3er Domingo de Adviento (13 de diciembre de 2020)
Nos hace falta reconocer
la tentación que nos circunda
de desentendernos de los demás;
especialmente de los más débiles.
Digámoslo,
hemos crecido
en muchos aspectos,
aunque somos
analfabetos
en acompañar,
cuidar y sostener
a los más frágiles y débiles
de nuestras sociedades
desarrolladas.
Nos acostumbramos
a mirar para el costado,
a pasar de lado,
a ignorar las situaciones
hasta que estas nos golpean
directamente (FT 64).
San
Juan 1,6-8.19-28.-
«Voz que grita en el desierto».
La
Palabra de Dios
nos pone hoy frente
a nuestro quehacer,
a nuestro actuar.
¿Qué has de cambiar en
tu proyecto de vida para que
vayas viviendo una vida
de mayor encuentro y amor
con los empobrecidos?
¿Cómo avanzar en
tu vivencia del amor social,
de la caridad política?
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«ORAR CON LA IGLESIA»
La
alegría ante la proximidad de la Navidad es característica propia de la
liturgia de este domingo: «Alegraos siempre en el Señor; os lo repito,
alegraos. El Señor está cerca» (ant. de
entrada y 2 lect.). La 1 lect. nos
presenta el gozo del profeta Isaías ungido por el Espíritu del Señor para
anunciar la Buena Noticia de la salvación, lo que alcanzará su plenitud en
Jesucristo. Como Juan el Bautista,
seamos testigos de su presencia entre nosotros saliendo a su encuentro en su
Palabra y en los sacramentos, y en los hermanos (cf. Ev.). El sal. resp. nos ayuda a unirnos hoy a la alegría
de la Madre de Jesús, que espera su nacimiento.
Del Evangelio según
san Juan 1,6-8.19-28.
“En medio de vosotros hay uno que no conocéis”.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: Éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan: -"Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia".
COMENTARIO
Juan Bautista no se arroga falsas identidades. Reconoce lo que es: Sólo "una voz que grita en el desierto; un hombre enviado por Dios para dar testimonio de la luz". Hoy, igual que siempre, se necesita que surjan personas que den testimonio. Que anuncien la buena nueva a los pobres. Que denuncien de la mentira y testifiquen que el amor, la justicia, la liberación y la paz no son sólo palabras y tópicos, sino realidades del Reino de Dios.
ORACIÓN
Preparemos los caminos ya se acerca el Salvador y salgamos, peregrinos, al encuentro del Señor. Que sepa prepararte los caminos de tu venida Señor poniendo luz en mi vida allanando los caminos de la fraternidad, escuchando tu voz. Ven, Señor, a libertarnos, ven, tu pueblo a redimir; purifica nuestras vidas y no tardes en venir. Alegraos, que ya viene, ya está cerca, Él es nuestra salvación.
Del Evangelio de san Mateo 21,23-27.
“El bautismo de Juan
¿de dónde venía?”.
Se le acercaron a Jesús los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: -“¿Con qué autoridad haces esto?”. Jesús les replicó: -“Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis os diré yo también con qué autoridad hago esto”. –“El bautismo de Juan, ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?”. Y respondieron a Jesús: -“No sabemos”. Él, por su parte, les dijo: -“Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto”.
COMENTARIO
Jesús asegura al pueblo que actúa con el poder recibido del Padre. Y la muchedumbre se maravillaba de que "Dios haya dado tanto poder a los hombres". Toda la historia de la salvación muestra cómo Dios "desciende" hacia los hombres y les da su poder divino. Este misterio sigue siendo hoy fundamento de la Iglesia, de sus oraciones y de sus sacramentos. "Quien cree en Dios no necesita milagros, y a quien no cree en Dios ningún milagro le ayudará a creer".
ORACIÓN
Hacer memoria de Cristo es más que realizar un acto religioso; es aceptar vivir bajo el signo de la Cruz y en la esperanza de la resurrección. Hacer memoria de Cristo es aceptar el sentido de su vida que llegó hasta la muerte por amor a los demás. Hacer memoria de Cristo es aceptar su palabra de salvación y su autoridad sobre el mal. Cristo Jesús acepto tu autoridad en mi vida.
Del Evangelio de san Mateo 21,28-32.
“Vino Juan y los pecadores le creyeron”.
Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -"¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: ‘Hijo, ve hoy a trabajar en la viña’. Él le contestó: ‘No quiero’. Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: ‘Voy, señor’. Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?". Contestaron: -"El primero". Jesús les dijo: -"Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron”.
COMENTARIO
Cuando el pueblo, acepta escuchar al Señor y seguir sus mandatos convirtiéndose de corazón, encuentra la reconciliación y el perdón de Dios; se sitúa en el camino del Reino. Jesús está pronto a perdonarnos cuando ve que nuestro corazón no se ha apartado de Él, a pesar de nuestro modo de actuar. Los publicanos y las prostitutas, aunque ignoraban las prescripciones de la Ley, se volvieron hacia Juan Bautista y creyeron en su palabra. Entrarán en el Reino. Escuchemos la llamada de Jesús. Nos manda "ir a su viña". A lo mejor no le hemos hecho caso. Estamos a tiempo para reflexionar y escuchar su llamada. Le pedimos al Señor que nos ayude a dar acogida a su invitación.
