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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
¡ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA...!
LA VIDA DEL MUNDO OBRERO Y DE LOS POBRES,
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.


¡Bienvenido/bienvenida! al "blog" de la HOAC diocesana de Cádiz y Ceuta.


lunes, 13 de febrero de 2012

«LOS HÁBITOS DE CONSUMO
HAN CAMBIADO CON LA CRISIS».
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
7ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
(19 febrero 2012)


Dibujos de Cerezo  

ORAR EN EL MUNDO OBRERO

Ciclo “B”  (2011-2012) 

7ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

(19 febrero 2012) 

Las iniciativas que desarrollamos
ante las dificultades para nuestra misión
dan fe de si lo que llevamos entre manos
nos importa de verdad.

La fe está ligada a la superación de los obstáculos.

No descuidemos la práctica cristiana
de la oración de intercesión y el imperativo de
«llevar los unos las cargas de los otros.



La encuesta del CIS de diciembre del 2011
nos asegura que los hábitos de consumo
de los españoles han cambiado con la crisis.

El que escribe la información
nos la sintetiza diciendo que
«más de seis de cada diez ciudadanos»
dicen haber cambiado de costumbres
para reducir gasto en ropa,
en la factura de la luz, el agua o el gas
y, por supuesto, en ocio o vacaciones.



Tampoco la salud se libra, nos dice:
casi uno de cada cuatro ciudadanos
ha aplazado algún tratamiento
médico o dental por la crisis, según el CIS.

La gente se trata las caries con más retraso
y pospone los implantes.

Ahora los ciudadanos van cuando duele:
el bolsillo es lo primero…


Podríamos seguir viendo los recortes
que la crisis está provocando
en la economía familiar,
pero parémonos aquí
para hacernos algunas preguntas.


Vemos cómo los trabajadores,
para enfrentarse a los recortes salariales
o al posible paro que pende
sobre la cabeza del trabajador
(¡no se descarta que el número
de parados siga aumentando!),
reacciona cambiando hábitos
que tenía adquiridos en
la época anterior a la crisis.

Pero entre estos cambios:

− ¿Está el abandonar la cultura del
consumismo despilfarrador
a que
nos empujan los nauseabundos
anuncios publicitarios?



− ¿Aprovecharemos esta maldita crisis
para repensar un nuevo modelo de vivir:

más justo, más austero, más solidario
(con los últimos de la tierra,
con las generaciones futuras…),
más respetuoso con la hermana naturaleza…?


− ¿Nos implicaremos “políticamente”
para que los derechos sociales,
−que son propiedad inalienable de todos
los hombres por el solo hecho de ser personas−,
no nos sean robados a los del primer mundo
y sean ¡por fin! una realidad real
para las gentes del tercer mundo?


Ahora bien, no dudamos,
ni por un momento,
que todo ello serán bellos sueños
de princesitas durmientes,
si creemos que bastan unos cuantos
retoques del capitalismo actual
para realizar la utopía alcanzable
de una sociedad decente.

¿Acaso no sabemos que
“e
l liberalismo actual,
sin regulación política ni ética,
responde a una ideología del
“apriorismo económico”,
ideología utilitarista que genera
la idolatría del mercado y
posterga irreverentemente a las personas,
al negar la dignidad trascendente de las mismas”?


Una sociedad que pone en su centro
a las personas iguales en su dignidad
es incompatible desde la raíz
con el capitalismo,
sobre todo con el “salvaje”
del siglo XIX y principios del XXI,
pero también con el capitalismo
“domado” del “Estado del Bienestar”.

Sólo cuando el Capital
esté al servicio del trabajo,
entonces amanecerá un nuevo día
para la humanidad.


Pidamos a Jesús,
el verdadero pobre solidario
−a quien confiamos,
por su Espíritu,
asemejarnos un día−,
y sintiéndonos unidos
a todos los trabajadores
que están soportando
el peso de la crisis,
que nos dé fuerza
para abandonar
«la cultura del despilfarro»;

para comenzar
(o reafirmarnos en)
un nuevo modo de vivir justo,
austero y solidario;
para asegurar los derechos sociales…


«El trabajo no se hizo
para servir al Capital,
sino el Capital para estar
al servicio de los trabajadores»
.


A VOSOTROS OS LLAMO AMIGOS

A vosotros que compartís mi proyecto
y lo lleváis a cabo;
a vosotros que recibís mi Palabra
y la ponéis en práctica;
a vosotros que os reunís en mi nombre
y evocáis mi presencia…
os llamo amigos.

A vosotros que sois fuertes
en vuestra debilidad,
a vosotros que os mantenéis firmes
en la opción por los pobres;
a vosotros que progresáis
en la fe puesta en acción…
os llamo amigos.

