LA
PROFECÍA EN LA IGLESIA,
por José Comblin
Los
profetas se refieren siempre a los pobres y a la camaradería entre la iglesia y
los ricos, los poderosos. Al principio, la iglesia era pobre porque
estaba formada por pobres y apenas algunos ricos estaban en ella. No era necesario que los profetas se
acordasen de los pobres, pero sí lo era que los pobres tuviesen confianza en sí
mismos y mantuviesen su fe ante la sociedad poderosa que los rodeaba.
Cuando la iglesia fue adoptada por
el Imperio Romano, los cristianos encontraron una sociedad
desigual e injusta (como la de hoy). Entonces
surgieron voces proféticas para denunciar la injusticia. Con la disgregación del Imperio Romano,
obispos y monjes asumieron la ayuda a los pobres, bastante numerosos, debido al
desorden social (igual que hoy).
Los
pobres venían a pedir ayuda a casa del obispo o al monasterio, ayuda que
consistía en limosna. A comienzos del siglo
X comienzan a aparecer nuevas ciudades y, dentro de ellas, nacen obras
destinadas a las necesidades de los pobres: hospitales, escuelas, y comedores
populares.
La
Edad Media fue la época de la caridad, debido a la multiplicidad de las obras
de ayuda a los pobres.
Cuando
aparecieron ciudades más grandes, que reunían gran número de trabajadores con
vistas al comercio e inicio de la industria, comienza a manifestarse la
división de clases. Había una clase de
patrones que era dueña de las empresas y herramientas, y la clase de los que
ofrecían su mano de obra.
La
desigualdad empezó a producir movimientos sociales. Los pobres comenzaron a
protestar en diversos lugares en los siglos XI y XII. Las protestas contra la
opresión social venían siempre acompañadas de las protestas contra la jerarquía
y la riqueza del clero. Aparecieron diversos profetas.
En
el siglo XIII la lucha contra la injusticia comienza a ser asumida por los
frailes mendicantes, sobre todo franciscanos y dominicos. Se levantan nuevas voces proféticas en la
iglesia.
Así,
hasta el concilio de Trento crece el grito de los pobres… El fraile Savonarola
fue quemado en la hoguera el 23 de mayo de 1498, en Florencia. El profeta Jan
Huss será quemado por mandato del concilio de Constanza el 6 de julio de 1415.
En
el siglo XVI el movimiento social crece más aún con la conocida como «Guerra de
los campesinos» en Alemania. Se trató de
una revolución de todo un pueblo miserable. El héroe fue Tomas Munzer, que se
adhirió al movimiento protestante. No fue aceptado por Lutero, que convocó a la
nobleza alemana para aplastar el movimiento, y los rebeldes fueron
exterminados… Fue un profeta rechazado tanto por la iglesia católica como por
el movimiento protestante.
Después
del gran cisma, durante el resto del siglo XVI y XVII, se le concedió prioridad
a la guerra santa.
En
América nadie levantaba la voz contra la desaparición de los indios y la
esclavitud de los negros importados de África. Los pobres quedaron callados y
nadie consiguió hablar en su nombre. La religión se volvió puramente cultual.
No miraba a la tierra, sino al cielo. Ya no se realizaron más actos reales de
lucha contra la injusticia, salvo algunos actos simbólicos.
El
pueblo podía cantar el Magníficat maravillosamente, pero su canto no
inspiraba ninguna acción… (José Comblin).
Pasaron
muchas cosa desde entonces (siglos XVIII-XX)… Últimamente llegó el Papa
Francisco. ¿Será un Papa profeta como lo fue el Papa Juan XXIII? ¿Será un
obispo profeta latinoamericano como lo fue Helder Cámara, Oscar Romero…, como
lo es Pere Casaldàliga? Recemos por él, como pide que lo hagamos.
¿Qué
ocurre con la profecía hoy? ¿No existe la injusticia? ¿No hay opresión sobre
los pobres? ¿Estará nuestra iglesia contaminada de tal modo por la ideología
oficial del sistema dominante que no se atreve a hablar, o no se da cuenta de
que podría hacerlo?