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DOMINGO VIGESIMOQUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO (19 de septiembre de 2021)
Introducción: Dos concepciones opuestas de la vida.
En el evangelio de hoy notamos una acentuada oposición entre los pensamientos del Maestro y los de sus discípulos. Jesús ha comenzado revelando su pasión y muerte, que terminará, eso sí, en la resurrección; al mismo tiempo, los discípulos discutían entre sí a quién le tocaría el primer puesto en el reino que ellos pensaban que iba establecer Jesús. Jesús habla de humillación; ellos discuten de honores, es que no han entendido nada de lo que dice el Maestro; han pensado que su camino iba a ser muy diferente de lo que fue. Jesús aprovecha la ocasión para darles una enseñanza magistral: en ese reino el primero es el que más sirve. El que fue contratado para hacer los recados es el mejor considerado por el Padre del cielo.
1. El que quiera ser el mayor, hágase siervo de todos.
Jesús había explicado claramente cuál iba a ser el final de su vida terrena, pero ellos no habían entendido nada; la verdad que era difícil entender que un hombre que manifestaba tener un poder divino, fuera eliminado como un malhechor, pero tampoco les interesaba entenderlo, porque eso echaba por tierra todos sus sueños. Por eso, están en lo suyo: entretenidos en discutir para quienes serían los primeros puestos. Y lo que Jesús les dice es que en ese reino que el predica el que quiera ser primero ha de ser el último de todos y el criado de todos. ¡Qué cosa más difícil de entender! Porque en ese reino de Jesús todo es al revés que en los reinos de la tierra, ya que los caminos de Dios no son como los caminos de los hombres. Lo que decía Jesús era algo nuevo y no estaba al alcance de la mente de unos pobres pescadores.
2. Cómo construir el reino de la justicia, el amor y la paz.
San Pablo nos lo ha explicado un poco en la segunda lectura. La sabiduría de Dios trae la paz, la comprensión, la misericordia. La luchas y conflictos entre los hombres nacen de los deseos de placer que combaten en nuestro cuerpo; porque todos codician lo que no pueden tener, ambicionan lo que no pueden alcanzar, y esto provoca luchas y peleas. En un reino de paz como el que Jesús predica hay que matar esos deseos de placer que nos hacen luchar contra todos; allá lo importante son “los otros” y nosotros sus servidores, porque así no pueden surgir contiendas, sino que se practica fundamentalmente el amor al prójimo, como Jesús, el Maestro, acaba de revelar que será su vida y su muerte: una entrega generosa a los demás que trae consigo dolor y sufrimiento y en algunas ocasiones hasta la muerte. Como nos enseña el libro de la Sabiduría los malos no aceptan que nadie les reprenda su educación errada, poniéndose asimismo como modelo y ejemplo, porque su vida va según el designio y el plan divino. Si alguien lo intenta sobra en este mundo y hay que estudiar cómo eliminarlo. Es lo que hacen los enemigos de Jesús con Él, pero también hacen de una u otra manera los que odian al justo. Y es lo que sufren muchos discípulos de Jesús.
Conclusión: La cercanía de la pasión y muerte del Hijo encarnado.
Lo que Jesús anuncia sobre su fin es lo que se cumple en la historia y lo que se perpetúa en el sacramento que estamos celebrando. Porque Jesús no quiso que su pasión y muerte quedaran lejanas de sus discípulos en el tiempo e inventó el modo de hacerlas presentes cada vez que se reunieran en su nombre para compartir el pan y el vino de su mesa, en los que Él, con su poder, hace presente su cuerpo entregado y su sangre derramada.
En el evangelio de hoy notamos una acentuada oposición entre los pensamientos del Maestro y los de sus discípulos. Jesús ha comenzado revelando su pasión y muerte, que terminará, eso sí, en la resurrección; al mismo tiempo, los discípulos discutían entre sí a quién le tocaría el primer puesto en el reino que ellos pensaban que iba establecer Jesús. Jesús habla de humillación; ellos discuten de honores, es que no han entendido nada de lo que dice el Maestro; han pensado que su camino iba a ser muy diferente de lo que fue. Jesús aprovecha la ocasión para darles una enseñanza magistral: en ese reino el primero es el que más sirve. El que fue contratado para hacer los recados es el mejor considerado por el Padre del cielo.