A vosotros dispuestos
a dar la cara,
a arrimar el hombro,
a echar una mano;
a vosotros con quienes
se puede contar incondicionalmente
para toda causa buena…
os llamo amigos.

A vosotros que aceptáis la realidad
e intentáis mejorarla;
a vosotros que no renunciáis
a la utopía del Reino
y camináis hacia ella;
a vosotros que dais una oportunidad
a un futuro mejor…
os llamo amigos.

A vosotros que celebráis
lo que creéis y
compartís lo que tenéis;
a vosotros juntos en la fiesta
y juntos en la lucha;
a vosotros que tenéis
mis sentimientos y mi Espíritu…
os llamo amigos.



EVANGELIO (Mc 2,1-12)
«Entró de nuevo en Cafarnaún y,
pasados unos días,
se supo que estaba en casa.

Se congregaron tantos
que no se cabía ni a la puerta,
y él les exponía el mensaje.

Llegaron llevándole un paralítico
transportado entre cuatro.

Como no podían acercárselo
a causa de la multitud,
levantaron el techo del lugar
donde él estaba,
abrieron un boquete y
descolgaron la camilla
donde yacía el paralítico.

Viendo Jesús la fe de ellos,
le dice al paralítico:

“Hijo, se te perdonan tus pecados”.

Pero estaban sentados allí
algunos de los letrados
y empezaron a razonar
en su interior:

“¿Cómo habla éste así?

¡Está blasfemando!

¿Quién puede perdonar pecados
más que Dios sólo?”
Jesús, intuyendo cómo
razonaban dentro de ellos,
les dijo al momento:

“¿Por qué razonáis así
en vuestro interior?

¿Qué es más fácil,
decirle al paralítico
‘se te perdonan tus pecados’
o decirle ‘levántate,
carga con tu camilla
y echa a andar’?

Pues para que veáis que
el Hijo del hombre
tiene autoridad en la tierra
para perdonar los pecados...”

Le dice al paralítico:

“A ti te digo:
levántate,
carga con tu camilla
y márchate a tu casa”.

Se levantó,
cargó enseguida con la camilla
y salió a la vista de todos.

Todos se quedaron atónitos
y alababan a Dios diciendo:

“Nunca hemos visto cosa igual”».


Pequeña explicación
1. Jesús vuelve a Cafarnaún,
que es su base de operaciones
en esta primera etapa de su ministerio,
y está “en casa” predicando “la palabra”.

Destaca Mc la “atracción” de Jesús
sobre una multitud de gente
que se encuentra ansiosa
de escuchar su “mensaje”,
y también de un paralítico
que busca “curación”,
pero que en su desamparo
cuenta con la ayuda
de cuatro “amigos”.

2. La curación del paralítico
se encuentra con una dificultad,
con un obstáculo.

Aquello que le ha hecho
acercarse a Jesús,
es decir, la fama de éste,
es lo que le impide al final acercarse a él,
por la gran multitud agolpada
a la puerta de la casa,
debido a esa misma fama.

Si el leproso tuvo que sortear
un impedimento religioso,
el paralítico habrá de superar
una dificultad física.

La manifestación de la gracia de Jesús
a favor de una persona o de un grupo
crea problemas para otros.

3. Esta barrera, por su lado,
ofrece la ocasión para medir
la necesidad sentida,
el deseo real de ser curado;
y a los suplicantes les da la oportunidad
de desplegar una iniciativa extraordinaria,
que en nuestro pasaje se llama “fe”,
una iniciativa cuya finalidad
es superar el obstáculo.

(Las iniciativas que desarrollamos
ante las dificultades para nuestra misión
dan fe de si lo que llevamos entre manos
nos importa de verdad).

La fe está ligada a la superación de los obstáculos.

4. En este caso la dificultad a superar
conlleva un arriesgado movimiento para los amigos
(subirlo al tejado, romper la techumbre, etc.),
no exento de molestias para el propio paralítico
(pienso en Rovirosa
cuando estaba tullido,
y en tantos compañeros nuestros
postrados en la cama).

5. Jesús percibe esta improvisación
creativa como una expresión de fe.

Los amigos del paralítico creen
en el poder sanador de Jesús.

El hecho de que la fe de los amigos suscite
(ponga en marcha) la curación del paralítico
y el que ellos le lleven físicamente
a la presencia de Jesús
nos recuerda la práctica cristiana
de la oración de intercesión y el imperativo de
«llevar los unos las cargas de los otros».

6. En respuesta a la fe de los suplicantes,
Jesús dice al paralítico:
“Hijo, tus pecados quedan perdonados”.

Al parecer, en el contexto bíblico
el pecado estaba asociado
con la enfermedad
y podía entenderse como
otro obstáculo para la curación.

