¡No más muertes en el trabajo!
Y esforcémonos por lograrlo.
Nota con motivo del Día por la Seguridad y la Salud en el Trabajo
El Departamento de Pastoral del Trabajo ha lanzado una nota con motivo del Día Internacional por la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo
«¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo». Con esta exclamación durante la Misa del Gallo de 2021 en la Basílica de San Pedro ante cientos de fieles, el Papa Francisco hacía un llamamiento atender a los más desfavorecidos y dar dignidad a los hombres y mujeres del mundo del trabajo.
El trabajo nos quita la vida
La pérdida de la salud en el trabajo, y en excesivas ocasiones de la vida, es un grave problema que necesita ser abordado en profundidad. La Ley de Prevención de Accidentes Laborales, la Inspección de Trabajo, la formación en prevención que reciben los trabajadores y los esfuerzos que despliegan los agentes sociales están siendo manifiestamente insuficientes para atajar este grave problema.
Las últimas estimaciones conjuntas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que cada año se producen en el mundo 745.000 muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares por las largas jornadas de trabajo (55 o más horas a la semana) o la exposición a materias, gases y humos. Esto supone que las enfermedades relacionadas con el trabajo son cuatro veces más letales que los accidentes laborales.
En el marco de la Unión Europea, desde 1994 a 2018, los accidentes mortales en el trabajo se redujeron aproximadamente un 70%, pero queda mucho por hacer. A pesar de los avances, en 2018 se produjeron en la Europa de los veintisiete más de 3.300 accidentes mortales y 3,1 millones de accidentes no mortales. Cada año mueren más de 200.000 trabajadores por enfermedades relacionadas con el trabajo.[1]
Cada año se registran en España más de un millón de accidentes laborales. Durante 2021, se produjeron 572.448 accidentes con baja laboral, un 17,9% más que el año anterior; de ellos 4.572 clasificados como graves y 705 resultaron mortales.[2]
Las enfermedades laborales son otra de las causas que convierten el trabajo en un lugar peligroso. Durante el pasado año se registraron en España 20.510 partes por enfermedades profesionales, de los cuales 8.314 partes fueron con baja laboral, siendo la duración media de algo más de 110 días.
Ante esta realidad es preciso recordar que el Magisterio Social de la Iglesia enuncia entre los derechos de los trabajadores el derecho «a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral».[3]
Proteger la vida de las personas trabajadoras
Cómo cada 28 de abril, Día Mundial por la Seguridad y la Salud en el Trabajo, la sociedad recuerda la perdida de salud y vidas que se dan en el mundo del trabajo. Como Iglesia nos sumamos a este recuerdo y nos sentimos solidarios de todos aquellos que se empeñan en mejorar las condiciones de vida y de trabajo para erradicar esta lacra. Especialmente nos queremos hacer cercanos a las personas trabajadoras que ven mermada su salud o que pierden su vida en el desempeño de su trabajo.
«Las personas son la verdadera riqueza: sin ellas no hay comunidad de trabajo, ni empresa, ni economía. La seguridad en el trabajo significa salvaguardar los recursos humanos, que tienen un valor inestimable a los ojos de Dios y también a los del verdadero empresario.
Por ello, la legalidad debe entenderse como la protección del máximo patrimonio, que son las personas. Trabajar con seguridad permite a todos expresar lo mejor de sí mismos mientras se ganan el pan de cada día. Cuanto más cuidemos la dignidad del trabajo, más seguros estaremos de que la calidad y la belleza del trabajo realizado aumenten».[4]
En el camino sinodal que recorre la Iglesia, queremos estar junto a los trabajadores y trabajadoras que se empeñan en la dignificación del trabajo, del que el cuidado de la salud y la vida forman parte muy importante[5]. En este caminar juntos es necesario apoyar sus luchas, visibilizando los accidentes y la pérdida de salud que se dan en los lugares de trabajo, a la vez que acompañamos a las víctimas de los accidentes laborales y a aquellos que ven mermada su salud por causas profesionales.
Madrid, 20 de abril de 2022
+ Abilio Martínez Varea: Obispo de Osma-Soria y responsable de la Pastoral del Trabajo. +Antonio Javier Aranda López: Director Departamento de Pastoral del Trabajo. |
[1] Comisión Europea. La salud y la seguridad en el trabajo en un mundo laboral en plena transformación
[2] Ministerio de Trabajo y Economía Social. Estadísticas Accidentes de Trabajo
[3] Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 301
[4] Discurso del Papa Francisco a los miembros de la Asociación Nacional de Constructores de Edificios (ANCE)
¡No más muertes en el trabajo!
