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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
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lunes, 2 de marzo de 2009

Comunicado ante el día de la mujer trabajadora - 8 marzo 2009


Un año más celebramos el Día Internacional de la Mujer Trabajadora en recuerdo de 129 trabajadoras que murieron quemadas en un incendio, al parecer, provocado en la fábrica “Cotton Textile Factory” en 1908, en el transcurso de una huelga donde se protestaba, entre otras cosas, por las condiciones laborales, se pedía aumento de los salarios, una reducción de la jornada laboral y el fin del trabajo infantil.


Hechos similares hoy día se siguen repitiendo en nuestro mundo y nos hacen recordar la situación de desigualdad, injusta y discriminatoria, que tantas mujeres sufren en nuestros barrios, en nuestras ciudades, en nuestro país, en los países de nuestro entorno y en otros más lejanos.


Queremos tener un reconocimiento en este día hacia tantas mujeres, de todas las edades, que entregando parte o toda su vida, han sido protagonistas con sus luchas, para que la situación de la mujer avance de manera muy significativa en justicia e igualdad y hoy podamos ver sus frutos. Aún así, son muchas las situaciones en las que se sigue discriminando a la mujer. Debemos de seguir reivindicando igual salario, por igual trabajo, conciliación de la vida laboral y familiar para mujeres y hombres, igualdad de derecho, el final de la violencia de género…


Queda mucho camino por recorrer para que esta igualdad sea una realidad en todos los ámbitos y momentos de la vida cotidiana. Y basta echar una mirada a nuestras vecinas, a las familias de nuestros barrios, a nuestras compañeras de trabajo, a las trabajadoras de otros continentes para ver que todavía existen diferencias, discriminación y violencia por razón del sexo. Situación que hoy día se agrava porque la globalización en lo que afecta al mundo del trabajo, está creando una nueva situación en cuanto a su organización y el modelo de relaciones laborales que fomenta. la crisis económica, en la que los poderosos de este mundo nos han metido, azota sin piedad a la clase trabajadora, pero de manera más brutal y con mayor dureza a los colectivos más vulnerables y desfavorecidos, como son, entre otros, las mujeres, especialmente las jóvenes y las mujeres inmigrantes.


Los datos en nuestro país hablan por sí solos. La presencia de las mujeres sigue siendo minoritaria en el mundo laboral, con una tasa de actividad 18% menos que la de los hombres y una tasa de ocupación del 43,6% y perciben menos número de prestaciones por desempleo. Sin embargo las mujeres son mayoría en la economía sumergida, en el trabajo precario y en el trabajo a tiempo parcial donde representan más del 80% de dicha mano de obra.


La tasa de paro es por primera vez, ligeramente superior para los hombres. No obstante, suben los porcentajes entre las mujeres que tienen cargas familiares y las que buscan su primer empleo, sobre todo, mujeres jóvenes. El salario femenino es un 20% inferior al salario medio de los hombres, siendo menor entre la población asalariada a tiempo parcial donde la mujer es mayoría. A menor edad, se percibe menor salario, por lo que l@s. jóvenes tienen peores retribuciones y con menos derechos, según datos de la (EPA) Encuesta de Población Activa (IV trimestre 2008).

Las excedencias por cuidado de hijos, por permiso de maternidad-paternidad, son todavía en más del 94% para ellas. Crecen las denuncias por discriminación laboral, en su mayoría por causas relacionadas con el permiso por maternidad ("siendo esto un freno para la igualdad de la mujer en el mundo laboral”). La mujer dedica tres veces más tiempo al trabajo en la casa y casi más del doble al cuidado de la familia; la causa en el 96,4% de las inactivas que no buscan empleo, se debe a razones familiares. El 80% de las cuidadoras informales de personas mayores en España son mujeres. Ellas continúan siendo víctimas de malos tratos, vejaciones, incluso muertes por sus compañeros; crece su número cada día, a pesar de las medidas puestas en marcha para evitarlo.


No podemos olvidar a la población femenina inmigrante que, por ser mujer y por ser inmigrante, sufre un doble proceso de discriminación que las hace especialmente vulnerables. La pobreza continúa teniendo, en gran medida, rostro de mujer, joven e inmigrante.


