El encuentro con nuestra impotencia
puede abrir la puerta del bienestar.
Esta autobiografía nos descubre las cuestiones más palpitantes de nuestras vidas y nos estimula para que cultivemos los valores humanos más liberadores. Christian Bobin Björn Natthiko Lindeblad nos proporciona unas pistas saludables para que nos acerquemos y nos alejarnos de la realidad, nos orienta para que penetremos en nuestro interior y, desde allí, contemplemos y disfrutemos del mundo que nos rodea. Nos hace pensar y reflexionar, sentir y emocionarnos, recrearnos y sufrir, llorar y reír, y, nos sirve para que humanicemos nuestras relaciones con las personas y con las cosas. Es una invitación amable para que leamos, interpretemos, valoremos y disfrutemos con nuestras vidas.
Esta es la conclusión a la que he llegado durante la lectura de esta obra en la que el autor, con sencillez, con claridad y con belleza, nos relata cómo, tras abandonar su profesión de economista, experimentó una profunda y grata sensación de libertad, y cómo, tras sus primeras experiencias de meditación –una senda directa para reencontrarse consigo mismo, con los otros y con las cosas- se hizo monje budista en la selva de Tailandia. Fue allí donde, a pesar de las escasas peripecias, fue descubriendo la importancia vital de la soledad, del silencio, de la luz y, en resumen, cómo existe otra vida escondida, sencilla y hermosa, en la que conocemos la persuasiva dulzura de los días sin gloria y el esplendor abandonado de lo invisible que nos rodea.
Nos explica cómo, a los ocho años en casa de sus abuelos, en una isla en las afueras de Karlskrona, sintió por primera vez “de verdad” que el planeta era su propia casa. Fue entonces cuando advirtió que los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones corporales nos descubren nuestra intimidad y la de nuestro entorno. Paradójicamente se sorprendió cuando comprobó que el encuentro con su propia impotencia era la llave que volvió a abrir la puerta del bienestar, y que la mayor parte del sufrimiento psicológico que experimentamos es “voluntario y autoafligido”.
Importantes y concretos son, a mi juicio, sus análisis sobre, por ejemplo, los hábitos de culpar a los demás de nuestras frustraciones, y la conclusión a la que llega de que “nadie ni nada tienen que cambiar para que seamos y para que actuemos con autenticidad: “Hay un nivel de conciencia humana al que le gusta mucho culpar de todo a los demás”, y aferrarnos a pensamientos que nos atormentan. Me permito invitarles a que, precisamente en estos momentos de agitación, de inseguridades y de temores, lean este libro que nos dibuja diferentes caminos convergentes para salir de los presentes atolladeros.
Esta es la conclusión a la que he llegado durante la lectura de esta obra en la que el autor, con sencillez, con claridad y con belleza, nos relata cómo, tras abandonar su profesión de economista, experimentó una profunda y grata sensación de libertad, y cómo, tras sus primeras experiencias de meditación –una senda directa para reencontrarse consigo mismo, con los otros y con las cosas- se hizo monje budista en la selva de Tailandia. Fue allí donde, a pesar de las escasas peripecias, fue descubriendo la importancia vital de la soledad, del silencio, de la luz y, en resumen, cómo existe otra vida escondida, sencilla y hermosa, en la que conocemos la persuasiva dulzura de los días sin gloria y el esplendor abandonado de lo invisible que nos rodea.
Nos explica cómo, a los ocho años en casa de sus abuelos, en una isla en las afueras de Karlskrona, sintió por primera vez “de verdad” que el planeta era su propia casa. Fue entonces cuando advirtió que los pensamientos, los sentimientos y las sensaciones corporales nos descubren nuestra intimidad y la de nuestro entorno. Paradójicamente se sorprendió cuando comprobó que el encuentro con su propia impotencia era la llave que volvió a abrir la puerta del bienestar, y que la mayor parte del sufrimiento psicológico que experimentamos es “voluntario y autoafligido”.
Importantes y concretos son, a mi juicio, sus análisis sobre, por ejemplo, los hábitos de culpar a los demás de nuestras frustraciones, y la conclusión a la que llega de que “nadie ni nada tienen que cambiar para que seamos y para que actuemos con autenticidad: “Hay un nivel de conciencia humana al que le gusta mucho culpar de todo a los demás”, y aferrarnos a pensamientos que nos atormentan. Me permito invitarles a que, precisamente en estos momentos de agitación, de inseguridades y de temores, lean este libro que nos dibuja diferentes caminos convergentes para salir de los presentes atolladeros.
[Puedo estar equivocado
El camino hacia el verdadero bienestar
Barcelona, Ariel, 2022].
José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.
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