(Según una tradición rabínica,
“una persona enferma
no sale de su enfermedad
hasta que todos sus pecados
son perdonados”).

En aquel contexto, pues,
las palabras de Jesús
darían confianza al paralítico.

Esta vinculación hoy
nos resulta problemática,
aunque se podría actualizar
al nivel socio-estructural
(pecado social, es decir,
la injusticia social que
emponzoña la sociedad)
y ecológico
(el actual sistema de pecado
basado en la destrucción
de los equilibrios biológicos).

Sin la superación de estos pecados
no hay curación/salvación
posible para este mundo.

7. La escena en la que aparecen
los escribas es una escena de controversia.

El que Jesús se presente como
agente de perdón no lo pueden tolerar,
pues es una pretensión blasfema,
al querer suplantar a Dios.

(En S. Juan lo acusarán de
que siendo hombre
se arrogue el ser Dios).

La controversia entre cristianos y judíos
versa sobre quién es Dios y sobre su unicidad.

La pretensión inaudita e intolerable
(también para muchos cristianos)
del cristianismo es afirmar
la «humanidad de Dios»,
un Dios débil,
a merced de los hombres,
sin poder,
a no ser el del amor.

¡No es esto, acaso,
un escándalo!

8. Jesús, en esta controversia con los escribas,
apoya su poder de perdonar pecados remitiendo a Dn 7,
identificándose con el personaje del Hijo del hombre,
que en la visión de Daniel recibe de Dios
el poder escatológico sobre la tierra.

Por tanto, les dice Jesús:
“el Hijo del Hombre tiene sobre la tierra
poder de perdonar pecados”.

(Nota: en Daniel el Hijo del hombre
es presentado como juez de los pecadores;
Mc, por el contrario,
¡como el que perdona pecados!
Que el Espíritu nos conceda saber leer

el AT como lo hizo Mc)

[9. La interpretación de este pasaje de Daniel que prevalecía entre los Rebeldes judíos de la Gran Guerra contra Roma, difería de la de Mc y estaba más cerca del contexto original de Dn 7.

Para los Rebeldes la venida
del Hijo del hombre
no significaba
perdón para los pecados,
sino el establecimiento del
reino de Dios sobre la tierra,
a través de un acto purificador
de la justicia divina,
en contra de los opresores
gentiles de Israel.

En contra de esto,
el Jesús de Mc extiende
el Reino de Dios
desde el cielo sobre la tierra
a través del perdón].

10. Hablar de perdón podemos todos;
perdonar de verdad es otra cosa.

¿Cómo demostrarlo?
Por su parte,
¿cómo demuestra Jesús que
tiene el poder de perdonar?

Asumiendo la conexión tradicional
entre pecado y enfermedad,
la curación del paralítico
va a confirmar la verdad del perdón.

11. Antes decíamos que
sin la superación del pecado Capital
de injusticia y el pecado Biocida ecológico
no hay salvación para este mundo.

Jesús con la curación del paralítico “mostró”
su poder de perdonar, de sanar, curar, salvar.

También nosotros somos llamados,
con nuestro PE y nuestro QAC,
a mostrar que hemos recibido de Jesús
el poder de arrancar este pecado del mundo.

¿Qué curaciones he de llevar a cabo
en mi compromiso que “muestren”
que la salvación ha llegado a esta casa
[cf. Lc 19,1-10]?
«Hay que redimir la totalidad del hombre:
al cuerpo, de la enfermedad;
al espíritu, del pecado».

La redención el espíritu se muestra
en la salvación del cuerpo.


SALMO DE HOY

Personajes comodones suelen decirnos:
«dedíquense al apostolado y… prescindan de lo social».
Señor, hasta aquí llegó la mixtificación capitalista,
hasta hacer de ti un salvador de “ánimas” y no de hombres.
Veo que los que preconizan una religión… sin lo social,
son los que tienen asegurado bienestar, privilegios y lujos.
Su espiritualidad se llama “inmunda sordidez del egoísmo”.

Cuando contemplo familias desahuciadas, sin hogar,
viviendo en condiciones indecentes, con salarios indignos;
cuando en virtud de razones financieras, especulativas,
se aplasta a mis hermanos trabajadores…
no valen predicaciones de resignación prostituida,
ni paciencia cómplice.
Allí en nombre de Cristo hay que protestar
e imponer la justicia.
¡Es el Credo mismo quien me convierte en anticapitalista!

¿Cómo fue posible, Jesús, que tu doctrina
fuese tan manipulada por los explotadores?
¿Cómo ocurrió que tu doctrina se la robaron al pueblo?

