«Entropía Espiritual».
En términos simple, esta “Ley de la Entropía” establece que si dejamos de lado un objeto y no intervenimos, este objeto se desintegrará, se deshará y finalmente desaparecerá.
La existencia solo se mantiene si existe una fuerza que la soporte. Lo mismo es cierto respecto a la vida. El estado normativo de los seres vivos es la muerte.
Los seres humanos estamos vivos sólo porque constantemente nos hacemos estar vivos. El cuerpo está muriendo por falta de oxígeno, pero nosotros le proporcionamos constantemente oxígeno. El cuerpo se está desintegrado, pero nosotros reemplazamos las células muertas cada vez que comemos. El cuerpo es jalado hacia la tierra por la fuerza de la gravedad, pero nosotros lo forzamos a pararse y a sentirse derecho.
Constantemente estamos suministrando vida a una unión inanimado de átomos que llamamos “cuerpo”.
La vida no es un estado simple; es un estado que nosotros elegimos perpetuar. Y aquello que es cierto en un nivel sísmico también es cierto en un nivel espiritual.
Al igual que la vida física es una elección, la vida espiritual también lo es. Si la dejamos de lado, tendremos a deteriorarnos: depresión, egoísmo, insensatez y flojera. Si no elijes activamente estar vivo, despierto, energizado y comprometido con la vida, entonces caminaras como un zombi por este mundo.
El problema es que por naturaleza, los seres humanos estamos interesados en estar despiertos y vivos espiritualmente. Debemos esforzarnos para hacerlo. Si queremos estar vivos.
La existencia solo se mantiene si existe una fuerza que la soporte. Lo mismo es cierto respecto a la vida. El estado normativo de los seres vivos es la muerte.
Los seres humanos estamos vivos sólo porque constantemente nos hacemos estar vivos. El cuerpo está muriendo por falta de oxígeno, pero nosotros le proporcionamos constantemente oxígeno. El cuerpo se está desintegrado, pero nosotros reemplazamos las células muertas cada vez que comemos. El cuerpo es jalado hacia la tierra por la fuerza de la gravedad, pero nosotros lo forzamos a pararse y a sentirse derecho.
Constantemente estamos suministrando vida a una unión inanimado de átomos que llamamos “cuerpo”.
La vida no es un estado simple; es un estado que nosotros elegimos perpetuar. Y aquello que es cierto en un nivel sísmico también es cierto en un nivel espiritual.
Al igual que la vida física es una elección, la vida espiritual también lo es. Si la dejamos de lado, tendremos a deteriorarnos: depresión, egoísmo, insensatez y flojera. Si no elijes activamente estar vivo, despierto, energizado y comprometido con la vida, entonces caminaras como un zombi por este mundo.
El problema es que por naturaleza, los seres humanos estamos interesados en estar despiertos y vivos espiritualmente. Debemos esforzarnos para hacerlo. Si queremos estar vivos.
José Manuel Carrascosa Freire, presidente diocesano de la HOAC (de 2014 a 2019), Representante de la HOAC en el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y Coordinador del Sector 2: «Paro, pobreza marginación y exclusión social generadas por el mercado de trabajo».
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