26º Domingo del Tiempo Ordinario (1 octubre)
Muchos cristianos terminan por instalarse cómodamente en su fe sin que su vida se vea afectada lo más mínimo por su relación con Dios. Cristianos que se desdoblan, que viven una especie de doble vida, que cambian de personalidad, según se arrodillen para orar o se entreguen a sus ocupaciones diarias. También los militantes cristianos nos vemos afectados por esta ambigüedad vital muchas veces.
Orar es ponernos ante Dios sin máscaras, con sinceridad, honestamente, con humildad. Orar nos ayuda a ir unificando nuestra existencia en torno a Jesucristo. Y, si algo necesitan de nosotros nuestras hermanas y hermanos del mundo obrero es, precisamente, que vivamos en Cristo.
San Mateo 21,28-32:
«Recapacitó y fue».
«Recapacitó y fue».
Ver más oraciones aquí.
Para saber cómo bajar este documento, imprimir, etc. ver:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes enviar tu comentario a: