33º Domingo del Tiempo Ordinario C
Queridos hermanos y hermanas:
El evangelio de hoy
es una llamada
a la esperanza cristiana,
que desacraliza la realidad,
pero fiada en la Palabra
y el Amor de Dios
sabe que la vida
merece la pena,
y que la historia humana
tiene sentido.
Un sentido que
estamos llamados
a recuperar.
Es el trabajo
perseverante y tenaz
de los que se saben
amados por Dios siempre
y en toda circunstancia
el que abre un porvenir
de vida y salvación:
El porvenir de Dios,
el del Reino
cuya venida pedimos
al tiempo que vamos
haciendo su voluntad.
¡Hasta mañana en el altar!
Fernando Carlos Díaz Abajo
Consiliario General HOAC, y
Mª Ángeles Bayo Valderrama
Responsable de Organización
y Vida comunitaria.
Del evangelio según
san Lucas 21, 5-19.
«Con vuestra perseverancia
salvareis vuestras almas».
El evangelio de hoy es una advertencia
a quienes esperan impacientes la vuelta del Señor,
confrontándolos con el tiempo del testimonio
que ha de vivir la comunidad cristiana.
Es una advertencia para no perder el contacto
con la realidad histórica y cotidiana
de injusticia y deshumanización.
¿Cómo
ir haciendo
el discernimiento
que necesito
de la realidad
que vivo?
¿Cómo vivir
en la esperanza
y ser profeta
de esperanza?
¿Con qué prácticas
personales y
comunitarias?
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33ª Semana del Tiempo Ordinario (Ciclo ‘C’)
Del 13 al 19 de noviembre de 2022.
La liturgia de la Palabra hoy nos orienta hacia el juicio de
Dios, especialmente el final y definitivo.
La irrevocable sentencia se describe como un fuego devorador para todos
los que hayan cometido injusticia y, por el contrario, como sol de justicia
para los que hayan dado el verdadero culto a Dios (cf. 1ª lect.). En ese contexto, se sitúa como elemento de
fondo la destrucción del templo de Jerusalén (Ev.). Jerusalén era el símbolo de la religión y de
las instituciones del Antiguo Testamento. La profecía indica la superación del viejo
mundo y de la Antigua Alianza y la inauguración de un orden nuevo y de una
Nueva Alianza. El preanuncio de guerras,
revoluciones y cataclismos cósmicos y de persecuciones describe de manera
expresiva la maduración difícil y sufrida del reino de Dios, destinado a
alcanzar, al fin, su plenitud.
- Malaquías 3,19-20a: A vosotros os iluminará un sol de justicia.
- Salmo 97: R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
- 2ª Tesalonicenses 3,7-12: Si alguno no quiere trabajar, que no coma.
Del Evangelio de san
Lucas 21,5-19.
“Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”.
Algunos ponderaban la belleza del templo y Jesús les dijo: -"Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: -"Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?". Él contesto: -"Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: ‘Yo soy’, o bien: ‘El momento está cerca; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida’. Ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas".
COMENTARIO
La destrucción del templo judío, dará paso al nacimiento de la Iglesia. La destrucción del mundo, envejecido por el pecado, la guerra y la injusticia, dará paso al cielo nuevo y tierra nueva donde reinará la justicia y la paz. Por eso, el Evangelio de hoy que nos habla de destrucción, "es un Evangelio de vida". Es como una invitación a no dejarnos llevar por el miedo a la destrucción sino a vivir la esperanza de la nueva vida. Jesús nos insiste en que solamente quien "persevere en su fe", alcanzará la vida. Por ello, no nos intranquilicemos por anuncios extraños o sorprendentes. Aunque no sepamos el día ni la hora, estamos seguros que sucederá. Porque Dios hará un cielo nuevo y una tierra nueva en donde tenga morada la bondad, la paz y la justicia que parece que han desaparecido de nuestro mundo actual.
ORACIÓN
Bendito seas, Dios que amas a los hombres-mujeres. En tu Hijo hemos muerto al pecado, y ahora vivimos para Ti; en Él se ha esfumado nuestro viejo mundo y de nuestras ruinas nos resucitarás a una tierra nueva. En nuestros caminos tenebrosos Tú vienes, Señor y Dios nuestro, a nuestro encuentro. Oye la confesión de nuestra debilidad, transfigura nuestro rostro en claridad, nuestro tiempo en eternidad, levantamos para que emprendamos de nuevo la marcha y condúcenos a la luz de los siglos sin fin. Amén. Bendito seas, Dios que amas a los hombres y mujeres y nos resucitarás a una tierra nueva.
