«La legislatura que se inició
con las elecciones
del pasado 20 de diciembre
ha sido una legislatura frustrada
de la que necesitamos aprender,
los partidos políticos
y el conjunto de la sociedad,
porque los pobres
–hombres y mujeres–
no pueden esperar».
con las elecciones
del pasado 20 de diciembre
ha sido una legislatura frustrada
de la que necesitamos aprender,
los partidos políticos
y el conjunto de la sociedad,
porque los pobres
–hombres y mujeres–
no pueden esperar».
«CUANDO NOS DUELA DE VERDAD LA VIDA DE LOS POBRES»
EDITORIAL DE NOTICIAS OBRERAS DE JUNIO 2016:
La legislatura que se inició
con las elecciones del pasado 20 de diciembre ha sido una legislatura frustrada
de la que necesitamos aprender, los partidos políticos y el conjunto de la
sociedad, porque los pobres –hombres y mujeres– no pueden esperar.
En
nuestro editorial de diciembre de 2015 decíamos que las elecciones nos situaban
ante dos desafíos fundamentales: desarrollar la capacidad de diálogo desde la diversidad y situar
la justicia en el centro de nuestra
democracia. Las dos cosas han estado
bastante ausentes hasta hoy. Previsiblemente
después de las elecciones del 26 de junio habrá algunos cambios en la composición
del Congreso y del Senado, pero en lo sustancial estaremos en la misma
situación y con los mismos desafíos: la necesidad del diálogo para escuchar y
responder al clamor de las personas empobrecidas, que es lo único que nos puede
hacer avanzar en justicia y humanidad..., en fraternidad en definitiva.
En aquel
momento señalábamos cuatro necesidades que debían centrar la labor del
Parlamento y del Gobierno, y también de toda la sociedad: en primer lugar,
vencer las causas estructurales de las desigualdades y de la pobreza; cambiar
el modelo económico abandonando la ceguera del crecimiento planteado como fin
en sí mismo y situando como objetivo un proyecto común de justicia social y
solidaridad; situar como objetivo central el trabajo decente para combatir la pobreza
y la desigualdad y para respetar y promover la dignidad de las personas; e
impulsar una regeneración moral que recupere el valor del bien común al
servicio de toda la sociedad. Hoy
seguimos necesitando lo mismo.
La
urgente regeneración moral de la democracia que necesitamos nos sitúa, a los
partidos políticos, a las instituciones y a cada uno de nosotros y de nosotras,
ante un desafío fundamental: reconocer y vivir que solo escuchando, asumiendo y
respondiendo al clamor de las personas empobrecidas y excluidas, la vida social
puede cambiar, la política puede cambiar, nuestras vidas pueden cambiar. Mientras no se resuelva esto no se resolverá
ningún problema (cf. EG 202). Como dice Francisco,
las cosas comenzarán a cambiar cuando «nos duela de verdad la sociedad, el
pueblo, la vida de los pobres» (EG 205).
Responsabilidad
de la Iglesia y de todos sus miembros es no dejar de proponer esto de la única
manera que es creíble y que nos ayuda a crecer en humanidad: con el testimonio
de una manera de vivir y actuar, la que nos invita a construir el Papa: «Cada
cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la
liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse
plenamente en la sociedad» (…) «La Iglesia,
guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el
clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas (…) lo
cual implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la
pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos
más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que
encontramos» (EG 187, 188).
Ver:
● Publicaciones HOAC: http://www.hoac.es/publicaciones/
● Editoriales de Noticias Obreras:
● Números anteriores de Noticias Obreras:
● Números del Periódico ¡TÚ!:
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