"El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito (del derecho al trabajo) dependen, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la vocación y la dignidad de la mujer" (Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 295)


Como Iglesia presente en el mundo obrero, como militantes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), no podemos quedarnos impasibles ante estas situaciones injustas. Este día nos invita al compromiso, a la denuncia, a la reivindicación y a vivir nuevas experiencias que visualicen que los seres humanos estamos capacitados para una reorganización social donde prime la cooperación sobre la competencia, la construcción sobre la destrucción, la igualdad sobre la desigualdad, la justicia sobre la injusticia, y el sentido comunitario sobre el autoritarismo e individualismo. Sólo desde aquí es posible vivir la experiencia de la igualdad desde el respeto a la diversidad, vivir como seres complementarios y comunitarios. Seguimos reivindicando ante instituciones públicas y eclesiales políticas efectivas de igualdad.


Por eso, proponemos vivir este 8 de marzo unidos a las luchas y reivindicaciones de la mujer trabajadora, de todo el mundo, como un tiempo de cambio, que nos ayude a impulsar y potenciar, en todos los ámbitos de la vida, las posibilidades que se abren para recuperar el sentido más profundo del trabajo, que dignifica a la persona hombre o mujer), que valora su dignidad y que de ninguna forma deja al ser humano en manos de la producción y del consumo.


SECRETARIADO GENERAL DE LA JOC - COMISION PERMANENTE HOAC


DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA: 8 DE MARZO DE 2009



SECRETARIADO DIOCESANO DE PASTORAL OBRERA
Diócesis de Cádiz y Ceuta


8 DE MARZO de 2009
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA



El Día 8 de Marzo, es el Día Internacional de la mujer trabajadora. Desde aquel 8 de marzo de 1908 en el que 129 trabajadoras morían en el interior de su empresa por reivindicar unas condiciones de trabajo más dignas, se han dado y se dan muchos pasos gracias al esfuerzo y compromiso de muchas mujeres, a las que se han unido quienes sienten la justicia, la lucha por sus derechos como ciudadanas y como trabajadoras en cualquier lugar del mundo.

Somos y debemos sentirnos parte de una historia, de una memoria, de un presente y de un futuro que queremos hacer avanzar hacia la superación de tantas injusticias, discriminaciones, prejuicios, negaciones y violaciones contra las mujeres. Muchas mujeres sufren la pobreza, el paro, la desigualdad salarial, son segregadas a las categorías laborales más bajas, viven la precariedad en el empleo, las dificultades para compatibilizar vida laboral y familiar asumiendo dobles jornadas, no ven reconocido su papel a nivel de las organizaciones e instituciones, reciben un trato vejatorio, son victimas de la violencia sexista, perdiendo incluso la vida…

La celebración del 8 de marzo es una llamada a la reivindicación, la denuncia, el compromiso. Queremos como cristianos y cristianas, empeñarnos en construir una convivencia, una sociedad, una iglesia, un mundo desde el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la justicia y la igualdad desde las diferencias. No es tarea fácil, necesitamos desde todos los ámbitos de la sociedad: valentía, esfuerzo, constancia, debate y esperanza.

Con motivo de este día el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera, ha preparado diversos materiales para la reflexión y organizado algunos actos en los que se invita a participar a todas aquellas personas que de una u otra manera forman parte de la gran familia que es la Iglesia Diocesana.


Cine Fórum
El 6 de marzo de 6 a 9 de la tarde en el salón de actos del Centro “Tierra de Todos” antigua Casa del Obispo, en la C / Fray Félix (barrio del Pópulo) se proyectara la película “en tierra de Hombres” de Niké Caro (La lucha de una mujer por su dignidad en un ambiente machista), así como la exposición de la experiencia de una mujer en el comité de empresa y el sindicato.


Materiales
Asimismo, se os envía un documento de Reflexión y un Estudio del Evangelio para reflexionar sobre la situación en la que viven hoy las mujeres trabajadoras. Os adjunto también el cartel del Cine Fórum.


Un fuerte abrazo en Jesús Obrero.


SECRETARIADO DIOCESANO DE PASTORAL OBRERA
Diócesis de Cádiz y Ceuta


ESTUDIO DEL EVANGELIO



1.- INTRODUCCIÓN

El 8 de Marzo de 1908 en Nueva Cork se vivió el levantamiento de las mujeres trabajadoras en la fábrica de “Cotton” en demanda de sus derechos hasta entonces muy conculcados. La represión a la que fueron sometidas, con resultado de muerte para muchas de ellas, desato la solidaridad de las trabajadoras del mundo. En recuerdo de este trágico suceso quedo esta fecha como el Día de la Mujer Trabajadora.

