRABAJO DECENTE»,
que es compartida con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el movimiento
sindical mundial y el movimiento mundial de trabajadores cristianos, INICIATIVA «IGLESIA POR EL TRABAJO
DECENTE» (ITD), queremos y tratamos
de «…sensibilizar y visibilizar la
importancia de extender en la sociedad y en la Iglesia la defensa del trabajo
decente denunciar la
situación de desigualdad en el acceso al trabajo decente, la negación de
dignidad que esto supone y a apoyar a todas aquellas realidades laborales que
favorecen el trato de dignidad y justicia que todas las personas tienen…».
Con este motivo,
el próximo domingo 6 de octubre de 2019,
a las 11:00 de la mañana, compartiremos la celebración de la Eucaristía, con la comunidad Parroquial de San
Servando y San Germán en La Isla de San Fernando, presidida por el Párroco de la misma, Director diocesano de Pastoral Obrera,
Consiliario diocesano de la JOC y HOAC.
Al finalizar esta celebración, se tendrá una
breve concentración en el atrio de la
Iglesia como gesto comunitario y donde daremos lectura a los aspectos más
significativo del Manifiesto de la
Jornada.
De lo que tenemos el gusto de informarle para que
puedan darle el tratamiento informativo que consideren más oportuno, animándole
a su asistencia y participación. Para
más información le remitimos a nuestro blog:
Con
este motivo, aprovechamos la ocasión para saludarle atentamente,
Eugenio Díaz Melero
Obispado de Cádiz y Ceuta
Secretariado Diocesano
de Pastoral
Obrera
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FOTOGRAFIAS DEL ACTO CELEBRADO EN SAN FERNANDO, QUE PUBLICAMOS POR GENTILEZA DE NUESTRO AMIGO MANOLO MOGUER, A QUIEN LE AGRADECEMOS EL TRABAJO REALIZADO.
ITD RECLAMA MEDIDAS URGENTES PARA QUE EL TRABAJO DECENTE SEA UNA
REALIDAD ACCESIBLE PARA TODOS
ITD reclama medidas urgentes para que el trabajo decente sea una realidad accesible para todos
Bajo el lema Frente a la indecente precariedad, trabajo decente, como Dios quiere, las entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) –Cáritas, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica (JEC) y Juventud Obrera Cristiana (JOC)— lanzan un manifiesto con motivo de la celebración, el 7 de octubre, de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente en el que denuncian “la indecente precariedad que sufre el mundo del trabajo” y urgen “a adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas”.
En el manifiesto, estas entidades recuerdan la apuesta común alcanzada en junio pasado durante la 108ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, en la que se celebró su Centenario, “de aprovechar todo el potencial del progreso tecnológico y el crecimiento de la productividad para lograr trabajo decente y desarrollo sostenible, que permitan asegurar la dignidad, la realización personal y una distribución equitativa de los beneficios para todos”.
Efectos de la precariedad laboral
Al mismo tiempo, y en el marco de este 7 de octubre, desde la ITD se pone el foco en los efectos negativos de la precariedad laboral, que se traduce en “vidas truncadas, vulnerables y violentadas de personas explotadas y abusadas por contratos temporales y eventuales, con sueldos que no concuerdan con las horas realizadas, sin seguridad en el puesto de trabajo y sujetos a una flexibilidad que acaba quebrando la dimensión personal de las personas trabajadoras al imposibilitar una verdadera conciliación entre trabajo, familia, descanso, participación social y ocio”.
Como se afirma en el Manifiesto, “seguimos constatando cómo el trabajo está lejos de ser un derecho que garantice la dignidad de la persona, mientras sigue aumentado el número de trabajadores y trabajadoras pobres”.
Testimonio de Alberto
Para poner voz a esta realidad de precariedad y violación de derechos laborales, se recoge el testimonio de Alberto, un joven trabajador que reside en Madrid, quien explica de forma elocuente su experiencia: «Actualmente trabajo 16 horas semanales y cobro 560 euros. La respuesta de mi jefe las veces que le he comentado el tema del salario, de la categoría siempre han sido: “Ahora no es el momento”, “la cosa está muy mal”, “ya ves cómo está la situación, no hace falta que te cuente”, “ahora no hay dinero” […] Encima hay otras personas que insinúan que quizás es que no te esfuerzas lo suficiente, que no has trabajado todo lo que deberías, que tu trabajo no lo es todo para ti y eso lo nota el jefe, que tu currículum no es lo suficientemente amplio, vamos, QUE LA CULPA ES TUYA».
La ITD recuerda las palabras del papa Francisco cuando denuncia que “la dignidad no nos la da el poder, el dinero, la cultura, ¡no! ¡La dignidad nos la da el trabajo!”. Y un trabajo que sea realmente digno, porque hoy, añade, “tantos sistemas sociales, políticos y económicos han hecho una elección que significa explotar a la persona”.
Propuestas
A la denuncia de esta realidad, las entidades promotoras de la ITD plantean cuatro propuestas concretas:
■ El compromiso de todos los poderes públicos en la construcción de un sistema económico, social y laboral justo, fraterno y sostenible que sitúe a la persona en el centro.
■ Un trabajo que garantice la dignidad y la justicia, así como el desarrollo integral de la persona, especialmente de aquellas más descartadas y excluidas.