ORACIÓN
Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Ni la fatiga psíquica. Ni los fallos morales. Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa, reflejó de la que el Señor continuamente te dirige. En el fondo de tu alma colócala antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz viene de Dios. Recuerda: cuanto te reprima e inquiete es falso. Te lo aseguró en nombre de las leyes de vida y de las promesas de Dios. Por eso, cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía y por encima de todo cree. Que nada sea capaz de quitarte tu paz. Por encima de todo cree.
Del Evangelio de san Lucas 7,19-23.
“Anunciad a Juan lo que habéis visto y
oído”.
Juan envió a dos de sus discípulos a preguntar al Señor: -"¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?". Los hombres se presentaron a Jesús y le dijeron: -"¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?". Y en aquella ocasión Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Después contestó a los enviados: -"Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí".
COMENTARIO
Con la predicación de Jesús hay desconcierto y desorientación. Jesús hace cosas extraordinarias; proclama el Reino de paz; convive con los humildes y trata con los pecadores; y su Palabra se dirige a ofrecer la Buena Noticia a los pobres. El modo de realizar Jesús la misión salvadora y mesiánica resulta un tanto desconcertante. El trato con pecadores le desprestigia ante los que esperaban un Mesías poderoso, sobresaliente y "separado" de los pecadores. Pero tal "desprestigio" es el que garantiza la misericordiosa omnipotencia de Dios en medio de los hombres. En este Adviento, debemos intensificar nuestra preparación para acoger la venida del único Salvador Jesucristo.
ORACIÓN
¿Qué podemos esperar Señor? Eres Tú el que viene a curar enfermedades y achaques a darnos vida y salvación, no hay otro salvador, sino tú Señor. En medio del desconcierto de esta sociedad; que yo vea Señor los signos de tu presencia entre los hombres, los signos de tu venida a nuestra vida diaria. Que no me escandalice de que estés en silencio, de que vengas sigilosamente, de que te manifiestas a los pobres. Que no me escandalice Señor de tu manera de actuar. Que mi vida anuncie Señor que Tú eres el único Salvador.
Del Evangelio de san Mateo 1,1-17.
“Genealogía de
Jesucristo, hijo de David”.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. –“Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo”. Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.
COMENTARIO
San Mateo, en la genealogía que nos ofrece, pretende relacionar a Jesús con los depositarios de las promesas mesiánicas, de modo especial con el rey David. Dios elige personas o acontecimientos que encaminan toda la historia humana a la salvación y liberación del hombre. En la Navidad celebramos el gran acontecimiento salvador de Dios: El nacimiento de Jesús; nacido del linaje de David e Hijo de Dios.
ORACIÓN
En tus antepasados Señor, veo la cadena de la salvación compuesta por personas con sus fallos y sus grandezas. También yo, quiero ser testigo tuyo, quiero ser un instrumento de tu salvación. Quiero estar disponible para Ti en los demás quiero poner mi granito de arena. Dios y Señor mío: Atiende a mi corazón y escucha mis necesidades. Dame fe para reconocerte Dios y hombre verdadero. También yo, quiero ser testigo tuyo. Amén.
Del Evangelio de san Mateo 1,18-24.
“Jesús nacerá de
María, desposada con José, hijo de David”.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: ‘José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de los pecados’. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
COMENTARIO
San Mateo describe las circunstancias del nacimiento de Jesús, no como un hecho aislado, sino dentro de la realización del plan redentor de Dios. Cristo Jesús pertenece a la humanidad y "nace de mujer". Pero es el Hijo de Dios, el Salvador, y es fruto del "Espíritu de Dios". El hombre colabora con la acción de Dios. Así, María, virgen generosa y fiel, se pone al servicio de Dios; al igual que José, justo y creyente. El nombre de Jesús o de Enmanuel encierran todo el contenido de su misión: Dios-con-nosotros.
ORACIÓN
A Ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo; ante Ti, mi Dios, confío, confío, porque sé que me amas. Que en la prueba no ceda al cansancio, que tu gracia triunfe siempre en mí. Yo espero siempre en Ti. Yo sé que Tú nunca defraudas al que en Ti confía. Indícame tus caminos, Señor: Enséñame tus sendas. Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, caminos de justicia y libertad. Que en mi vida se abran sendas de esperanza, sendas de igualdad y servicio.
Del Evangelio de san Lucas 1,5-25.
“Gabriel anuncia el
nacimiento de Juan Bautista”.
El ángel del Señor se le apareció a Zacarías, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: -“No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios”.
COMENTARIO
El nacimiento de Juan Bautista, que tuvo la extraordinaria misión de ir delante de Jesús y preparar los corazones a su llegada, estuvo precedido de signos extraordinarios, como lo señala el evangelio. Ello subraya lo único de su misión. Pero, en medio de los "milagros" que rodean su nacimiento, emerge siempre lo más importante que Dios exige para colaborar con la venida de Jesús: la fe, la confianza en la palabra. Eso siempre está por encima de los milagros y de lo extraordinario.
ORACIÓN
¿Qué podemos esperar Señor? Eres Tú el que viene a curar enfermedades y achaques a darnos vida y salvación, no hay otro salvador, sino tú Señor. En medio del desconcierto de esta sociedad; que yo vea Señor los signos de tu presencia entre los hombres, los signos de tu venida a nuestra vida diaria. Que no me escandalice de que estés en silencio de que vengas sigilosamente de que te manifiestas a los pobres. Que no me escandalice Señor de tu manera de actuar. Que mi vida anuncie Señor que tú eres el único Salvador.
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