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domingo, 26 de abril de 2020

«LA FIESTA DEL 1 DE MAYO, DÍA DEL TRABAJO 2020»: Un 1º de Mayo extraordinariamente marcado por la crisis de la COVID-19 y sus graves consecuencias socioeconómicas


Asunto: «LA FIESTA DEL 1 DE MAYO, DÍA DEL TRABAJO 2020»

Estimado/a amigo/a:

Recibe un saludo muy cordial de la HOAC diocesana y del Secretariado diocesano de Pastoral Obrera de Cádiz y Ceuta.

Tenemos el gusto de hacerle partícipe de la Nota de Prensa y del Manifiesto, que con motivo de este 1º de Mayo excepcional hace público Iglesia por el Trabajo Decente (ITD).

Las entidades de inspiración cristiana que impulsan en España esta iniciativa ITD reclaman con urgencia la aprobación de un ingreso mínimo garantizado, el reconocimiento del derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, la regularización extraordinaria e inmediata de los trabajadores “sin papeles” y un pacto de Estado que apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente.

Al objeto de que puedan darle el tratamiento informativo que consideren más oportuno.  Para más información le remitimos a nuestras págs. en internet

Con este motivo, aprovechamos la ocasión para saludarle atentamente,


Eugenio Díaz Melero
Obispado de Cádiz y Ceuta
Secretariado Diocesano
de Pastoral Obrera

Francisco Güeto Moreno
Presidente Diocesano de la HOAC
e-mail: guetomatavera@telefonica.net
Móvil: 660 137 231
CÁDIZ



#1Mayo2020 | ITD reclama un ingreso mínimo vital y medidas urgentes para los trabajadores más vulnerables

27 ABRIL 2020 | POR 
Propone, entre otras, la prestación por desempleo para las empleadas de hogar y la regularización extraordinaria de los trabajadores “sin papeles”
En el manifiesto que con motivo de este 1º de Mayo hace público Iglesia por el Trabajo Decente (ITD), las entidades de inspiración cristiana que impulsan esta iniciativa (Cáritas, Conferencia Española de Religiosos-CONFER, Hermandad Obrera de Acción Católica-HOAC, Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica-JEC y Juventud Obrera Cristiana-JOC) reclaman con urgencia la aprobación de un ingreso mínimo garantizado, el reconocimiento del derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, la regularización extraordinaria e inmediata de los trabajadores “sin papeles” y un pacto de Estado que apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente.
En este Primero de Mayo “extraordinariamente marcado por la crisis de la pandemia”, el manifiesto reafirma “que el trabajo es para la vida, que debe garantizarse unas condiciones laborales que protejan la integridad física y psíquica de la persona, y que favorezca su protección social, esenciales para una vida digna”.
Como subrayan las entidades de ITD, “no nos cabe duda de que la crisis laboral y económica provocada por la pandemia del COVID-19 hubiera tenido un menor impacto sin la indecente precariedad laboral, ese ‘virus’ que caracteriza el sistema de relaciones labores, que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias; si la sanidad y el conjunto de políticas sociales hubieran contado con los recursos que necesitan y que fueron recortados como consecuencia de la anterior crisis financiera”.
El manifiesto pone el foco en “los empleos más precarizados, como son los de personas trabajadoras del hogar y de cuidados, de la agricultura, de establecimientos de alimentación o repartidoras, que hasta el momento han estado invisibilizados y no han tenido un justo reconocimiento laboral y social”. Se trata de unos sectores laborales que “en este momento de crisis sanitaria, se han ‘descubierto’ como esenciales para la sostenibilidad de la vida, para garantizar el bienestar de todas las personas y que no nos falten alimentos y cuidados durante el periodo de cuarentena”. A pesar de ello, estos trabajadores y trabajadoras siguen “ejerciendo sus funciones en condiciones precarias y en la mayoría de los casos sin la protección adecuada”.
En la actual emergencia social causada por el coronavirus, “el empleo que en primer lugar se ha destruido —denuncia ITD— es el más débil, el que carece de redes de protección social”. Por ello, lanza una llamada “para que se articulen e impulsen todas las medidas necesarias evitando que esto vuelva a pasar y para construir una red de protección social para quienes han perdido empleo, salario y derechos, para que nadie se quede atrás”.
De manera concreta, ITD en España demanda:
 El reconocimiento de un ingreso mínimo garantizado en un programa articulado que integre las políticas sociales en España.

