DOMINGO VIGESIMOCUARTO
DEL TIEMPO ORDINARIO
(12 de septiembre de 2021)
Introducción: La encuesta del Mesías.
Jesús va caminando con sus discípulos tranquilamente, sin prisas, como unos amigos que aprovechan la ocasión para hablar de sus cosas. Y Jesús en aquellas circunstancias hace una especie de encuesta a responder por los suyos: ¿Qué dice la gente de Él? ¿qué se habla de su persona? Curiosamente las respuestas coinciden en algo: Jesús es una persona que huele al otro mundo: Juan el Bautista, a quién Herodes le cortó la cabeza; Elías, que fue arrebatado de la tierra en un carro de fuego; uno de los antiguos profetas, resucitado. Si hiciéramos hoy esta misma encuesta las respuestas no irían por ese camino, más bien hablarían de una imagen material, a la que adoran los cristianos. Y termina la encuesta con una pregunta en directo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Nos veríamos un poco apretados para contestar, porque la idea que tenemos de Jesús no corresponde con la persona con quién nos relacionamos: a Jesús lo ponemos en lo más alto, pero nuestras relaciones con él son casi siempre muy pobres.
1. Lo que Pedro piensa de Cristo.
Pero vayamos a la respuesta de Pedro. “Tú eres el Mesías”. Pedro, que había sido testigo de muchos gestos del poder misericordioso de Jesús, está ya convencido de la mesianidad de su maestro. Pero, ¿qué entendería Pedro por mesías? Jesús no está muy seguro de que estuviera muy cerca de la verdad, porque lo primero que hace es prohibirle decírselo a nadie, es decir, no divulgar su aserto. Y después le da una lección de lo que significa la palabra que Pedro ha empleado, y lo hace anunciando solemnemente su pasión y muerte: el Mesías no es alguien que ostente un gran poder regio, es alguien que tendrá que sufrir y morir para dar la vida a muchos. La reacción de Pedro denuncia lo equivocado que estaba: lo coge por la solapa y le suelta a bocajarro: “¡¡¡Eso no puede pasar!!! Jesús le llama Satanás, porque está haciendo de tentador a su persona, ¡como en la cuarentena del desierto!
2. La suerte de Jesús es la herencia de los cristianos.
Y Jesús no se queda ahí. Aclara que no sólo Él padecerá, sino que esa es la suerte que le espera a los que quieran seguirlo. Porque Jesús se ve arrollado por la multitud que va detrás de Él, pero ¿sabe esa gente lo que hace? Él se lo quiere aclarar: ir con Él no es para saciar el hambre como el día de la multiplicación de los panes, sino para olvidarse del propio beneficio y cargar sobre los hombros la misma cruz con la que Él va a ser crucificado. No para salvar la vida, sino para entregarla por la difusión del Evangelio. Esta lección la han aprendido pocos cristianos, que piensan más en una vida eterna feliz que en ganársela a pulso. Y es que el misterio pascual que celebramos tiene dos partes íntimamente unidas: la muerte y la resurrección; querer gozar de la resurrección sin pasar por el sufrimiento y la muerte es querer engañarse. Y no saquemos de aquí que la religión es una cosa triste, porque la intimidad con Dios es la mayor alegría de la que podemos gozar en esta vida.
Conclusión: Comulgando con su muerte y con su resurrección.
Precisamente Jesús nos dejó la Eucaristía para que, uniéndonos a su pasión por la comunión de su cuerpo y de su sangre, llevemos a la vida lo que celebramos en el templo. Eso sí, con la firme esperanza de una vida eterna y gloriosa. Como la que disfruta Él después de su resurrección de entre los muertos. No nos deja en herencia sólo su muerte, sino también su gloria. Y de esta gloria es prenda el pan de vida con que nos alimentamos.
Jesús va caminando con sus discípulos tranquilamente, sin prisas, como unos amigos que aprovechan la ocasión para hablar de sus cosas. Y Jesús en aquellas circunstancias hace una especie de encuesta a responder por los suyos: ¿Qué dice la gente de Él? ¿qué se habla de su persona? Curiosamente las respuestas coinciden en algo: Jesús es una persona que huele al otro mundo: Juan el Bautista, a quién Herodes le cortó la cabeza; Elías, que fue arrebatado de la tierra en un carro de fuego; uno de los antiguos profetas, resucitado. Si hiciéramos hoy esta misma encuesta las respuestas no irían por ese camino, más bien hablarían de una imagen material, a la que adoran los cristianos. Y termina la encuesta con una pregunta en directo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Nos veríamos un poco apretados para contestar, porque la idea que tenemos de Jesús no corresponde con la persona con quién nos relacionamos: a Jesús lo ponemos en lo más alto, pero nuestras relaciones con él son casi siempre muy pobres.