Del Evangelio de san
Lucas 18,35-43.
“¿Qué quieres que haga por ti? Señor, que vea otra ve”.
Había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente preguntó qué era aquello y le dijeron: -“Pasa Jesús Nazareno”. Entonces gritó: -“¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!”. Jesús se paró, mandó que se lo trajeran y le preguntó. –“¿Qué quieres que haga por ti?”. Él dijo: -"Señor, que vea otra vez". Jesús le contestó: -"Recobra la vista, tu fe te ha curado". Recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
COMENTARIO
El ciego del evangelio de hoy, nos ayuda a comprender el proceso que va de la promoción humana a la conversión a Cristo. La primera comunidad cristiana vio en este relato el esquema básico de una catequesis bautismal o de iniciación a la fe. La fe equivale a estrenar ojos nuevos, como Bartimeo, para ver la vida, el mundo, las personas y las cosas desde Dios, para iluminar y dar sentido a la existencia individual y comunitaria, para entender la realidad personal, familiar y social, incluso cuando no se les vería ya sentido ni valor alguno.
ORACIÓN
Ayúdame Señor Jesús a presentir la presencia de Dios en los acontecimientos de la vida. Ayúdame a vencer los obstáculos del mundo que me rodea y que quiere silenciar todo lo que me habla de Dios. Que despojándome del hombre viejo pueda acercarme a ti Jesús, tener la visión nueva de la fe, seguirte como testigo de tu Reino glorificando a Dios. Señor, ten compasión de mí. Señor que vea, que vea tu amor en mi vida.
Del Evangelio de san
Lucas 19,1-10.
“El Hijo
del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
Zaqueo,
jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente
se lo impedía, porque era bajo de estatura. Se subió en una higuera para verlo. Jesús, levantó los ojos y dijo: -“Zaqueo,
baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: -“Mira,
la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he
aprovechado, le restituiré cuatro veces más”.
Jesús le contestó: -“Hoy ha sido la salvación de esta casa; porque el
Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.
COMENTARIO
Jesús
buscó la conversión de todos, y trajo un mensaje de liberación para ricos y
pobres. Compartir la riqueza, utilizarla
como instrumento abierto a la justicia y a la fraternidad fue el camino que
propuso Jesús a Zaqueo. O lo que es lo
mismo: Conversión a la fidelidad para con Dios y con los hombres-mujeres. Para recorrer este camino es preciso buscar
el encuentro con Jesús, alojarlo en nuestra casa… solo así nuestra conversión
nos llenará de la alegría de la salvación.
ORACIÓN
Líbrame Señor de la riqueza injusta, de aprovecharme de los indefensos. Levántame de mi baja estatura moral. Señor Jesús; pon en mí tu mirada. Hospédate en mi casa. Haz que mi encuentro contigo me transforme y sepa compartir mis bienes con los pobres. Tú Señor que has venido a buscar y salvar lo que estaba perdido, sálvame de la ambición del dinero y dame la salvación eterna. María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes: A ti confío la causa de la vida.
Del Evangelio de san
Lucas 19,11-28.
“¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?”.
Un
hombre noble llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro,
diciéndoles: -“Negociad mientras vuelvo”.
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados. El primero se presentó y dijo: -“Señor, tu
onza ha producido diez”. Él le contestó:
-“Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia,
tendrás autoridad sobre diez ciudades”. Otro
llegó y dijo: -“Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo”. Él le contestó: -“¿Por qué no pusiste mi
dinero en el banco?”. Entonces dijo a
los presentes: -“Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez”. Os digo: -“Al que tiene se le dará, pero al
que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”.
COMENTARIO
Jesús
nos enseña que todo lo válido que hay en nosotros es recibido, y que la
diferencia entre los hombres-mujeres no se da en primer lugar, por la cantidad
de onzas que tienen unos y otros, sino por la fidelidad en poner al servicio de
los demás, lo poco o mucho recibido. Dios
empieza siempre dándonos y ofreciéndonos sus dones gratuitamente: Amor,
amistad, gracia. Lo que pide de nosotros
es una respuesta de hijos. Se trata de
la productividad de los dones de Dios al servicio de su Reino.