 El derecho a la prestación por desempleo para las personas empleadas de hogar, así como el reconocimiento social del trabajo de hogar y de cuidados.

 La regularización extraordinaria y urgente de los trabajadores y las trabajadoras “sin papeles” y descartados de los derechos de ciudadanía.

 Un pacto de Estado que, entre otras cuestiones, apueste por la centralidad de la persona y el trabajo decente, piedra angular sobre lo que se sostiene todo lo demás.

 El fortalecimiento del pilar de los derechos sociales en Europa.

El manifiesto finaliza con una invitación “a las comunidades cristianas a unirnos, desde la distancia física obligatoria, desde nuestras casas, en la celebración y la oración”, y a “participar con creatividad en aquellas acciones que puedan hacer visible la necesidad de un trabajo decente acorde con la dignidad humana”. En Twitter: #AplausoporElTrabajoDecente
Debacle del empleo
ITD subraya los datos más recientes de la realidad del empleo y que, en esta ocasión, muestra un panorama desolador:
– 4 millones de trabajadores afectados por un ERTE, según previsiones del Gobierno.
– 3.548.312 personas desempleadas, según paro registrado a 31 de marzo de 2020.
– 1,4 millones de autónomos han cesado su actividad (solicitudes de ayuda por cese de actividad).
– 833.979 empleos destruidos.
– Más de 1 millón de parados (1.004.595) no reciben ninguna tipo de prestación ni subsidio.

Cabe destacar, además, que el grueso de la pérdida de afiliación se concentra en el régimen general (836.603 personas menos, un descenso del 5,6%), seguido a gran distancia por el régimen de autónomos (40.877 personas menos y un retroceso del 1,3%), el sistema especial del hogar (descenso de 12.060 personas, es decir, una bajada del 1,6%), el sistema especial agrario (6.418 personas menos, descenso del 1,6%) y el régimen especial del mar (pérdida de 2.863 afiliados, lo que supone una merma del 4,5%).
Asimismo, la pérdida de población afiliada por tipo de contrato desde el 12 de marzo se concentra entre la población asalariada con contrato temporal (-550.651 personas, -17,3%) frente a la población asalariada con contrato indefinido (-162.582, -1,9%).
Ha sido la extinción y no renovación de contratos temporales la que, en gran medida, ha provocado la destrucción de empleo. Tanto es así que el porcentaje de caída de la afiliación en los contratos indefinidos, según datos de la Seguridad Social, es del 1,92%, mientras que el porcentaje en relación con la contratación temporal alcanza el 17,30%.



1 Mayo

Las entidades promotoras de la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente (ITD) priorizan dinámicas de sensibilización, visibilización y denuncia sobre el trabajo humano, clave y central en la sociedad y esencial en la vida de millones de personas.
Un eje de intervención está orientado a la celebración de la fiesta de san José obrero y Día Internacional de los trabajadores y las trabajadoras, el 1º de Mayo, que abordan conjuntamente desde el año 2018.
ITD aporta a esta cita un manifiesto que recogerá la situación del trabajo decente en España y las principales reivindicaciones, en torno a situaciones como la calidad del empleo, los niveles de desempleo, la pobreza laboral existente, las redes de protección social, los salarios, la seguridad y la salud laboral, la participación de los trabajadores y las trabajadoras en la empresas, el descanso, etc. que configuran el concepto de trabajo decente, y son una preocupación y una prioridad de la Iglesia, en palabras del papa Francisco.
En el año del Gran Confinamiento, provocado por la pandemia de la COVID-19, ITD incorpora a su manifiesto una realidad muchas veces silenciada como es el trabajo escasamente valorado de trabajadores que pese a sus condiciones laborales débiles y precarias, son esenciales para el cuidado de la vida. Además incorpora una serie de reclamaciones para dar respuesta a esta crisis socioeconómica.
A diferencia de otros años, las convocatorias de este Primero de Mayo tendrá un carácter extraordinario, por motivos de confinamiento y distanciamiento social necesario en este tiempo, pero esta situación no nos mantendrá invisibilizados, lo haremos a través de las redes sociales y del nuevo espacio público: nuestros balcones.
 CONVOCATORIA 2020 
 Manifiesto. Se hará público el día 27 de abril a las 11h.