■ Un modelo de trabajo que sea fuente de reconocimiento social y personal, a través de la dignificación de los cuidados, con nuevos planteamientos de políticas sociales, de género y educativas en igualdad entre mujeres y hombres, sin olvidar el derecho a una conciliación real de la vida familiar y laboral.
■ Y un trabajo que sea realmente para la vida, que se realice en un entorno de seguridad y salud, con condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona.
En el Manifiesto, las entidades renuevan su compromiso de acompañamiento de “esta dura realidad social y sus efectos deshumanizadores” y su disposición a “estar alerta para denunciar, desde la ternura, la compasión y el estilo de vida de Jesús de Nazaret, la denigración que está sufriendo la persona y el trabajo”.
Sínodo especial para la Amazonía
Concluyen este llamamiento con una referencia al Sínodo especial para la Amazonía, que acaba de comenzar en Roma y cuya temática atañe directamente a la misión y visión de la Iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente. “La defensa de la Creación –señalan las entidades— nos involucra directamente en la defensa de unas condiciones laborales dignas para quienes se ven sometidos, bajo escandalosas condiciones de explotación, a prácticas productivas insostenibles con la dignidad humana y el equilibrio medioambiental”.
Todas las diócesis del país han convocado actos reivindicativos y de oración con motivo de la Jornada, que pueden consultarse en esta agenda.
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EL TRABAJO DECENTE
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el trabajo decente
Según la OIT en 2018 la mayoría de los 3300 millones de personas empleadas en el mundo sufrieron déficits de bienestar material, de seguridad económica y de igualdad de oportunidades, y carecieron de margen suficiente de desarrollo humano. En 2016, el 61 por ciento de la población activa mundial estaba en el empleo informal. En 2018 más de una cuarta parte de los trabajadores de países de ingreso bajo y mediano bajo vivían en situación de pobreza extrema o de pobreza moderada. Igualmente había 172 millones de personas desempleadas en el mundo (tasa desempleo 5%). Las previsiones para 2020 son de 174 millones de personas desempleadas.
Para la Doctrina Social de la Iglesia (DSI), el trabajo es un derecho fundamental de toda persona, es un bien y todos tienen derecho a un trabajo digno. La DSI defiende la primacía del trabajo sobre el capital como un principio fundamental. Los derechos de los trabajadores y trabajadoras, y de sus familias, son el criterio desde el que habría que organizar el trabajo humano, las condiciones en que se realiza y, en realidad, toda la economía.
El trabajo es un valor personal. Es siempre la actividad de una persona que puede realizarse mediante su trabajo. Es fundamental que se reconozca y promueva el protagonismo de la persona que trabaja.
El trabajo es un valor social por el mero hecho de que la persona no es un individuo aislado. El trabajo es un ámbito básico del servicio a los demás con lo que el trabajo produce, es ámbito adecuado de intercambio de las distintas cualidades y capacidades de las personas, de relaciones humanas, etc.
El trabajo es también un valor familiar. Para la DSI este debe ser uno de los puntos de atención más importantes a la hora de determinar cómo debe ser el trabajo, pues debe posibilitar la vida familiar.
Asociados al trabajo decente, existen una serie de derechos personales, familiares y sociales irrenunciables para construir sociedades humanas:
■ Derecho al trabajo y a una justa remuneración por el mismo.
■ Derecho a condiciones dignas de trabajo y a ambientes de trabajo que no atenten contra la vida del trabajador.
■ Derecho a la salvaguarda de la propia personalidad en el lugar de trabajo.
■ Derecho al descanso.
■ Derecho de reunión y asociación.
■ Derecho a prestaciones sociales.
■ Derecho a negociación colectiva y a huelga.
■ Derecho a la participación en la propiedad de la empresa.
■ Derecho a la participación en la organización del trabajo.
Estos derechos llevan asociados una responsabilidad personal, social y del Estado. Para superar la violación de los derechos asociados al trabajo, solo hay un camino: reconocer la primacía de las personas sobre las cosas, del trabajo sobre el capital. Reconocer esto, exige una nueva racionalidad política que ponga a los Estados a organizar la sociedad en función de servir a los trabajadores más empobrecidos, a la justicia y a todos los ciudadanos. Esta racionalidad política necesita:
Ciudadanos concienciados. Que sean capaces de desprenderse de los valores neoliberales alimentados por el capital, desarrollando la fraternidad. Esta preocupación y compasión por nuestros hermanos más necesitados, es lo que de verdad nos humaniza.
Unos Estados e Instituciones que orienten los recursos económicos al servicio de los empobrecidos y del trabajo decente. Hay riqueza suficiente para realizar esto. Según algunos expertos, aplicando una tasa de un 0,2% sobre el total de las transacciones financieras mundiales se financiaría la totalidad del gasto público mundial, prácticamente sin necesitar más impuestos.
El MMTC, en este 7 de octubre, exige este compromiso a los Estados y a las instituciones que nos gobiernan para construir sociedades verdaderamente humanas, donde los bienes y las riquezas generadas estén al servicio del bien común. A ello va encaminada la actividad de todos los movimientos que formamos parte del MMTC.
Animamos a todos los ciudadanos y trabajadores a que secunde en cada país la exigencia de un trabajo decente para todas y todos en este 7 de octubre.
El trabajo es para la vida, para el desarrollo de nuestra humanidad.