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«Quieren obligarnos a aceptar las condiciones de trabajo
que generen más beneficios para el capital»
Los sindicatos nos han convocado a todos los trabajadores a una huelga general para el próximo 29 de septiembre. El motivo, la reforma laboral realizada por el gobierno socialista bajo el pretexto de hacer más competitiva nuestra economía, generar más oportunidades de empleo y eliminar la dualidad existente entre los trabajadores precarios y los que tienen condiciones de trabajo más estables.
La HOAC hemos publicado nuestra opinión sobre esta reforma con el título «Reforma laboral y cambio del modelo de organización social». En ella insistimos en la preocupación que venimos manifestando en estos últimos años.
Por una parte, analizamos el contenido más importante de la reforma: cambiar algunos contratos de empleo, abaratar y liberalizar el despido, penalizar y culpabilizar a los parados de su situación, introducir a las empresas privadas en los dispositivos de empleo, posibilitar que las empresas se descuelguen del convenio pactado, aumentar la flexibilidad interna de las empresas, etc. y terminamos afirmando: «Lo que puede ofrecer una reforma como ésta es lo mismo que produjeron las anteriores, en España y en todos los países en las que se han llevado a cabo: mano de obra más barata y más dócil, puestos de trabajo más precarios y mejores facilidades para obtener beneficios…».
Por otra, el mismo título de nuestra publicación pretende llamar la atención sobre el alcance de la reforma y de lo que los trabajadores nos estamos jugando en estos momentos: no se trata sólo de ajustar algunos aspectos de nuestras condiciones de trabajo, lo que el gobierno socialista está haciendo es subordinarse, y subordinarnos, a los intereses del capitalismo más duro. Lo que pretende es cambiar radicalmente la relación entre trabajo y capital subordinando de manera absoluta el primero al segundo.
La Revolución Industrial hizo emerger una confrontación permanente entre capital y trabajo (LE, 11). El capital siempre ha tratado de imponerse al trabajo. Claro que, como el trabajo no se puede separar de quien lo realiza, que es una persona, lo que verdaderamente se persigue es la subordinación absoluta de la persona, del ser humano, al capital.
Por nuestra parte, los trabajadores hemos tratado de construir una existencia en la que el trabajo, formando parte de ella, posibilite unas condiciones de vida plena, un trabajo decente (CV 63), que no vivamos para trabajar, sino que trabajemos para vivir. En algunos países occidentales el punto de equilibrio se alcanzó después de la II Guerra Mundial con el llamado «Estado del Bienestar». Este punto de equilibrio es lo que la reforma laboral, más la reforma de las pensiones y otras reformas pendientes pretenden eliminar. Dicho con pocas palabras: lo que se pretende es dejarnos sin protección alguna para obligarnos a aceptar las condiciones de trabajo que generen más beneficios para el capital.
Es verdad que un día de huelga general no va a solucionar esta situación. Pero debemos entender que esta huelga es el inicio de un proceso en el que los trabajadores nos comprometemos a tomar conciencia y prepararnos para defender la dignidad humana, posibilitando que nuestros hijos y las generaciones futuras disfruten de unas condiciones de vida y trabajo acordes con esa dignidad.
En esta nueva situación, los sindicatos van a ser más necesarios que nunca a condición de que afronten grandes cambios y profundas transformaciones en su organización, objetivos y estrategias. Su futuro va a depender de que los trabajadores más pobres sean su núcleo, fundamento y orientación, y de que desde ellos se planteen la solidaridad con todos los pobres del mundo. ■
EDITORIAL
Publicado en NOTICIAS OBRERAS:
Núm. 1512 [16-09-10 / 30-09-10] pág. 5
Números anteriores de Noticias Obreras:
http://www.hoac.es/noohoa.htm
Números del Periódico ¡TÚ!:
http://www.hoac.es/tuhoa.htm
La HOAC hemos publicado nuestra opinión sobre esta reforma con el título «Reforma laboral y cambio del modelo de organización social». En ella insistimos en la preocupación que venimos manifestando en estos últimos años.
Por una parte, analizamos el contenido más importante de la reforma: cambiar algunos contratos de empleo, abaratar y liberalizar el despido, penalizar y culpabilizar a los parados de su situación, introducir a las empresas privadas en los dispositivos de empleo, posibilitar que las empresas se descuelguen del convenio pactado, aumentar la flexibilidad interna de las empresas, etc. y terminamos afirmando: «Lo que puede ofrecer una reforma como ésta es lo mismo que produjeron las anteriores, en España y en todos los países en las que se han llevado a cabo: mano de obra más barata y más dócil, puestos de trabajo más precarios y mejores facilidades para obtener beneficios…».
Por otra, el mismo título de nuestra publicación pretende llamar la atención sobre el alcance de la reforma y de lo que los trabajadores nos estamos jugando en estos momentos: no se trata sólo de ajustar algunos aspectos de nuestras condiciones de trabajo, lo que el gobierno socialista está haciendo es subordinarse, y subordinarnos, a los intereses del capitalismo más duro. Lo que pretende es cambiar radicalmente la relación entre trabajo y capital subordinando de manera absoluta el primero al segundo.
La Revolución Industrial hizo emerger una confrontación permanente entre capital y trabajo (LE, 11). El capital siempre ha tratado de imponerse al trabajo. Claro que, como el trabajo no se puede separar de quien lo realiza, que es una persona, lo que verdaderamente se persigue es la subordinación absoluta de la persona, del ser humano, al capital.
Por nuestra parte, los trabajadores hemos tratado de construir una existencia en la que el trabajo, formando parte de ella, posibilite unas condiciones de vida plena, un trabajo decente (CV 63), que no vivamos para trabajar, sino que trabajemos para vivir. En algunos países occidentales el punto de equilibrio se alcanzó después de la II Guerra Mundial con el llamado «Estado del Bienestar». Este punto de equilibrio es lo que la reforma laboral, más la reforma de las pensiones y otras reformas pendientes pretenden eliminar. Dicho con pocas palabras: lo que se pretende es dejarnos sin protección alguna para obligarnos a aceptar las condiciones de trabajo que generen más beneficios para el capital.
Es verdad que un día de huelga general no va a solucionar esta situación. Pero debemos entender que esta huelga es el inicio de un proceso en el que los trabajadores nos comprometemos a tomar conciencia y prepararnos para defender la dignidad humana, posibilitando que nuestros hijos y las generaciones futuras disfruten de unas condiciones de vida y trabajo acordes con esa dignidad.
En esta nueva situación, los sindicatos van a ser más necesarios que nunca a condición de que afronten grandes cambios y profundas transformaciones en su organización, objetivos y estrategias. Su futuro va a depender de que los trabajadores más pobres sean su núcleo, fundamento y orientación, y de que desde ellos se planteen la solidaridad con todos los pobres del mundo. ■
EDITORIAL
Publicado en NOTICIAS OBRERAS:
Núm. 1512 [16-09-10 / 30-09-10] pág. 5
Números anteriores de Noticias Obreras:
http://www.hoac.es/noohoa.htm
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http://www.hoac.es/tuhoa.htm
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