Orientaciones para analizar, interpretar y valorar los “signos de los tiempos”. Concilium, nº 384.
La Teología ha sido, es, será y debe ser una ciencia humana cambiante. En mi opinión, conviene recordar esta obviedad porque, a veces, damos la impresión de que pensamos todo lo contrario: que es un sistema intemporal formulado de manera inmutable y axiomática. No caemos en la cuenta de que, incluso la elaborada por Santo Tomás de Aquino (1225-1274), aunque es calificada de “perenne”, responde a una concreta situación histórica de la sociedad y es formulada aplicando una determinada teoría filosófica. Como nos dice la Historia de la Teología, antes que él y después de él, se han elaborado sucesivas teologías para interpretar y para responder a los problemas de las personas y de la sociedad, apoyadas en y guiadas, como es natural, por los principios evangélicos y por la doctrina de la Iglesia.
En mi opinión, uno de los cauces más acreditados para estar al tanto del pensamiento teológico actual es Concilium, una revista internacional de Teología que fue fundada en 1965 por teólogos tan importantes como, por ejemplo, Brand, Congar, Metz, Rahner o Schillebeeckx. Aunque sus destinatarios principales son los profesores de Teología, de Filosofía, de Sociología y de las demás disciplinas humanas, su lectura es –puede ser- interesante y orientadora para los sacerdotes, religiosos, catequistas y agentes de pastoral que pretendan explicar y aplicar sus enseñanzas a los sucesivos problemas sociales y culturales que surgen en nuestro cambiante mundo actual. Ofrece, por lo tanto, unas importantes orientaciones para analizar, interpretar y valorar las realidades de cada momento o, en palabras del Concilio Vaticano II, los “signos de los tiempos”.
Como ejemplos podemos recordar los temas tratados en los números publicados durante el siglo XX y comienzos del XXI. Ciudad y desarrollo global pone el foco en este mundo cada vez más urbanizado, en el que las ciudades son los lugares concretos donde tenemos que afrontar y resolver los desafíos más acuciantes de nuestro tiempo. Religiones y popularismos explica cómo la identidad, la religión y la cultura se convierten en piedras angulares emocionales, y analiza cómo el populismo cristiano es contrario a la fe y a la doctrina y un enemigo para la vida de comunión y comunidad. Tecnología: entre apocalipsis e integración llega a la conclusión de que es vital tener en cuenta el significado, la relevancia y el impacto de la tecnología, tras analizar cómo los desafíos y las oportunidades que plantea afectan a todos los aspectos de la vida humana individual, familiar y colectiva. Cristianismo y pueblos indígenas escucha, interpreta y valora diferentes voces de pueblos que piden un nuevo planteamiento de nociones y de prácticas pastorales con el fin de orientar y de estimular una renovada vida de fe, de esperanza y de caridad auténticamente evangélicas. Teología queer plantea cuestiones y adopta perspectivas que, a juicio de los autores, pueden ayudar a la Iglesia actual a entender y a acoger a los miembros que, a veces, son cuerpos martirizados por sus diferencias. Teología decolonial, finalmente, presenta los elementos más significativos de una reflexión teológica sobre el papel de la espiritualidad para luchar contra la violencia de un mundo globalizado.
En mi opinión, uno de los cauces más acreditados para estar al tanto del pensamiento teológico actual es Concilium, una revista internacional de Teología que fue fundada en 1965 por teólogos tan importantes como, por ejemplo, Brand, Congar, Metz, Rahner o Schillebeeckx. Aunque sus destinatarios principales son los profesores de Teología, de Filosofía, de Sociología y de las demás disciplinas humanas, su lectura es –puede ser- interesante y orientadora para los sacerdotes, religiosos, catequistas y agentes de pastoral que pretendan explicar y aplicar sus enseñanzas a los sucesivos problemas sociales y culturales que surgen en nuestro cambiante mundo actual. Ofrece, por lo tanto, unas importantes orientaciones para analizar, interpretar y valorar las realidades de cada momento o, en palabras del Concilio Vaticano II, los “signos de los tiempos”.
Como ejemplos podemos recordar los temas tratados en los números publicados durante el siglo XX y comienzos del XXI. Ciudad y desarrollo global pone el foco en este mundo cada vez más urbanizado, en el que las ciudades son los lugares concretos donde tenemos que afrontar y resolver los desafíos más acuciantes de nuestro tiempo. Religiones y popularismos explica cómo la identidad, la religión y la cultura se convierten en piedras angulares emocionales, y analiza cómo el populismo cristiano es contrario a la fe y a la doctrina y un enemigo para la vida de comunión y comunidad. Tecnología: entre apocalipsis e integración llega a la conclusión de que es vital tener en cuenta el significado, la relevancia y el impacto de la tecnología, tras analizar cómo los desafíos y las oportunidades que plantea afectan a todos los aspectos de la vida humana individual, familiar y colectiva. Cristianismo y pueblos indígenas escucha, interpreta y valora diferentes voces de pueblos que piden un nuevo planteamiento de nociones y de prácticas pastorales con el fin de orientar y de estimular una renovada vida de fe, de esperanza y de caridad auténticamente evangélicas. Teología queer plantea cuestiones y adopta perspectivas que, a juicio de los autores, pueden ayudar a la Iglesia actual a entender y a acoger a los miembros que, a veces, son cuerpos martirizados por sus diferencias. Teología decolonial, finalmente, presenta los elementos más significativos de una reflexión teológica sobre el papel de la espiritualidad para luchar contra la violencia de un mundo globalizado.
[Concilium 384
Teología decolonial
Carlos Mendoza-Álvarez y
Thierry-Marie Courau (eds.)].
Novedad - febrero 2020
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