1. El que quiera ser el mayor, hágase siervo de todos.
Jesús había explicado claramente cuál iba a ser el final de su vida terrena, pero ellos no habían entendido nada; la verdad que era difícil entender que un hombre que manifestaba tener un poder divino, fuera eliminado como un malhechor, pero tampoco les interesaba entenderlo, porque eso echaba por tierra todos sus sueños. Por eso, están en lo suyo: entretenidos en discutir para quienes serían los primeros puestos. Y lo que Jesús les dice es que en ese reino que el predica el que quiera ser primero ha de ser el último de todos y el criado de todos. ¡Qué cosa más difícil de entender! Porque en ese reino de Jesús todo es al revés que en los reinos de la tierra, ya que los caminos de Dios no son como los caminos de los hombres. Lo que decía Jesús era algo nuevo y no estaba al alcance de la mente de unos pobres pescadores.
2. Cómo construir el reino de la justicia, el amor y la paz.
San Pablo nos lo ha explicado un poco en la segunda lectura. La sabiduría de Dios trae la paz, la comprensión, la misericordia. La luchas y conflictos entre los hombres nacen de los deseos de placer que combaten en nuestro cuerpo; porque todos codician lo que no pueden tener, ambicionan lo que no pueden alcanzar, y esto provoca luchas y peleas. En un reino de paz como el que Jesús predica hay que matar esos deseos de placer que nos hacen luchar contra todos; allá lo importante son “los otros” y nosotros sus servidores, porque así no pueden surgir contiendas, sino que se practica fundamentalmente el amor al prójimo, como Jesús, el Maestro, acaba de revelar que será su vida y su muerte: una entrega generosa a los demás que trae consigo dolor y sufrimiento y en algunas ocasiones hasta la muerte. Como nos enseña el libro de la Sabiduría los malos no aceptan que nadie les reprenda su educación errada, poniéndose asimismo como modelo y ejemplo, porque su vida va según el designio y el plan divino. Si alguien lo intenta sobra en este mundo y hay que estudiar cómo eliminarlo. Es lo que hacen los enemigos de Jesús con Él, pero también hacen de una u otra manera los que odian al justo. Y es lo que sufren muchos discípulos de Jesús.
Conclusión: La cercanía de la pasión y muerte del Hijo encarnado.
Lo que Jesús anuncia sobre su fin es lo que se cumple en la historia y lo que se perpetúa en el sacramento que estamos celebrando. Porque Jesús no quiso que su pasión y muerte quedaran lejanas de sus discípulos en el tiempo e inventó el modo de hacerlas presentes cada vez que se reunieran en su nombre para compartir el pan y el vino de su mesa, en los que Él, con su poder, hace presente su cuerpo entregado y su sangre derramada.
Antonio Troya Magallanes, nace en San Fernando (Cádiz), el 28 de diciembre del año 1927, un cura al que a muchos nos ha alegrado conocer y a los que a muchos nos ha dejado una gran huella de humanidad. Fiel defensor del Concilio Vaticano II, su labor pastoral y su compromiso evangélico y social chocó con una sociedad autoritaria y caciquil.
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Antonio Troya Magallanes, su perfil como sacerdote a través de sus homilías:
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6299157.pdf
Antonio Troya Magallanes, nombrado “hijo adoptivo de Puerto Real”:
https://www.puertorealhoy.es/antonio-troya-maruja-mey-seran-nombrados-nuevos-hijos-adoptivos-puerto-real
Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
http://www.obispadocadizyceuta.es/wp-content/uploads/2003/07/BOO2541-Julio-Agosto-2003.pdf
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Antonio Troya Magallanes, nombrado “hijo adoptivo de Puerto Real”:
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Antonio Troya Magallanes, perfil sacerdotal (Pág. 23), por JAHG:
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