 Nota de prensa. Se hará pública el día 27 de abril a las 11h.


 Propuesta de gesto de visibilización en los balcones. Carteles (próximamente).

 Campaña en redes sociales (próximamente).




VIDA NUEVA entrevista a: Gonzalo Ruiz, presidente de la HOAC: “En esta crisis del coronavirus, o se rescata a las personas, o se hunde la sociedad entera”


  • “Cuando se rescató a los bancos, nadie puso el grito en el cielo por su coste”, asegura

  • “Los Estados están obligados a procurar una renta mínima para que las personas vivan con dignidad”


Gonzalo-Ruiz-presidente-HOAC

Con un horizonte de paro de alrededor de cinco millones de personas a consecuencia de la pandemia del coronavirus, desde la HOAC tienen muy claro que la renta básica –o ingreso mínimo vital, como lo denomina en Gobierno– es un derecho que los Estados tienen que procurar a sus ciudadanos. Es una de sus reivindicaciones ineludibles en vísperas del Primero de Mayo, porque si hay algo que rescatar en esta crisis económica que ya tenemos encima, es, como sostiene Gonzalo Ruiz, presidente de la HOAC, a las personas, “cueste lo que cueste”.

PREGUNTA.- ¿Qué le parece la petición que ha hecho el papa Francisco de un salario universal para los trabajadores más desfavorecidos?
RESPUESTA.- Es una cuestión que lleva mucho tiempo planteándose. Que el papa Francisco lo proponga, pone de manifiesto su cercanía y sensibilidad hacia los colectivos más pobres y desprotegidos, que conoce de primera mano cuáles son las necesidades y la situación en la que se encuentran millones y millones de trabajadores y trabajadoras precarios.
Los derechos de los trabajadores y trabajadoras no pueden vincularse a tener empleo o no tenerlo. Sus derechos están vinculados a su condición de personas. La dignidad de la persona está por encima de cualquier otra circunstancia y condición, por tanto, los Estados están obligados a procurar una renta mínima que les permita vivir con dignidad y poder desarrollarse plenamente como personas.

Cubrir las necesidades básicas de las familias

P.- España va poner en marcha en unas semanas un ingreso mínimo vital. ¿Qué cuantía mínima cree que debería tener y a quién beneficiar?
R.- No soy técnico en la materia, pero ha de ser una cantidad que permita cubrir las necesidades básicas, vitales de las personas y las familias. Se habla de que debería estar entre los quinientos y los seiscientos euros. Debe ir dirigida a todas las personas que se encuentran en situación de desempleo y no tengan prestación por el mismo.
Estos ingresos mínimos han de darse con la suficiente agilidad y rapidez como para que no pasen meses en situación de desamparo total las personas afectadas, como es el caso en miles de ellas. Además, debe permitir que en el momento en que una persona en situación de precariedad pierda el empleo, que, por lo general, es temporal y precario, automáticamente vuelva a tener de nuevo la renta mínima, con objeto de que estas personas se muestren activas en la búsqueda de empleo.
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P.- Hay un millón de parados en nuestro país que no tienen prestación por desempleo. Los efectos económicos de esta pandemia dejarán en España un nivel de paro superior al 20%. Todavía con los efectos de la Gran Recesión de 2008 en el horizonte, ¿está preparada nuestra sociedad para asumir las consecuencias derivadas de esta destrucción de empleo y su impacto en las familias?
R.- Nunca una sociedad está preparada para sufrir este impacto tan brutal, y menos la nuestra. Porque a esta situación viene a sumarse las consecuencias que todavía estamos padeciendo de la crisis anterior. Los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad, parados de larga duración, mayores de 45 años, jóvenes, mujeres, migrantes, familias monoparentales… han quedado seriamente dañadas por la crisis anterior, a ellos no ha llegado aún la recuperación económica que a nivel macroeconómico se ha producido en estos años.
Por tanto, esta crisis viene a golpear de nuevo –y más fuertemente que a los demás– a los más débiles, a los más desprotegidos. Como dice Francisco, estos colectivos sufren doblemente ante esta situación que estamos viviendo, quedan sin empleo, sin recursos económicos y tienen más dificultad que los demás para vivir el confinamiento por la falta de condiciones de sus viviendas y el hacinamiento que sufren.
Por tanto, el Gobierno, los poderes públicos, han de poner todos los medios para que se pongan en marcha todo tipo de ayudas económicas y sociales para paliar la situación de los trabajadores y trabajadoras, evitando que pierdan sus empleos, y a aquellos que llevan años y años sin empleo, sin ningún tipo de rentas y ayudas, que las administraciones públicas las pongan en marcha para que no queden definitivamente expulsados de esta sociedad, descartados, como gusta decir al Papa. Es la ocasión para que todos y todas salgamos adelante, que nadie se quede atrás.

