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lunes, 21 de diciembre de 2009

ENTREVISTA DE FIN DE AÑO AL OBISPO DE NUESTRA DIÓCESIS DE CÁDIZ Y CEUTA


Antonio Ceballos sólo tiene un deseo para estas navidades,
que llegue la Paz a todos los rincones del planeta.
· Autor: IJ Poveda
Fuente: INFORMACIONES CÁDIZ - Gema Freire

P—¿Qué resumen hace Monseñor del año 2009, a nivel general?

R—A nivel general te diré que lo primero ver y sentir como gran parte del mundo está sufriendo las consecuencias de la crisis económica. Y me refiero también al tercer mundo, donde esta crisis está haciendo auténticos estragos. En España la lacra del paro está destrozando a muchas familias. Por otra parte, algunos proyectos de leyes que se están debatiendo en las Cortes Generales hacen que haya sido un año de mucha preocupación. Hay, sin embargo, una reflexión y toma de postura de mucha gente de buena voluntad que se está cuestionando este sistema económico, en el que no se favoren valores como la honradez, la fraternidad, la sobriedad, la defensa de la vida y el entorno, etc., este cuestionamiento nos hace seguir esperando y tener confianza en las personas.


P—¿Y a nivel de la Diócesis de Cádiz y Ceuta?

R—En cuanto a la Diócesis te puedo decir que estos problemas nos han implicado y nos siguen preocupando. Desde un nivel pastoral se han realizado muchos encuentros y trabajos sobre la familia y también en relación a la parroquia para conseguir que ésta siga siendo misionera y evangelizadora en estos tiempos actuales.


P—¿Cuáles han sido los mayores problemas para el Obispado durante este año?

R—Las necesidades de tanta gente afectada por la crisis. Esta lacra ha supuesto a la Diócesis un mayor esfuerzo económico que ha acarreado que algunos proyectos pastorales que teníamos en mente tengan que esperar, cómo la edificación de nuevos templos o lugares de culto y evangelización en muchos sitios donde ha ido creciendo y extendiéndose la población. Ha sido preocupante la falta de sacerdotes en algunas zonas para poder atender dignamente a los cristianos y seguir con la tarea evangelizadora. Luego está el día a día que trae sus inquietudes y preocupaciones. Pero hay que agradecer que Dios nos ayuda y que las personas cada vez son más comprensivas.


P—En varias de sus cartas pastorales realizó usted un llamamiento a la solidaridad de los fieles, ¿cree que los ciudadanos han sido responsables y han respondido?

R—Efectivamente, en Cuaresma y ahora también en Adviento, tiempo de preparación a la Navidad, hice un llamamiento a la solidaridad. Según me ha comunicado Cáritas Diocesana, se ha podido ayudar a mucha gente gracias a los más de 100.000 euros de aportaciones directas a la diocesana, pero se sabe que también se han hecho aportaciones en las mismas parroquias, aunque no dispongo de esos datos. Pero está ocurriendo algo importante, y es que por una parte la gente se ha concienciado del tema desde el punto de vista ético y moral; y por otra parte, van apareciendo personas, algunas muy preparadas, para trabajar como voluntarios en las tareas de promoción y atención que las propias Cáritas llevan a cabo.


P—En Cádiz, el Obispado tiene previsto construir dos nuevas iglesias, una en Astilleros y otra en Cortadura. La de Cortadura está más próxima a hacerse realidad, ¿qué le parece la zona, teniendo en cuenta que se situará entre dos edificios que albergarán viviendas sociales y de realojo?

R—Sí, esos son los proyectos y necesidades de las que hablaba antes. Lo de Cortadura parece que ya está más hecho, en cuanto a los terrenos, aunque para el inicio de las obras habrá que esperar un tiempo, porque nuestra economía no da ahora para ello. Hay que tener en cuenta también que estará ubicada en una zona en la que los feligreses apenas podrán colaborar en la edificación.


P—¿Le parece correcto el tratamiento que están dando los medios de comunicación a un tema tan trascendental y polémico como la Ley del Aborto?

