
Mereció la pena: «Relatos e imágenes transidos de poesía, ternura y generosidad».
Aunque reconozco que la vida de José Carlos Fernández, gracias a las experiencias vividas en su familia, en sus trabajos y en su ciudad, es especialmente “fotogénica”, me permito aplaudir su acierto al acudir a una “fotógrafa” capaz de captar los latidos íntimos de su apasionante recorrido humano. Este relato biográfico, fuente inagotable de importantes informaciones, nos transmite intensas sensaciones, hondas emociones e, incluso, sorprendentes y estimulantes pensamientos. Y es que Adelaida Bordés Benítez ha captado hábilmente la singular destreza de José Carlos para conjugar su fidelidad al Evangelio con una profunda pasión por su familia, por su trabajo y por su decisiva colaboración en el progreso cultural y social de su “Isla”.
En esta biografía muestra su habilidad estética para atinar con unos momentos preñados de resonancias personales y colectivas, su delicadeza para acercarnos y alejarnos de la realidad isleña, para que nosotros, los lectores, pensemos y reflexionemos, nos emocionemos y disfrutemos. Y es que, además de explicarnos la fecundidad de su capacidad creativa, registra con fidelidad las huellas de los latidos íntimos de los episodios que José Carlos ha protagonizado en esta Ciudad privilegiada.
Gracias a su narrativa fluida y atractiva, clara y envolvente, nosotros, los lectores, además de comprender la importancia de su protagonismo en los eventos y contextos históricos y culturales, podemos valorar las circunstancias vitales que han influido en su vida intensa y en sus acertadas decisiones. Me ha llamado especialmente la atención su habilidad para identificar ese permanente equilibrio entre aspectos personales, familiares, profesionales y ciudadanos, unos ámbitos que, entrelazados, definen la riqueza de su imagen humana.
Gracias a este “retrato” comprobamos cómo la “retratista” es también una escritora capaz de identificar los sentimientos de la persona y del personaje a través de sus ojos limpios y de su espíritu generoso, disfrutando con esos episodios de una rica biografía. Sus relatos y sus imágenes, transidas de ternura y de generosidad, sirven, además, para ilustrar la vida de esta “Isla”, que en la actualidad y en el futuro nos servirán a muchos para que reconozcamos -en el doble sentido de esta palabra- a un conciudadano que, dotado de tino, de acierto y de talento, constituirá un capítulo imborrable de nuestra intrahistoria, de esa trama que nos ha ido uniendo y reuniendo a los compases de ilusiones y, a veces, de inevitables frustraciones.
En esta biografía muestra su habilidad estética para atinar con unos momentos preñados de resonancias personales y colectivas, su delicadeza para acercarnos y alejarnos de la realidad isleña, para que nosotros, los lectores, pensemos y reflexionemos, nos emocionemos y disfrutemos. Y es que, además de explicarnos la fecundidad de su capacidad creativa, registra con fidelidad las huellas de los latidos íntimos de los episodios que José Carlos ha protagonizado en esta Ciudad privilegiada.
Gracias a su narrativa fluida y atractiva, clara y envolvente, nosotros, los lectores, además de comprender la importancia de su protagonismo en los eventos y contextos históricos y culturales, podemos valorar las circunstancias vitales que han influido en su vida intensa y en sus acertadas decisiones. Me ha llamado especialmente la atención su habilidad para identificar ese permanente equilibrio entre aspectos personales, familiares, profesionales y ciudadanos, unos ámbitos que, entrelazados, definen la riqueza de su imagen humana.
Gracias a este “retrato” comprobamos cómo la “retratista” es también una escritora capaz de identificar los sentimientos de la persona y del personaje a través de sus ojos limpios y de su espíritu generoso, disfrutando con esos episodios de una rica biografía. Sus relatos y sus imágenes, transidas de ternura y de generosidad, sirven, además, para ilustrar la vida de esta “Isla”, que en la actualidad y en el futuro nos servirán a muchos para que reconozcamos -en el doble sentido de esta palabra- a un conciudadano que, dotado de tino, de acierto y de talento, constituirá un capítulo imborrable de nuestra intrahistoria, de esa trama que nos ha ido uniendo y reuniendo a los compases de ilusiones y, a veces, de inevitables frustraciones.

[Adelaida Bordés Benítez
Mereció la pena
Retrato de tres cuartos de
José Carlos Fernández
2025, Cádiz, Ediciones Mayi].
José Antonio Hernández Guerrero, reflexiona, semanalmente en nuestro “blog”, sobre las Claves del bienestar humano el sentido de la dignidad humana y el nuevo humanismo. Actualmente, nos envía también una reseña semanal sobre libros de pensamiento cristiano, evangelización, catequesis y teología. Con la intención, de informar, de manera clara y sencilla, de temas y de pensamientos actuales, que gustosamente publicamos en nuestro “blog”.
PARA VER OTROS ARTÍCULOS DE JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO, PULSAR »AQUÍ«
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