Reivindicar los servicios públicos

P.- ¿Qué enseñanzas nos puede dejar el impacto de esta pandemia a la hora de valorar y dignificar el trabajo de tantos trabajadores que están en primera línea en servicios esenciales y que, por lo general, no son bien valorados, además de mal pagados?
R.- Si durante años y años no se hubiera centrado el crecimiento económico en la creciente desprotección de los trabajadores y trabajadoras, no se hubiera precarizado hasta el extremo sus condiciones laborales, con una pérdida continua y constante de sus derechos laborales y no se hubiera hecho un trasvase brutal de la renta de los trabajadores a las rentas del capital, ahora estaríamos en muchísimas mejores condiciones para afrontar esta crisis. De igual manera, si no se hubiera producido el deterioro de la sanidad pública, la situación precaria de muchos trabajadores y trabajadoras del sector sanitario, donde está instalada plenamente la precariedad laboral, estaríamos respondiendo mucho mejor a los desafíos que nos plantea esta pandemia.
Para que nuestra sociedad sea cada vez más justa e inclusiva, son necesarios unos servicios públicos suficientes. Necesitamos una sanidad pública eficiente, que se garantice el derecho a una prestación sanitaria universal para todos y todas, unos servicios sociales y comunitarios, suficientes para atender a todas las personas que están en situación precaria, un sistema educativo que garantice una educación de calidad para todos y todas, que no ponga de manifiesto la brecha que sufre el alumnado según su origen o procedencia social, como se está poniendo de manifiesto con esta crisis. En definitiva, necesitamos unas prestaciones de los servicios públicos que ayuden a paliar las diferencias sociales y que permitan vivir con dignidad a todas las personas que vivimos en esta sociedad.
Se pone de manifiesto también cuáles son los verdaderos servicios que hacen posible que una sociedad funcione, frente a tanta superficialidad y falsas expectativas que esta sociedad nos pone como señuelos, centrando la felicidad y realización de las personas en consumir, tener, poseer, gozar; frente al ser, compartir, acompañar, respetar.

Millones de personas en la cuneta

P.- ¿Cree que ante la nueva recesión (o depresión, según algunos especialistas) la salida es volver a incidir en los recortes económicos como se hizo en la crisis precedente?
R.- Si se siguiera el mismo camino que en la crisis anterior, el resultado sería un desastre total. Se acabaría rematando a los millones de personas que aún no han superado la crisis anterior, además de tirar a la cuneta a millones de personas más. En esta ocasión, o se rescata a las personas o esto no va a tener solución, se hundirá la sociedad entera.

Para que la salida de esta crisis haga posible que vayamos construyendo una sociedad mejor, hay que pensar en rescatar a las personas, cueste lo que cueste, se endeude el Estado lo que se endeude. Es curioso que cuando se habla ahora de establecer una renta mínima, enseguida se resalte el coste que ello va a tener y se pone el grito en el cielo. Sin embargo, cuando se rescató a los bancos dándoles miles de millones, ese endeudamiento parecía no tener importancia.