R—Creo que ha tenido la respuesta que se esperaba, porque como bien dices, es un tema trascendente. Me parece una monstruosidad esa Ley que se está perfilando. ¿Cómo se puede entender como un derecho que se pueda abortar, sin más, cuando ya un ser lleva viviendo más de cinco meses en el seno de su madre? Si el primer derecho del ser humano es la vida, y por este derecho cada vez se va evangelizando más, gracias a Dios. Las posturas abolicionistas de la pena de muerte son una gran incongruencia si perdemos sensibilidad frente a otros atentados contra la vida humana como el aborto o la eutanasia activa. Te aseguro que no se entiende que se defienda el huevo de un ave protegida y por otra parte no se defienda y proteja la vida humana.


P—Es inevitable preguntarle por el decreto que permite procesionar a las hermandades entre cuyos titulares haya un Cristo Yacente en la jornada del Sábado Santo. La Hermandad del Santo Entierro lleva 14 años solicitándolo, ¿por qué ahora?

R—Es muy probable que este decreto afecte solamente a Cádiz capital porque en el resto de los lugares de la Diócesis, por razones obvias, seguirán igual. En Cádiz capital había dificultades de tipo organizativo y de ensamblaje con el resto de los pasos que procesionan el Viernes Santo. Se ha acordado ahora porque las circunstancias son distintas y las razones pastorales y litúrgicas se han solucionado por parte de los que organizan tal evento. Así se expresa en el mismo decreto.


P—¿Qué balance hace de sus 16 años como obispo de la Diócesis? ¿Cuáles son las asignaturas que aún considera que tiene pendientes?

R—Han sido 16 años, que se cumplirán el próximo enero, de mucha actividad por mi parte y de tantos colaboradores, sacerdotes y laicos. He visitado toda la Diócesis de Cádiz y Ceuta a veces de manera puntual y en forma de visita pastoral. Esto ha sido gratificante por el contacto directo con las personas y con los sacerdotes y laicos. Hay dos cosas que me han marcado como Obispo, que fueron la celebración del Sínodo del año 2000, con todo lo que ha supuesto para nuestras tareas pastorales y de funcionamiento y, por otro lado, el crecimiento del seminario. Ciertamente, queda mucho por hacer, nuevos templos, una casa de espiritualidad, la mejora de la formación cristiana en general, la dotación de unos medios de comunicación para llegar a todos, el acercamiento a la Universidad...


P—Cumple 75 años el próximo 31 de julio y, como es perceptivo, tendrá que poner su cargo a disposición del Papa. Aunque evidentemente actará lo que se ordene desde Roma, se habla de que a usted no le importaría seguir unos años más como Obispo de la Diócesis...

R—Así lo haré en el momento de cumplir los 75 años. Qué va a sucerder después, no lo sé, depende todo del Papa. Ya me gustaría a mí saber mi futuro.


P—¿Qué le pareció la salida inmediata del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo?

R—Si ya estaba propuesto su sucesor y nombrado al poco tiempo, lo lógico es que se marchara a sus tareas pastorales de otra índole que ya tenía programadas con su congregación. A mí me ha parecido una postura muy inteligente y normal por parte de Don Carlos.


P—¿De aquí a que termine su etapa como Obispo, en qué piensa echar el resto?

R—En este tiempo que me queda antes de presentar mi cargo a disposición del Papa seguiré las tareas programadas ya para este curso que se pueden conocer tanto por el calendario diocesano como por mi agenda personal. Pero quiero dedicarme a visitar a cada uno de los sacerdotes para conocer mejor sus trabajos y dedicar tiempo para charlar como amigo con cada uno de ellos. Ya sabes que la principal dedicación de un obispo debe ser la atención, en todos los aspectos, a sus sacerdotes.


P—¿Habrá en la Diócesis un obispo coadjutor o lo descarta ya?

R—Ni lo pido, ni lo descarto. Estas cosas, como es lógico, no dependen solamente de uno mismo.