ORACIÓN
Señor: No te pido que cada amanecer sea radiante, ni que el sol brille siempre en mi camino. Te pido que, aunque haya nubes que me cubran, mi fe haga de hoy un día soleado. No te pido continuas alegrías en el camino que han de abrir mis pies. Sólo te pido gozar del contento que tu amor ha esparcido hoy a mi paso. Sólo te pido Señor coraje para poner los dones que me has dado al servicio de tu Reino. Solo te pido Señor, cuando te devuelva los dones que me has dado, que me des un abrazo. Amén.
Del Evangelio de san
Lucas 19,41-44.
“¡Si comprendieras lo que
conduce a la paz!”.
Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: -"¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!. Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida".
COMENTARIO
ORACIÓN
Señor, no te apartes de nosotros, pues somos pecadores. Dios de los pecadores, de los que no hemos sabido reconocer el momento de tu venida; Dios de los indiferentes, ante el anuncio de lo que conduce a la paz, ten piedad de nosotros. Líbranos de la fuerza orgullosa, de la seducción de la riqueza. Haznos seres desarmados, ante tus lágrimas Señor, porque viendo como vivimos hoy también da ganas de llorar. Concédenos creer en la potencia de tu amor. Amén.
Del Evangelio de san
Lucas 19,45-48.
“Habéis convertido la casa de
Dios en una «cueva de bandidos»”.
Entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: -“Escrito está: Mi casa es casa de oración; pero vosotros la habéis convertido en una cueva de bandidos”. Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
COMENTARIO
Los mercaderes utilizaban el templo para hacer sus negocios: eso les daba más prestigio y una cierta “legitimación religiosa”. Con su enérgica actitud, Jesús rechaza unir dinero y culto. El culto verdadero, la auténtica religión y adoración, es una respuesta de fe a la revelación de Dios que se celebra en el templo y se vive en la vida, y las realidades mundanas. La religión completa, en espíritu y en verdad, es el culto de la vida entera, vivida con absoluta fidelidad a la voluntad de Dios y en solidaridad con los hermanos.
ORACIÓN
Señor Jesús: Nos preocupa la limpieza y autenticidad de nuestras misas. La verdad profunda de tu última cena fue tu amor a todos hasta la muerte. Nosotros reducimos muchas veces esto a rutina, ceremonias y rezos. Gracias, porque tu Palabra nos espolea para que soplemos sobre las cenizas de nuestra mortecina fe y se vean brillar las brasas ocultas de tu Espíritu. A Ti venimos para ofrecerte en cada eucaristía nuestros escasos pero sinceros esfuerzos. ¡Venga a nosotros tu reino, Señor!.
Del Evangelio de san
Lucas 20,27-40.
“No es Dios de muertos, sino de vivos”.
Se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección. Jesús les dijo: -“En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección. Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor ‘Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob’. No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos están vivos”.
COMENTARIO
La vida futura de los resucitados es una vida transfigurada (“son hijos de Dios”) y vivida en presencia de Dios (“como ángeles”); se trata de una vida nueva donde, no existiendo la muerte, los hombres y mujeres no se casarán, y las relaciones humanas serán elevadas a un nivel en el que dejarán de tener vigencia las limitaciones inherentes a la creación presente. La resurrección no es una mera continuidad de esta vida. Para Jesús no tiene sentido una religión de muertos. El Dios cristiano no es un Dios de muertos sino de vivos. Nuestro Dios es Dios de vida. Y las promesas de Dios son siempre ofrecimiento de vida.
ORACIÓN
Dios de la vida, ven Jesús, a vivir y a reinar en nosotros. Que tu vida se exprese en nuestra vida, para vivir tan sólo para Ti. Señor, danos parte en tus misterios, para que te podamos imitar. Tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar anunciando una vida nueva y plena que nos ofreces en la resurrección. Danos anunciar, con firmeza y amor, a los hombres-mujeres de nuestro tiempo, el Evangelio de la vida. Anunciar al Dios de la vida. Amén.