Señor, una vez más, nos comprometemos
a devolver tu evangelio a los pobres.
No podemos descansar mientras exista la miseria,
mientras aún tengamos que pedir
la venida de tu reino.


«Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra»
(Mt 5,4)
La mansedumbre está ligada a
la humildad y a la pobreza.
Lo contario del hombre “manso”
es el hombre duro y agresivo, el violento.
La riqueza es en sí misma
violencia estructural
(con un simple botón
se decide el desplazamiento de capitales
y se quita la vida a pueblos enteros),
es un robo institucionalizado,
según aquello de los Padres de la Iglesia:
«Rico, lo que sobrepasa tu necesidad
pertenece a los pobres».
¿Podrá, entonces, un rico ser manso?
La mansedumbre supone
la renuncia a la violencia y
poner la confianza sólo en Dios.
Por eso el rico, para
alcanzar la mansedumbre
a la que está llamado,
debe renunciar a la acumulación
(violencia capitalista) y
dejar de confiar en sus riquezas
(idolatría personal)
poniéndose a compartir
(expresión del mandamiento del amor).

Sucede con la pretendida mansedumbre
del que vive en riquezas
como con la fe del
que no tiene obras:
¿de qué sirve?
«Si un hermano o una hermana
andan desnudos y
faltos del alimento diario
y uno de vosotros le dice:
“Id en paz, abrigaos y saciaos”,
pero no le da lo necesario
para el cuerpo,
¿de qué sirve?»
(Sant 2,14ss).

Jesús sí, él es el modelo de mansedumbre,
de pobreza y de humildad.
«Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros
y aprended de mí,
que soy manso y
humilde de corazón
,
y encontraréis descanso
para vuestras almas.
Porque mi yugo es llevadero
y mi carga ligera» (Mt 11,28ss).

Quien quiera ser discípulo del Maestro
debe empezar a trabajar en su corazón,
partiendo de la convicción que tiene
un corazón violento en contra de los pobres,
lo contrario de un corazón manso.

Los “ricachones”, los intelectuales
al servicio del Capital,
los teólogos que descuidan
el valor fundamental de la justicia,
los militantes “zelotas”…
no tenemos el corazón manso.

¿Cómo transformar
nuestro corazón violento
en un corazón altruista,
en un corazón manso y humilde?
Sólo la gracia, el Espíritu de Dios,
puede cambiar nuestro
corazón de piedra
en un corazón de carne.
Pero la pregunta es ¿Cómo?
A través del rostro del otro.
La pobreza del otro
da el primer martillazo
a la piedra de mi corazón.

El corazón de piedra del capitalista
sólo puede serle extirpado
por el leproso que le sale al encuentro;
sólo él tiene poder para cambiarlo.
¡Por eso es por lo que
el mundo de la pobreza y
la reflexión sobre sus causas
es escamoteada una y otra vez
en el capitalismo!

«Estoy convencido de que
el proyecto capitalista
actual es una idolatría.
Estoy convencido de que
ninguna herejía
de los siglos pasados
ha hecho tanto daño
al cristianismo como
la idolatría actual».

«¿Se puede hablar de humildad
a propósito de quien hace política?
Pienso que sí,
porque la figura del humilde
no es la de quien ha renunciado
a la propia dignidad.
Humilde es el altruista
capaz de liberarse de su egocentrismo
y de ver a los otros y defender sus derechos.
La humildad de corazón de Jesús
nada tiene que ver con la vileza,
con el miedo,
con la renuncia a
defender los derechos del hombre,
tampoco cuando los opresores
son los sumos sacerdotes».
Un cristiano que,
bajo capa de “mansedumbre”,
no defiende a los oprimidos
aplastados bajo pesos insoportables,
¿qué clase de “cristiano” es?
Este es el hereje que
está corrompiendo por dentro el cristianismo.

 


-           Lectura del libro de Isaías 43,18-19. 21-22. 24b-25
Por mi cuenta borraba tus crímenes.
-           Salmo 40,2-3. 4-5. 13-14 (5b)
R/.
Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.
-           Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1,18-22
Jesús no fue primero «sí» y luego «no»;
en él todo se ha convertido en un «sí».
-           Lectura del santo evangelio según san Marcos 2,1-12
El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.



Jamás se ha visto una cosa igual.
Isaías consuela al pueblo desterrado y anuncia que Dios hará prodigios, como nunca ha realizado (1 lect.).
La palabra de Jesús libera de la esclavitud del pecado y sana de la enfermedad, nunca se ha visto una cosa igual (Ev.).
La palabra de Cristo siempre se cumple, la palabra de Pablo es coherente, sincera y verdadera (2 lect.).