Comunicado de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) con motivo de la Jornada Mundial por la Salud y la Seguridad en el Trabajo del 28 de abril
El 28 de abril es la Jornada Mundial por la Salud y la Seguridad en el Trabajo, en reivindicación de la seguridad y salud de los trabajadores y trabajadoras como un derecho humano fundamental. Lamentablemente es una Jornada que pasa casi desapercibida, igual que ocurre con la terrible realidad que denuncia.
Hemos normalizado y vivimos con una enorme indiferencia social lo que es uno de los mayores atentados contra la vida de las personas en nuestro mundo: las malas condiciones de trabajo matan a millones de trabajadoras y trabajadores en accidentes y enfermedades laborales. La HOAC, movimiento de trabajadores y trabajadoras cristianos, agradecemos la nota En defensa de la vida y el trabajo digno, de la Pastoral del Trabajo de la Conferencia Episcopal Española, y queremos llamar la atención sobre esta dramática y terrible realidad.
Los datos son más que elocuentes: cada año mueren en el mundo por accidentes y enfermedades laborales dos millones de personas, una cada diez segundos. Muchas más sufren lesiones graves o enfermedades que dañan profundamente su vida y la de sus familias. En España, en 2021, se produjeron un millón de accidentes laborales, 4.572 de ellos graves, y murieron 705 trabajadores y trabajadoras solo por accidentes laborales, de media dos muertes cada día. No son cifras, son personas y familias a las que las malas condiciones de trabajo han destrozado la vida, les han robado la vida. Muchas más se ven afectadas por enfermedades laborales que también condicionan toda su vida.
Sin medias tintas hay que decir que este es un escándalo intolerable, que no se trata de una fatalidad, de algo inevitable. La inmensa mayoría de esos accidentes y enfermedades, de esas muertes, son perfectamente evitables. No se producirían si se cuidara la vida de las personas en el trabajo, si las condiciones de trabajo fueran dignas, si se tomaran todas las medidas debidas de prevención, si se asumiera de verdad la responsabilidad de proteger lo que es más importante, la salud y la vida de las personas.
Las condiciones precarias de trabajo, los ritmos de trabajo insoportables, las largas jornadas de trabajo, la falta de aplicación de las medidas de prevención adecuadas, la falta de la suficiente formación en seguridad…, en definitiva, la falta de condiciones dignas de trabajo, son causas de los accidentes y enfermedades laborales. Pero en el fondo está el sometimiento del trabajo a la lógica de la rentabilidad, a la obtención de los mayores beneficios posibles a costa de las personas trabajadoras, incluso a costa de su salud, de su vida.
Hemos de acabar con esta situación. Para ello es esencial avanzar en condiciones dignas de trabajo para todas las personas. Todos los avances en mejorar las condiciones laborales y en la aplicación de todas las medidas de prevención son fundamentales y necesitamos seguir avanzando en esa dirección. En ello tienen una grave responsabilidad las empresas (primeras responsables de la seguridad y salud en el trabajo) y los gobiernos (responsables de regular condiciones dignas de trabajo y de que se cumpla estrictamente la legislación en salud y seguridad laboral). Algunos avances se han dado en ese sentido, pero aún nos queda mucho camino por recorrer.
Pero también tenemos una gran responsabilidad el conjunto de la sociedad. Sobre todo en no normalizar esta situación, en no ser indiferentes ante tanta muerte, lesiones, enfermedades evitables. Responsables de ser mucho más exigentes en la protección de la salud y seguridad en el trabajo. La labor que realizan en ese sentido los sindicatos y diversas organizaciones de familiares de víctimas de accidentes y enfermedades laborales, es muy importante y merece todo el reconocimiento y apoyo social. El papel del diálogo social entre empresarios, sindicatos y gobiernos es también fundamental y requiere un nuevo impulso para abordar decididamente este grave problema social.
Como sociedad necesitamos crecer mucho en asumir como propia la defensa de la vida en el trabajo. El trabajo es para la vida y, por ello, las condiciones laborales dignas y las medidas de prevención en los lugares de trabajo son una exigencia ética ineludible y una prioridad absoluta, por encima de cualquier rentabilidad.
Como señala el papa Francisco, el cuidado es esencial para que el trabajo sea digno, comenzando en primer lugar por cuidar a las personas trabajadoras. ¡No más muertes en el trabajo!, es un compromiso social ineludible.
https://www.hoac.es/2022/04/26/no-mas-muertes-en-el-trabajo/