34º Domingo del Tiempo Ordinario C
Queridos hermanos y hermanas:
Jesucristo, rey del Universo.
Esta es una fiesta reservada
a pecadores redimidos,
como Dimas, “el buen ladrón”.
Solo quienes como él
experimentan la dicha
de la redención,
de la liberación,
de la luz,
del perdón,
de la curación,
de la resurrección,
podrán aclamar
con todo el ser
a quien es para ellos
su rey salvador.
Esta es una fiesta reservada
a pequeños y humildes,
a quienes nada
les queda en herencia
salvo Dios.
Un abrazo en Cristo Obrero,
¡hasta mañana en el altar!
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria.
Del evangelio según
san Lucas 23,35-43.
«Éste no ha hecho nada
malo».
La imagen de Jesús clavado en la Cruz,
despojado, perdonando, ofreciendo vida,
es la desacralización de todo
menos del amor y de la vida.
Jesús, rey del universo,
muerto en la cruz,
nos interpela hoy.
¿Mi
vida está construyéndose
sobre ese señorío
amoroso y total de Dios?
¿Cómo construyo el Reino
en lo cotidiano de mi vida?
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JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
34ª Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo
‘C’)
Del 20 al 26 de noviembre de 2022.
Jesucristo, Rey del Universo
20 de noviembre de 2022.
Solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
A él el poder, la gloria y la majestad para
siempre,
por los siglos de los siglos
(elog. del Martirologio Romano).
En la fiesta de hoy contemplamos el misterio del reino de Dios,
que alcanzará su plenitud al fin de los tiempos (cf. 1ª orac.). La unción de David como rey de Israel (1ª
lect.) ya anunciaba a Cristo glorioso y resucitado como Rey del universo,
ungido por el Espíritu Santo con el óleo de la alegría (cf. Pf.). Para alcanzar esa plenitud del reino de Dios
que esperamos, tenemos que vivir con el Señor el misterio de la cruz, donde Él
reina coronado de espinas. En la cruz
Cristo consumó el misterio de la redención humana y sometió a su poder la
creación entera (cf. Pf.). Y, como el
buen ladrón (Ev.), tenemos que pedir todos los días: «Jesús, acuérdate de mí
cuando llegues a tu reino». La
eucaristía es siempre la prenda del reino futuro que esperamos alcanzar,
obedeciendo los mandatos de Cristo, Rey del universo (cf. orac. después de la
comunión).
- 2ª Samuel 5,1-3: Ungieron a David como rey de Israel.
- Salmo 121. R./: Vamos alegres a la
casa del Señor.
- Colosenses 1,12-20: Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.
Del Evangelio de san
Lucas 23,35-43.
“Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”.
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: -"Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo". Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: -"Éste es el rey de los judíos". Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: -"¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros". Pero el otro decía: -"Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino". Jesús le respondió: -"Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso".
COMENTARIO
El reino de Jesús es un reino de Paz, de Justicia, de Verdad y está "dentro de cada persona de buena voluntad". La posesión plena de ese reino se alcanza cuando se obra con amor y caridad. Para tener una plaza en el reino del Señor, solamente tendremos que "sufrir" la prueba del amor: Al final nos examinarán en el amor". Hasta el ladrón crucificado al lado de Jesús alcanzó a entrar al reino de Dios porque manifestó su fe y su amor al Señor: "Acuérdate de mí cuando estés en tu Reino". Es interesante saber si cada uno de nosotros está dentro de las "fronteras" del Reino de Cristo o está fuera de ellas. Todo depende del amor que anide en nuestro corazón y del compromiso cristiano que tengamos con la Buena Noticia de Jesús.
ORACIÓN
Por anunciar el reino, rebelde lo llamaron, por defender la vida, a muerte te condenamos, por vivir siempre libre, te crucificamos. Muéstrate propició a tu pueblo Señor y darnos tu ayuda a cuantos queremos vivir construyendo tu reino para que sepamos ver a los hombres-mujeres como hijos tuyos y hermanos nuestros para que sepamos construir tu reino de vida y verdad, tu reino de justicia y paz, tu reino de gracia y amor. Haz Señor que escuchemos también nosotros tu promesa: "Estarás conmigo en el paraíso". Haz Señor que escuchemos también nosotros tu promesa: "Estarás conmigo en el paraíso".
Lunes de
la 34º del Tiempo Ordinario.La Presentación de la Santísima Virgen María.21 de noviembre de 2022.