P—En San Fernando habrá una Magna el próximo Sabado Santo, ¿la habrá también en Cádiz si se solicita? ¿Cree que está justificada en ambos casos?

R—Supongo que la pedirán. Creo que si se dan razones y motivaciones, junto con unos buenos proyectos, puede que la Magna esté justificada para el 2012. Todo lo que pueda ayudar a dar a conocer un patrimonio a los de fuera, a expresar la fe en la calle de la mayoría de los gaditanos y conectar con una hermosa tradición de nuestra religiosidad y piedad popular me parece bueno y oportuno.


P—¿Considera que 2012 será el revulsivo que Cádiz necesita, o piensa que al final quedará en agua de borrajas por culpa de la escasa inversión pública real que se está realizando por la crisis?

R—Hay mucha expectativa y quizás fue mayor hace un par de años. Ahora parece que muchas cosas no van a poder ser por la escasez de medios económicos. Se piensa o pensaba que iban a intervenir no sólo los estamentos estatales, autonomicos y locales, sino también otras instituciones que como soporte ayudarían a que los eventos del Doce fueran de gran calado para San Fernando y Cádiz. La Iglesia también participa con el ofrecimiento de su patrimonio e ideas que puedan completar el constitucionalismo de La Pepa. Creo que hay esperanza de que todo se vaya haciendo según lo previsto. Al menos así lo estamos viendo en algunos responsables de la política autonómica y local.


P—En la provincia se está intentando primar la enseñanza pública, y es en los colegios concertados donde principalmente se da la opción a los padres de que sus hijos reciban una educación católica, ¿le preocupa?

R—Claro que me preocupa la enseñanza. El hecho es que los padres optan mayoritariamente por la enseñanza concertada, y si ésta está en manos de reliogiosos o religiosas la demanda es aún mayor. ¿Por qué? Podemos pensar en distintas claves, pero el hecho es ése. Creo que se hace mal si se impide, por varios caminos, el que los niños y jóvenes no puedan recibir, en igualdad de oportunidades, la formación a través de las clases de religión y moral católicas. Son los padres lo que deben exigir este derecho.


P—Gregorio Peces Barba estuvo hace unos días en Cádiz y dijo que la Iglesia tiene más libertad de la que merece, ¿está usted de acuerdo con el padre de la Constitución?


R—Había que saber en qué contexto lo dijo. Gregorio es un señor inteligente, muy bien preparado y uno de los padres de la Constitución. Él sabe que ese grupo de libertades que se reivindicaron desde el siglo XVIII fueron formuladas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En esta declaración se dice, entre otras cosas, que toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de opinión, de expresión, de reunión y de asociación. ¿Acaso se deberían acotar esas libertades a la Iglesia?


P—¿Cree que haría falta otro concilio para adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de la sociedad actual?

R—Una de las instituciones que puso en funcionamiento el Concilio Vaticano II es la que se llama Sínodo del Obispo, que tiene como misión la reflexión para adaptar a las necesidades de los tiempos las enseñanzas del Evangelio y de la Iglesia. Cada dos años una representación de obispos de todo el mundo son convocados en Roma durante un mes, más o menos, y tienen un trabajo conjunto con teólogos y seglares sobre algún tema de actualidad para la Iglesia y para el mundo. Que yo recuerde ahora se han tratado temas como el de la justicia, el sacerdocio, la catequesis, los laicos, la familia y, últimamente, la Palabra de Dios. Se está insistiendo mucho en todo esto. Convocar un Concilio es más complicado, y teniendo esta institución del Sínodo de Obispos, la Iglesia no pierde la ocasión de ir dando respuestas permanentemente a las necesidades pastorales de los nuevos tiempos.


P—Y ya por último, ¿qué le pide a Dios y a los Reyes para el nuevo año?

R—En primer lugar paz para todos, y también que se mejore la situación económica y laboral, que nadie pase necesidades y que los pueblos pueda convivir tranquilos y en armonía.