«UNA MESA Y CASA COMÚN EN JUSTICIA
Y SOLIDARIDAD»

MMTC | 1º de Mayo: Una mesa y casa común en justicia y solidaridad

24 ABRIL 2020 | POR 
Declaración del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos.
El 1 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, el Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) conmemora:
La gesta liberadora de los obreros mártires de Chicago, EEUU, 1884. Quienes con sus jornadas de protesta, paros y boicots, del 1 al 4 de mayo de 1884, reivindicaron una jornada laboral de 8 horas diarias: “ocho horas para el trabajo, ocho horas para la casa y ocho horas para el sueño” (Federación Americana del Trabajo).
Nuestro compromiso como movimiento obrero cristiano, articulado a las luchas de todos los obreros y trabajadores del campo y la ciudad; en la consecución de una vida digna expresada en: jornadas de trabajo decente, salarios justos y condiciones humanas en el ambiente de trabajo.
Vemos, analizamos y actuamos, desde nuestras múltiples miradas, saberes, experiencias y compromisos; inmersos en una realidad marcada por dos modelos de vida que se contraponen:

I.– LA ECONOMÍA CAPITALISTA MUNDIAL
Renovando sus estrategias de dominación y sometimiento se nos impone cada vez más de manera brutal y salvaje. Sus características más visibles: nuevo orden geopolítico mundial con dominio del capital financiero y empresas transnacionales, endeudando, despojando y explotando los bienes naturales y culturales de nuestros pueblos; aumento de las migraciones forzadas del sur al norte; implementación de políticas y estrategias de exclusión, marginación, criminalización y muerte; la guerra biotecnológica como última expresión de poder: control, dominio y sometimiento de las naciones.
Resultados: más del 75% de la población mundial en pobreza extrema, sobreexplotación y destrucción de la casa común y un éxodo migratorio creciente hacia la muerte. Todo un arrebato grotesco de la dignidad de las personas creadas a imagen del Dios de la vida.

II.– LA PROTECCIÓN, SEGURIDAD Y LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA
Manifiesta en múltiples miradas y caminos, avanzamos lentamente hacia un modelo alternativo de vida. Con un enfoque agroecológico sustentable, en equilibrio y armonía con la madre naturaleza promovemos: diversas estrategias familiares y comunitarias de producción agrícola, pecuaria, pequeña industria, cooperativismo, mutuales de servicios y la comercialización colectiva de los excedentes a través de los múltiples mercados solidarios.
La conquista de iniciativas de protección, seguridad economía social, ante el capital, nos ha representado largas jornadas de luchas jurídicas y políticas. Para ello ha sido vital la articulación con diversos movimientos sociales de Mujeres, trabajadores/as domésticas, trabajadores de economía informal, emigrantes, trabajadoras sexuales, campesinos y campesinas, comunidades y pueblos originarios-indígenas.
Con el oportuno y solidario acompañamiento de la comunidad internacional y la observancia de diversos organismos políticos y jurídicos internacionales (OIT, ONU, OIM, Cortes de Justicia, etc.), cada una desde su propia naturaleza y propósitos, hemos establecido mecanismos de observación con una agenda permanente sobre el cumplimiento de los derechos humanos y colectivos, establecidos y ratificados por nuestros Estados mediante declaraciones, tratados, convenios, acuerdos y pactos.
Resultados: La defensa y promoción de la vida, nuestros territorios y nuestra madre tierra, fundamentados desde nuestras raíces culturales. Desde esta experiencia sectorial, familiar y comunitaria renovamos principios y valores que fundamentan una nueva espiritualidad de la vida: trabajo, tierra y techo. Caminamos con la conciencia y la certeza que otro mundo es posible, fundamentado en el ser humano y la madre naturaleza por encima del capital y el mercado.
Desde este caminar de sueños y esperanzas, el MMTC, familia y comunidad internacional, reafirmamos nuestro compromiso asumido en la última Asamblea General (Ávila, España 2017): contribuir desde lo local, nacional y continental a dignificar la vida de la clase trabajadora y a la construcción de una mesa y una casa común, en justicia y solidaridad.