Del Evangelio de san
Lucas 21,1-4.
“Vio una viuda pobre que echaba dos reales”.
Alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: -“Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra; pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
COMENTARIO
Para Jesús el dinero y la riqueza son una espada de doble filo, cuya bondad o maldad depende de su uso. El dinero y los bienes nos son necesarios para vivir, es cierto pero no son la fuente de la vida ni está en ellos la clave y el secreto de ser persona. Solamente el que ama y vive en solidaridad y apertura a los demás, dándose a Dios y al hermano, tiene vida auténtica y, en definitiva, es feliz porque entiende la vida con sabiduría. Pon tu confianza en Dios, fuente de vida y no en los bienes materiales.
ORACIÓN
Loado seas Señor, por la vida que nos das, por el gozo de experimentar el regalo de tu misericordia, por la maravilla de tu amor, por el gozo de tu creación. Loado seas, Señor. FUENTE DE VIDA. Loado seas por Jesús, tu Hijo resucitado. Alabado seas por los hermanos y hermanas que saben regalarse a los demás, por los que saben compartir sus bienes; por los que se desprenden a favor del hermano, incluso de lo necesario. Dame Señor un corazón generoso que sepa alabarte y poner toda su confianza en Ti.
Del Evangelio de san
Lucas 21,5-11.
“No quedará
piedra sobre piedra”.
Dijo Jesús: -“Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: ‘Yo soy’, o bien: ‘El momento final está cerca’, no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida”. Luego les dijo: -“Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo”.
COMENTARIO
El mensaje evangélico de hoy recuerda al hombre-mujer su condición caduca, pero no para hundirlo en la desesperanza, sino para invitarlo a una conversión personal, alentando así la esperanza de una transformación total y gloriosa, tanto del propio hombre-mujer con sus limitaciones como el mundo con las suyas. No tengáis pánico, no prestéis atención a los falsos profetas y los futuros agoreros del fin. Porque el fin no es la destrucción o la guerra sino la salvación.
ORACIÓN
Dios mío sólo Tú eres, mi sentido, mi gozo, mi libertad, mi esperanza. Hoy mi corazón está contigo, Padre, escuchando la palabra de tu Hijo que me dice: ¡No temas! ¡Ten valor! ¡Yo estoy contigo! No temas, porque ni siquiera la guerra o la destrucción material es el final… no temas el final del creyente es la Vida, la plenitud, la salvación. Te escucho Señor que hoy me dices: No temas al que anuncia una vida encerrada en lo material o en el vacío… porque el final es la plenitud del amor y de la vida. Que así sea.
Del Evangelio de san
Lucas 21,12-19.
“Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá”.
Dijo
Jesús a sus discípulos: -"Os echarán mano, os perseguirán, estregándoos a
las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores
por causa mía. Así tendréis ocasión de
dar testimonio. Yo os daré palabras y
sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario
vuestro. Y hasta vuestros padres, y
parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de
vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia
salvaréis vuestras almas".
COMENTARIO
Jesús
nos ha dicho que la victoria de la Iglesia es segura porque Dios está con ella.
Y acaba diciendo que es una victoria
dura y difícil. La persecución por causa
de la fe será indudable. Pero también
nos asegura que el Espíritu Santo nos acompañará con su fuerza para que
salgamos victoriosos en nuestras luchas y dificultades. Es una invitación a no dejarnos llevar por el
miedo sino a vivir la esperanza de la nueva vida. Dios hará un cielo nuevo y una tierra nueva
en donde tenga morada la bondad, la paz y la justicia.
ORACIÓN
Quiero Señor que mi vida sea una entera alabanza a Tu inquebrantable ternura. No admiraré las bravuconadas de los que creyeron hacer de su orgullo un camino de poder y de fuerza. Enmudecerán al ver que mi alegría no es la del dinero o la fuerza sino que se enraíza en Ti y en tu amor que nos envuelve. Quiero cantar la alegría de confiar en Ti porque Tú me garantizas que ni un cabello de mi cabeza perecerá.
Del Evangelio de san
Lucas 21,20-28.
hasta que alcancen su plenitud
los tiempos de los gentiles”.
Dijo Jesús: -“Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.