Hoy, sigue siendo necesaria nuestra solidaridad con la causa de la mujer, porque social, económica, cultural y religiosamente persiste una infravaloración de la mujer respecto al hombre. Algunos indicadores de esta situación todos los conocemos en hechos concretos que nos suceden cotidianamente.

Con la intención de ayudar a los miembros de la parroquia a un “compromiso de renovada fidelidad a la inspiración evangélica” ponemos en vuestras manos este Estudio del Evangelio, para profundizar en la situación que vive hoy la mujer trabajadora.


2.- INVOCACION AL EXPIRITU SANTO

Ven Espíritu fuente de vida.
Ven, ven, ven Señor.
Ven Espíritu fuente de vida.
Ven, Señor, ven, Señor.



3.- LUCAS 13, 10-17

"Un sábado estaba Jesús predicando en una sinagoga, que era el sitio donde se reunían los judíos. Había allí una mujer que estaba enferma desde hacía 18 años a causa de un mal espíritu. Y la pobre mujer andaba encorvada, sin poderse enderezar del todo.

Al ver Jesús a la mujer, la llamó y la dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.
Jesús la tocó con las manos. Y al momento se puso derecha y empezó a alabar a Dios.
Entonces intervino el jefe de la sinagoga, irritado porque Jesús había curado en sábado, y le dijo a la gente: Hay seis días de trabajo; vengan esos días a que los curen, y no los sábados".

Pero el Señor le dijo al jefe de la sinagoga: ¡Hipócrita! cualquiera de ustedes, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a tomar agua aunque sea sábado? Y a esta mujer, que es hija de Dios, y que Satanás la tenía atada hace ya 18 años, ¿no había que soltarla de su cadena aunque sea hoy sábado?

Según iba Jesús diciendo estas cosas, los judíos se pusieron colorados de vergüenza, mientras que toda la gente se ponía muy contenta de las maravillas que hacía Jesús."



4.- COMENTARIO

Antes del comentario es necesario, pararse en lo que más nos llama la atención y contemplar lo que dice y hace el Señor y el recto de los personajes.


5.- REFLEXION

En esta historia, que cuenta el evangelio, aparecen el mal espíritu y Jesús: los dos frente a frente. ¿Qué es lo que hace cada uno de los dos? El mal espíritu es la fuerza del mal y Jesús es la fuerza del bien. Lo que hace el espíritu del mal es poner cadenas. Lo propio de la fuerza del mal es encadenar; lo propio de la fuerza del bien es desencadenar.

En los evangelios, la palabra "cadena" o "atadura" (que en griego se dice desmós) aparece tres veces. Y las tres veces se repite la misma historia. Una vez, se cuenta que el espíritu del mal le había puesto una cadena en la lengua a un muchacho y por eso no podía hablar (Mc 7,35). Y Jesús fue y le soltó la cadena y el muchacho pudo hablar. Otra vez, resulta que el espíritu del mal tenía encadenado a un hombre y lo tenía atado en un cementerio, por eso el hombre no podía vivir con la gente (Lc 13, 16); pero llegó Jesús y le quitó las cadenas al hombre, lo sacó del cementerio, y pudo vivir como una persona normal.

En el evangelio que hemos leído hoy, el espíritu del mal tenía a aquella mujer encadenada. Y por eso, la pobre mujer andaba encorvada, como el que lleva encima un peso terrible. La mujer no podía levantar la cabeza, no podía mirar a los demás, no era libre. Estaba despojada de su dignidad. Jesús dice que a la mujer le pasaba lo que le pasaba a un buey o a un burro cuando están atados al pesebre.

En cuanto Jesús vio lo que sufría aquella pobre mujer, enseguida le quita la cadena de encima. Ni la mujer se lo pidió a Jesús, ni Jesús se para a pensar si es que la mujer era buena o mala; si es que aquello le pasaba por su culpa o si se trataba de una persona inocente. Lo único que aparece en el evangelio es que Jesús no soporta delante de sí a una persona encadenada. Y porque no soporta eso, enseguida la pone en libertad y le restituye su dignidad.