1. Lo que Pedro piensa de Cristo.
Pero vayamos a la respuesta de Pedro. “Tú eres el Mesías”. Pedro, que había sido testigo de muchos gestos del poder misericordioso de Jesús, está ya convencido de la mesianidad de su maestro. Pero, ¿qué entendería Pedro por mesías? Jesús no está muy seguro de que estuviera muy cerca de la verdad, porque lo primero que hace es prohibirle decírselo a nadie, es decir, no divulgar su aserto. Y después le da una lección de lo que significa la palabra que Pedro ha empleado, y lo hace anunciando solemnemente su pasión y muerte: el Mesías no es alguien que ostente un gran poder regio, es alguien que tendrá que sufrir y morir para dar la vida a muchos. La reacción de Pedro denuncia lo equivocado que estaba: lo coge por la solapa y le suelta a bocajarro: “¡¡¡Eso no puede pasar!!! Jesús le llama Satanás, porque está haciendo de tentador a su persona, ¡como en la cuarentena del desierto!
2. La suerte de Jesús es la herencia de los cristianos.
Y Jesús no se queda ahí. Aclara que no sólo Él padecerá, sino que esa es la suerte que le espera a los que quieran seguirlo. Porque Jesús se ve arrollado por la multitud que va detrás de Él, pero ¿sabe esa gente lo que hace? Él se lo quiere aclarar: ir con Él no es para saciar el hambre como el día de la multiplicación de los panes, sino para olvidarse del propio beneficio y cargar sobre los hombros la misma cruz con la que Él va a ser crucificado. No para salvar la vida, sino para entregarla por la difusión del Evangelio. Esta lección la han aprendido pocos cristianos, que piensan más en una vida eterna feliz que en ganársela a pulso. Y es que el misterio pascual que celebramos tiene dos partes íntimamente unidas: la muerte y la resurrección; querer gozar de la resurrección sin pasar por el sufrimiento y la muerte es querer engañarse. Y no saquemos de aquí que la religión es una cosa triste, porque la intimidad con Dios es la mayor alegría de la que podemos gozar en esta vida.
Conclusión: Comulgando con su muerte y con su resurrección.
Precisamente Jesús nos dejó la Eucaristía para que, uniéndonos a su pasión por la comunión de su cuerpo y de su sangre, llevemos a la vida lo que celebramos en el templo. Eso sí, con la firme esperanza de una vida eterna y gloriosa. Como la que disfruta Él después de su resurrección de entre los muertos. No nos deja en herencia sólo su muerte, sino también su gloria. Y de esta gloria es prenda el pan de vida con que nos alimentamos.
Antonio Troya Magallanes, nace en San Fernando (Cádiz), el 28 de diciembre del año 1927, un cura al que a muchos nos ha alegrado conocer y a los que a muchos nos ha dejado una gran huella de humanidad. Fiel defensor del Concilio Vaticano II, su labor pastoral y su compromiso evangélico y social chocó con una sociedad autoritaria y caciquil.
PARA VER HOMILIAS ANTERIORES DE ANTONIO TROYA MAGALLANES, PULSAR »AQUÍ«
PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE ANTONIO TROYA MAGALLANES, ‘PULSAR’ O ‘SELECCIONAR’ LOS SIGUIENTES ENLACES:
Antonio Troya Magallanes, su perfil como sacerdote a través de sus homilías:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6299157.pdf
Antonio Troya Magallanes, nombrado “hijo adoptivo de Puerto Real”:
https://www.puertorealhoy.es/antonio-troya-maruja-mey-seran-nombrados-nuevos-hijos-adoptivos-puerto-real
Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
http://www.obispadocadizyceuta.es/wp-content/uploads/2003/07/BOO2541-Julio-Agosto-2003.pdf
PARA VER HOMILIAS ANTERIORES DE ANTONIO TROYA MAGALLANES, PULSAR »AQUÍ«
PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE ANTONIO TROYA MAGALLANES, ‘PULSAR’ O ‘SELECCIONAR’ LOS SIGUIENTES ENLACES:
Antonio Troya Magallanes, su perfil como sacerdote a través de sus homilías:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6299157.pdf
Antonio Troya Magallanes, nombrado “hijo adoptivo de Puerto Real”:
https://www.puertorealhoy.es/antonio-troya-maruja-mey-seran-nombrados-nuevos-hijos-adoptivos-puerto-real
Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
http://www.obispadocadizyceuta.es/wp-content/uploads/2003/07/BOO2541-Julio-Agosto-2003.pdf