«El trabajo humano es vocación y con-creación».
El trabajo no nace de nosotros mismo, su fuente es la llamada del Dios de la creación para edificar un mundo según su voluntad. La concepción del trabajo como llamada da a nuestra tarea grandes perspectivas. El hecho no empieza en nosotros sino en Dios que pide nuestra colaboración.
"Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla...Os entrego todas las plantas que tienen semillas para sembrar y todos los árboles que producen frutos con semillas dentro que os servirá de alimento” 1 (Gen. 1,28-29).
Inmediatamente después, Dios dio a todos los animales que había creado, la hierba para que les sirvieran de alimento, diferencia clara entre estos que sólo tenían que moverse por el campo para alimentarse y el hombre-mujer que tenían que trabajar para obtener los alimentos, los vestidos...pues a su imagen y semejanza Dios los creó. No trabajamos en nuestra viña, ni trabajamos para nosotros mismos, y por tanto, tal pertenencia crea una espiritualidad que nunca será una usurpación e injerencia sino una asunción y sentido sobre el origen y meta del trabajo: paternidad-filiación en relación con Dios y fraternidad en relación con los compañeros y la sociedad. El hecho es, que el trabajo necesita del esfuerzo y por lo tanto del descanso.
"Y puso a Adán allí. Escucha: «Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase» 2
"Se encuentran con Dios. Es el lugar de trabajo, donde participan en la labor productiva que Dios les dio. Tú y yo nunca hemos experimentado esto: un mundo en el que las divisiones y los conflictos de interés entre la iglesia, el lugar de trabajo y la familia no existían.
Y en ese mundo increíble, su trabajo consistía en tomar ese huerto-hogar-templo-lugar de trabajo, y hacerlo prosperar y crecer, protegerlo y nutrirlo, hasta que el mundo entero, y no solo un pequeño rincón, fuese un paraíso. ¿Y por qué debían hacer esto? Porque ellos fueron creados a imagen de Dios. Así como Dios creó, ellos debían crear. Así como Dios ordenó y administró, ellos debían ordenar y administrar.
Cómo Dios creó un mundo fructífero y próspero, ellos debían proteger y mejorar esa prosperidad. Su trabajo, como representantes de Dios, era tomar lo que Dios había comenzado y continuarlo para mostrar su gloria. El punto no era dar a conocer quiénes eran ellos a través de su trabajo, era dar a conocer a Dios a través de su trabajo. Porque al ser creados a su imagen, su trabajo da testimonio de él.
Así que esta es la primera lección de nuestra historia. El propósito original del trabajo humano era promover la prosperidad humana para la gloria de Dios. Nuestro trabajo, independientemente de la esfera en la que nos encontremos, el hogar, la iglesia, el lugar de trabajo, es mostrar la bondad y magnificencia de su carácter como portadores de su imagen. Hacemos esto al cultivar el huerto que se nos ha encomendado, para la prosperidad de las personas que nos rodean, para alabanza de la gloria de Dios. En otras palabras, el trabajo es, ante todo, un acto de adoración.
No sabemos cuánto tiempo transcurrió entre el día que Adán “obtuvo su primer trabajo” y el día que salió todo mal. Pero lo que está claro es que una de las formas de comprender lo que los teólogos llaman la Caída, es que Adán y Eva descuidaron su trabajo. Recuerda, a ellos se les encomendó el huerto, para que lo administraran y cuidaran. Y en ambos casos, fallaron. Satanás, el enemigo de Dios y de los humanos aparece. Y en lugar de proteger el huerto de él y expulsarlo, sostienen una conversación con él. Y al final de esa conversación, en lugar de administrar el huerto, intentan aprovecharse de él, abusando de su autoridad y arruinándolo para todos los demás.
De inmediato saben que se han equivocado. “El jefe”, Dios, aparece para inspeccionar su trabajo, y ellos se esconden en algún lugar de una oficina trasera. Ahora bien, todos sabemos lo que es obtener una revisión de desempeño por debajo del promedio. Y algunos de nosotros sabemos lo que es ser despedidos. Pero lo que Adán y Eva reciben es mucho peor. Son expulsados del huerto, pero no son liberados de su responsabilidad. Siguen siendo responsables de representar a Dios, todavía deben trabajar. Pero las condiciones de su trabajo han cambiado radicalmente: el mundo en el que trabajan ahora está maldito a causa de su pecado”. (cristianos en el lugar de trabajo. Capitolio Hill Baptiste)
No creo que Dios prohibiese por simple capricho el comer de un sólo árbol de entre todos los que allí había, ¿Pero por qué de ese en concreto no? quizá porque ese árbol fuera la imagen de participación de toda la humanidad, que éste eran para el uso de todos los hombre-mujeres por él creado, con lo que el pecado no consistiría sólo en la desobediencia y querer ser ellos como Dios, sino que además lo que hacían era apropiarse, acaparar bienes de la Creación que era para uso de todos los hombres y mujeres, es el egoísmo de Adán y Eva lo que sería la causa última de su expulsión del Edén.