La conclusión que se sigue de todo esto es clara: El espíritu del mal es la fuerza que echa cadenas para quitar la libertad, para despojar la dignidad; por el contrario, el espíritu de Jesús es la fuerza que devuelve la libertad y la dignidad quitando todas las cadenas.

El espíritu del mal encadena la lengua de la gente, para que no hable ni diga la verdad; encadena a las personas y las ata a los cementerios y a las tumbas, para que no tengan vida y estén como muertos; encadena a la gente echándoles encima pesos insoportables, para que vivan como las bestias. Por el contrario, Jesús quiere que la gente sea libre para hablar y decir lo que tiene que decir; Jesús quiere que la gente viva derecha, con la frente levantada, como personas que no están abrumadas por el peso de cargas insoportables.

Muchas personas viven como aquella mujer: no miran nada más que al suelo, no pueden levantar sus ojos al cielo, no son libres, no tienen dignidad, están como el buey y el burro, atados al pesebre, muertos de sed.

Pero en el evangelio que hemos leído hay algo más importante: el jefe de la sinagoga, que era el jefe de la religión judía, se disgustó porque Jesús había curado a la mujer. Porque aquél día era sábado, y la ley religiosa de los judíos mandaba que los sábados no se podía curar a los enfermos. Esto quiere decir que al jefe de la religión judía le interesaba más la religión que la dignidad de las personas. Por el contrario, a Jesús le interesa más la dignidad que la ley religiosa.


6.- HECHO DE VIDA

7.- CONTEMPLACION

· ¿Cuáles son las causas y consecuencias?

· ¿Nuestra actitud personal, de grupo o parroquia ante estos hechos es igual a la del jefe de la sinagoga o a la de Jesús? ¿Estamos más preocupados por cumplir la ley religiosa que en restituir la dignidad a las personas?


8.- LLAMADAS

· ¿Qué llamadas nos hace este evangelio a nivel personal, de grupo y parroquia?

· ¿Qué podríamos hacer a nivel personal, de grupo y parroquia para poder dar respuesta a estas llamadas?



9.- PADRENUESTRO

PADRE, que miras por igual a todos tus hijos e hijas a quienes ves enfrentados.

NUESTRO, de todos. De los cerca de 5.000 millones de personas, que poblamos la tierra, sea cual sea nuestro sexo, color o lugar de nacimiento.

QUE ESTÁS EN EL CIELO, y en la tierra, en cada hombre y en cada mujer, en los humildes y en los que sufren.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, pero no con el estruendo de las armas, sino con el susurro del corazón.

VENGA A NOSOTROS TU REINO, el de la paz, el del amor. Y aleja de nosotros los reinos de la tiranía y de la explotación.

HÁGASE TU VOLUNTAD siempre y en todas partes. En el cielo y en la tierra. Que tus deseos no sean obstaculizados por los hijos del poder.

DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA, que está amasado con paz, con justicia, con amor. Aleja de nosotros el pan de cizaña que siembra envidia y división, porque mañana puede ser tarde: la guerra, amenaza y la muerte injusta.

PERDONA NUESTRAS OFENSAS no como nosotros perdonamos, sino como Tú perdonas, sin dar lugar al odio, recuperando la Memoria, exigiendo Verdad, Justicia y Reparación.

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN de almacenar lo que no nos diste, de acumular lo que otros necesitan, de mirar con recelo al de enfrente, de la violencia contra los que tenemos al lado.

LÍBRANOS DEL MAL QUE NOS AMENAZA: del poder dominador, de la sociedad de consumo, de vivir montados en el gasto, porque somos muchos, Padre, los que queremos vivir en paz, luchamos por la justicia.




DOCUMENTO PARA LA REFLEXIÓN


I. DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER



La historia de la Fiesta Internacional de la Mujer se remonta a mitad del siglo XIX, cuando en las fábricas trabajaban muchas mujeres mal pagadas y explotadas.

El 8 de marzo de 1.857, por primera vez, algunas operarias de Nueva York protestaron por la mejora de sus condiciones laborales (tenían una paga mísera para muchas horas de trabajo en unas condiciones pésimas). El resultado de esta primera manifestación fue un ataque por parte de la policía. Dos años después, también en marzo, estas trabajadoras se organizaron formando un sindicato para intentar mejorar sus condiciones de trabajo.

