2º Domingo de Pascua (8 de abril)
Hermanas y hermanos: ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!
Feliz Pascua de Resurrección a todos. En la trayectoria de los discípulos podemos reconocer nuestra propia experiencia personal y comunitaria. Desde esa experiencia podemos sentir que necesitamos aún encontrarnos con el Resucitado, y ser capaces de abrirnos a ese encuentro. Desde esa experiencia nos sentiremos invitados a tocar las heridas del Resucitado en tantos hermanos y hermanas heridas hoy. Desde esa experiencia nos volveremos a sentir llamados, enviados, a ser testigos; volveremos a sentir el soplo del Espíritu sobre nosotros; nos volveremos a sentir misión.
San Juan 20,19-31:
«Señor mío, y Dios mío»
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