Inmediatamente después, Dios dio a todos los animales que había creado, la hierba para que les sirvieran de alimento, diferencia clara entre estos que sólo tenían que moverse por el campo para alimentarse y el hombre-mujer que tenían que trabajar para obtener los alimentos, los vestidos...pues a su imagen y semejanza Dios los creó. No trabajamos en nuestra viña, ni trabajamos para nosotros mismos, y por tanto, tal pertenencia crea una espiritualidad que nunca será una usurpación e injerencia sino una asunción y sentido sobre el origen y meta del trabajo: paternidad-filiación en relación con Dios y fraternidad en relación con los compañeros y la sociedad. El hecho es, que el trabajo necesita del esfuerzo y por lo tanto del descanso.
"Se encuentran con Dios. Es el lugar de trabajo, donde participan en la labor productiva que Dios les dio. Tú y yo nunca hemos experimentado esto: un mundo en el que las divisiones y los conflictos de interés entre la iglesia, el lugar de trabajo y la familia no existían.
Y en ese mundo increíble, su trabajo consistía en tomar ese huerto-hogar-templo-lugar de trabajo, y hacerlo prosperar y crecer, protegerlo y nutrirlo, hasta que el mundo entero, y no solo un pequeño rincón, fuese un paraíso. ¿Y por qué debían hacer esto? Porque ellos fueron creados a imagen de Dios. Así como Dios creó, ellos debían crear. Así como Dios ordenó y administró, ellos debían ordenar y administrar.
Cómo Dios creó un mundo fructífero y próspero, ellos debían proteger y mejorar esa prosperidad. Su trabajo, como representantes de Dios, era tomar lo que Dios había comenzado y continuarlo para mostrar su gloria. El punto no era dar a conocer quiénes eran ellos a través de su trabajo, era dar a conocer a Dios a través de su trabajo. Porque al ser creados a su imagen, su trabajo da testimonio de él.
Así que esta es la primera lección de nuestra historia. El propósito original del trabajo humano era promover la prosperidad humana para la gloria de Dios. Nuestro trabajo, independientemente de la esfera en la que nos encontremos, el hogar, la iglesia, el lugar de trabajo, es mostrar la bondad y magnificencia de su carácter como portadores de su imagen. Hacemos esto al cultivar el huerto que se nos ha encomendado, para la prosperidad de las personas que nos rodean, para alabanza de la gloria de Dios. En otras palabras, el trabajo es, ante todo, un acto de adoración.
No sabemos cuánto tiempo transcurrió entre el día que Adán “obtuvo su primer trabajo” y el día que salió todo mal. Pero lo que está claro es que una de las formas de comprender lo que los teólogos llaman la Caída, es que Adán y Eva descuidaron su trabajo. Recuerda, a ellos se les encomendó el huerto, para que lo administraran y cuidaran. Y en ambos casos, fallaron. Satanás, el enemigo de Dios y de los humanos aparece. Y en lugar de proteger el huerto de él y expulsarlo, sostienen una conversación con él. Y al final de esa conversación, en lugar de administrar el huerto, intentan aprovecharse de él, abusando de su autoridad y arruinándolo para todos los demás.
De inmediato saben que se han equivocado. “El jefe”, Dios, aparece para inspeccionar su trabajo, y ellos se esconden en algún lugar de una oficina trasera. Ahora bien, todos sabemos lo que es obtener una revisión de desempeño por debajo del promedio. Y algunos de nosotros sabemos lo que es ser despedidos. Pero lo que Adán y Eva reciben es mucho peor. Son expulsados del huerto, pero no son liberados de su responsabilidad. Siguen siendo responsables de representar a Dios, todavía deben trabajar. Pero las condiciones de su trabajo han cambiado radicalmente: el mundo en el que trabajan ahora está maldito a causa de su pecado”. (cristianos en el lugar de trabajo. Capitolio Hill Baptiste)
No creo que Dios prohibiese por simple capricho el comer de un sólo árbol de entre todos los que allí había, ¿Pero por qué de ese en concreto no? quizá porque ese árbol fuera la imagen de participación de toda la humanidad, que éste eran para el uso de todos los hombre-mujeres por él creado, con lo que el pecado no consistiría sólo en la desobediencia y querer ser ellos como Dios, sino que además lo que hacían era apropiarse, acaparar bienes de la Creación que era para uso de todos los hombres y mujeres, es el egoísmo de Adán y Eva lo que sería la causa última de su expulsión del Edén.
José Manuel Carrascosa Freire, presidente diocesano de la HOAC (de 2014 a 2019), Representante de la HOAC en el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y Coordinador del Sector 2: «Paro, pobreza‑marginación y exclusión social generadas por el mercado de trabajo».
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