En 1.911, en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza, se pensó dedicar un día a la mujer, con el intento de obtener el derecho de voto y terminar con la discriminación de género en el trabajo. Ese mismo año, el 25 de marzo en Nueva York, 129 trabajadoras de la empresa Triangle Shirtwaist Company murieron en un incendio provocado por el empresario al encontrarse aquellas ocupando la fábrica como medida de presión. Una multitud de 100.000 personas participaron en el funeral.

No fue hasta diciembre de 1.977 que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución proclamando el 8 de marzo como Fiesta Internacional de la Mujer.


II. MUJER Y SOCIEDAD

a) A buen seguro que si las trabajadoras de comienzos del siglo XX pudieran hoy contemplar las condiciones existenciales de las trabajadoras de comienzos del siglo XXI no dudarían en reconocer que los logros obtenidos se sitúan más allá de cualquier soñada utopía del primer cuarto de siglo que hemos despedido. Ahora bien, hay que reconocer que la consecución de esa utopía sólo es cierta para determinados lugares del planeta y ni siquiera, en esos casos, se puede hablar en términos absolutos. Porque en el mundo siguen existiendo lugares en que las condiciones de trabajo de las mujeres las convierten, sin necesidad de más calificativos, en esclavas. Y en nuestro propio país, donde por fortuna hemos avanzado inmensamente en los últimos lustros, aún estamos lejos de conseguir una situación de plena equiparación entre las condiciones laborales o profesionales del hombre y de la mujer.

En los últimos meses no dejamos de escuchar hablar de la crisis económica por todas partes. Nos inundan con noticias sobre los expedientes de regulación de empleo (E.R.E.) en grandes empresas. También nos hablan de los concursos voluntarios de acreedores (antigua suspensión de pagos) en algunas empresas. E incluso algunas de ellas se atreven a hablar de “nuevas formas o maneras de conciliar la vida laboral o personal en tiempos de crisis”.

Lo que casi nadie está diciendo (al menos claramente) es que la población más vulnerable a esta crisis van a ser las mujeres y la población trabajadora inmigrante. Las mujeres en general, pero las inmigrantes en particular serán las que peor paradas salgan de esta crisis.


b) Las mujeres son las “reinas” del trabajo sumergido. Cuatro de cada diez que realizan un trabajo asalariado lo hacen en condiciones irregulares, en su propio domicilio, en talleres clandestinos, en el servicio doméstico... Además está aumentando el empleo a tiempo parcial que es el que tradicionalmente han ocupado las mujeres con la excusa de la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, con lo cual el índice de pobreza femenina también aumentará considerablemente en los próximos años dado que las cotizaciones por desempleo van ligadas al tiempo de trabajo.

La tasa de ocupación femenina que tradicionalmente ha sido inferior a la de los hombres y con empleos, en general, peor retribuidos que los masculinos, ha dado paso a unas pensiones de jubilación paupérrimas para aquellas mujeres que dejaron la piel trabajando fuera de casa y además con el añadido de los lastres sociales de haber “abandonado” sus responsabilidades familiares de cuidado y atención.


c) La familia igualitaria sigue siendo una utopía. Las tareas domésticas siguen siendo muy mayoritariamente responsabilidad casi exclusiva de las mujeres y destinan cinco horas más por jornada laboral a estas tareas que los hombres. De modo que mientras que el hogar sigue siendo para el hombre “el reposo del guerrero”, para la mujer es un segundo centro de trabajo, en el que realiza un trabajo que no está remunerado y que, además, le impide descansar del trabajo que realiza fuera de casa.

La aprobación en su día de la Ley de Dependencia se consideró por algunos sectores como una ventaja de cara a la retribución que iban a percibir las cuidadoras informales de esas personas dependientes, que en su mayoría son mujeres. Pero el retraso de la puesta en marcha de esta ley en algunas comunidades autónomas tiene el efecto de no haber regularizado la situación de estas cuidadoras informales que, además, deben continuar haciendo su trabajo a pesar de que cada año van siendo más mayores ellas también.


d) Las mujeres siguen sufriendo malos tratos y siguen mayoritariamente excluidas de los centros de decisión políticos y económicos.