COMENTARIO
ORACIÓN
Señor Jesús, eres luz para mi camino, eres el Salvador que yo espero. Creo en ti Jesús; creo que Tú eres la defensa de mi vida. ¿Quién me hará temblar? Una cosa te pido Señor, vivir unido a Ti, tenerte siempre conmigo y alegrarme de Tu amistad. Aunque tiemble la tierra, aunque todo parezca hundirse en mi entorno, yo confío en Ti y sé por tu palabra que cuando todo falle, es el signo de que empieza un mundo nuevo, sé que entonces debo alzar la cabeza porque se acerca mi liberación. Gracias Señor.
Del Evangelio de san
Lucas 21,29-33.
“Cuando veáis que suceden estas cosas,
sabed que está cerca el Reino de Dios”.
Puso
Jesús una comparación a sus discípulos: -“Fijaos en la higuera o en cualquier
árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está
cerca. Pues cuando veáis que suceden
estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios. Os aseguro que, antes que pase esta
generación, todo eso se cumplirá. El
cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán”.
COMENTARIO
En
medio de la increencia que nos rodea, no es fácil percibir las señales de las
continuas venidas del Señor, que tienen lugar con frecuencia por caminos
insospechados e incluso desconcertantes.
Por eso: Oración, vigilancia y discernimiento deben ir unidos. Los valores del reino de Dios, no se captan
sino estando en sintonía con el Señor. Desgraciadamente,
los criterios mundanos se interfieren de continuo y nos impiden ver más
claramente que el Reino de Dios está cerca.
ORACIÓN
Concédenos Señor, mirar a los pobres y ver en ellos signos de tu Reino; mirar la bondad de los hombres y mujeres y descubrir la cercanía de tu reino. Danos una mirada limpia, para que viendo tanta injusticia y guerra exclamemos: Esto no puede ser venga Señor tu Reino. Que viendo la persecución de los creyentes, recordemos el gesto de Jesús crucificado y esperemos confiados la resurrección gloriosa, la plenitud de tu Reino. Amén.
Del Evangelio de san
Lucas 21,34-36.
“Estad
siempre despiertos, para escapar de todo lo que está por venir”.
Dijo Jesús a sus discípulos: -“Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”.
COMENTARIO
Jesús nos alerta contra el endurecimiento del corazón, que nos lleva a vivir como si Dios no existiera y como si nunca nos fuéramos a encontrarnos con Él para siempre. Para Jesús, el corazón se endurece con los vicios (que son malos), y también con las preocupaciones de la vida (que son de suyo buenas) pero que pueden llegar a reemplazar en nosotros la preocupación primera por seguirlo. Jesús vuelve a insistirnos que sólo la oración constante es capaz de mantener nuestro corazón abierto y fiel.
ORACIÓN
Señor: A la sombra de la velocidad, las prisas y el anhelo vacío de rentabilidad y eficacia, danos la luz serena de quien se encuentra con tus brazos abiertos. A la sombra de los políticos que piensan que a los pobres les encanta comer promesas, danos una mesa donde no falten ni el pan caliente ni el trabajo digno. A la sombra de un futuro que planea excluir a tantos, haznos avivar la luz de un futuro que a todos nos incluya, sin que sobre nadie. A la sombra de un mundo que parece vivir como si Dios no existiese danos una fe vigilante para esperar en pie la venida gloriosa de Cristo.
LECTURA DE LA PALABRA
EN CLIMA DE ORACIÓN
1. Hago silencio, exterior e interior.
Estoy
en la presencia del Señor
Contemplo a Dios que me quiere, me acoge, me escucha, me habla.
2. Petición:
«Humildemente te pido, a ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, que, meditando fielmente tu Palabra, viva siempre en tu claridad. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».
3. Palabra de Dios:
Leo tranquila y detenidamente el texto evangélico para hoy, en comunión con toda la Iglesia. Me fijo bien en todos los detalles.
4. Ante la Palabra leída:
Ø
¿Qué dice este
texto? (Lectura
honda: circunstancias, actitudes…).
Ø ¿Qué me dice a mí, personalmente? (Meditación).
Ø Desde esto, ¿qué te digo yo ahora, Señor? (Oración).
Ø
¡Quiero identificarme
contigo, Señor!. ¿Qué hacer?.
(Contemplación, iluminación de mi vida concreta).
5. Oración:
Hay una oración-reflexión propia de cada día, como inicio de respuesta
al texto evangélico. Al final puede
añadirse la siguiente:
«Gracias, Señor, por tu presencia y tu cercanía en este rato de oración; y por la luz y la fuerza que me has dado. Ayúdame a vivir según tu voluntad y sirviendo siempre a mis hermanos/as. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor».