15º Domingo del Tiempo Ordinario (15 julio 2018)
Reconozcamos nuestra fragilidad pero dejemos que Jesús la tome con sus manos y nos lance a la misión. Somos frágiles, pero portadores de un tesoro que nos hace grandes y que puede hacer más buenos y felices a quienes lo reciban. La audacia y el coraje apostólico son constitutivos de la misión (GE 131).
San Marcos 6,7-13:
«Los fue enviando»