En esta cultura machista, hoy sigue siendo necesario denunciar las desigualdades que viven y sufren muchas mujeres en nuestros barrios y pueblos, en nuestro mundo. La realidad de tantas mujeres a las que no se les permite ocupar el lugar que realmente les corresponde, a las que en muchas ocasiones se recorta su participación a nivel político, social, laboral, eclesial. Mujeres víctimas de los malos tratos. Mujeres que han perdido incluso la vida a manos de sus compañeros


La mayoría del contenido de este II capítulo ha sido extraído de los siguientes documentos:

1. Bernardo del Rosal Blasco: 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

2. Teresa Mollá Castells: La crisis económica y el empleo de las mujeres.

3. Día de la Mujer Trabajadora (Noticias de la HOAC)


¿Cómo se refleja esta situación en tu familia, trabajo, organización, parroquia?



III. LA MUJER, A LA LUZ DE LA PALABRA Y LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


1. Mirar como mira Jesús

Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios. (Lc 13, 10-13).

Frente a un sistema que impide ser persona, frente a una Ley que domina, mirar como mira Jesús supone derrochar entrañas de misericordia para enderezar a toda mujer encorvada y oprimida.


2. Las mujeres y el derecho al trabajo

El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral. El primer e indispensable paso en esta dirección es la posibilidad concreta de acceso a la formación profesional. El reconocimiento y la tutela de los derechos de las mujeres en este ámbito dependen, en general, de la organización del trabajo, que debe tener en cuenta la dignidad y la vocación de la mujer, …/…La persistencia de muchas formas de discriminación que ofenden la dignidad y vocación de la mujer en la esfera del trabajo, se debe a una larga serie de condicionamientos perniciosos para la mujer, que ha sido y es todavía « olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a esclavitud ». Estas dificultades, desafortunadamente, no han sido superadas, como lo demuestran en todo el mundo las diversas situaciones que humillan a la mujer, sometiéndola a formas de verdadera y propia explotación. La urgencia de un efectivo reconocimiento de los derechos de la mujer en el trabajo se advierte especialmente en los aspectos de la retribución, la seguridad y la previsión social. (Compendio de la DSI, 295).


3. Mujer y hombre: iguales en la diferencia y complementarios

La mujer es el complemento del hombre, como el hombre lo es de la mujer: mujer y hombre se completan mutuamente, no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino también ontológico. Sólo gracias a la dualidad de lo « masculino » y lo « femenino » se realiza plenamente lo «humano». Es la «unidad de los dos», es decir, una «unidualidad» relacional, que permite a cada uno experimentar la relación interpersonal y recíproca como un don que es, al mismo tiempo, una misión: «A esta “unidad de los dos” Dios les confía no sólo la opera de la procreación y la vida de la familia, sino la construcción misma de la historia». «La mujer es “ayuda” para el hombre, como el hombre es “ayuda” para la mujer»: en su encuentro se realiza una concepción unitaria de la persona humana, basada no en la lógica del egocentrismo y de la autoafirmación, sino en la del amor y la solidaridad. (Compendio de la DSI, 147).


Teniendo en cuenta los textos, ¿qué juicio te merece la realidad planteada?



IV. ¿QUÉ HACER?

Como seguidores y seguidoras de Jesús en nuestras familias, en medio del mundo del trabajo, en nuestras parroquias y organizaciones vivamos este 8 de marzo como una invitación a mirar lo que les pasa a las mujeres como lo hace Dios, Padre y Madre, buscando la justicia que hace posible una vida digna.

La indiferencia atropella la dignidad. Por ello, la celebración de este día debe ser una llamada a la reivindicación, la denuncia y el compromiso. Hemos de hacer lo posible para que el significado de la conmemoración de este día penetre en nuestros hogares, en nuestro ambiente vecinal, en los lugares de trabajo y allí donde nos movemos, incluida nuestra Iglesia.


Esta situación ¿a qué te llama? En lo personal, familiar, laboral, organizaciones y parroquia.



Bendita seas, hermana, compañera nuestra.
Bendito tu camino sea…
y ve pues, suavemente, hermana, compañera…

Y que el coraje sea tu canción…
Tienes palabras que decir a tu modo,
y estrellas para que iluminen tu noche…

Y si llegas a cansarte,
y si la canción de tu corazón no tiene estribillo,
acuérdate de que estaremos esperando,
para volver a levantarte,
y te bendeciremos y resucitaremos juntas,
hermana nuestra…

Marsíe Si