
«El Jesús histórico un judío marginal».
«¿Qué sucedió a lo largo de la historia para que la reflexión cristológica de la cruz quedará sustraída de la misma historia, ocultándose la vida de Jesús? Que el “Jesús histórico” quedó reducido a un símbolo de nuestra redención, un símbolo del precio a pagar para aplacar la ira de Dios.
La cruz no puede estar reducida a un símbolo de reparación o expiación del hombre pecador con Dios, sino como un acontecimiento histórico, como consecuencia del conflicto por la acción y la predicación de Jesús frente a los poderes de su tiempo. Fue el resultado de la lucha de Jesús frente a los opresores. Un acontecimiento de nuestra historia en conexión con la vida de Jesús desde que se encarnó en un hombre y pobre obrero, en un mundo de pecado contra el Dios de Jesús» 1
Luego, los únicos culpables de su muerte fueron los poderosos de la religión y políticos de su tiempo, porque lo consideraron blasfemo y subversivo siendo intolerable para ellos su forma de hablar y actuar. Eso le llevo a la muerte en cruz, no la ira de Dios Padre como castigo por nuestros pecados. No se podría entender que un Dios que tanto amó a los hombres se vengará de nosotros entregando a su Hijo a la muerte de mano de los hombres. El misterio de la cruz, ha sido durante mucho tiempo deformado para beneficio de los poderes de todas las épocas, que veían la vinculación de la muerte de Jesús por la lucha contra la injusticia de los poderosos.
En el mundo hoy existe un número incalculable de crucificados sociales como lo fue Jesús, su muerte no ha evitado la muerte de los hombres, muchas personas no creen en el crucificado, tampoco que los crucificados de la actualidad nos puedan hablar de Dios, ni que estos nos puedan evangelizar, ¿quién puede creer en un Dios que yase inerte en la cruz? Es mejor creer en ese dios todo poderoso que resuelve todos los problemas, (el dios dinero) sin embargo, la justicia y la verdad complica mucho la vida y preferimos callar, mirar para otro lado. Los crucificados y abandonados de la época de Jesús, los pecadores, leprosos, ciegos, tullidos, viudas…, hoy, son los pobres, personas excluidas, emigrantes, ancianos sin atender, niños mal alimentados, drogadictos, desempleados, trabajadores precarios, los que no tienen ni quien los defiendan, los que solo tienen puesta su confianza en Dios.
La Pasión y Muerte de Jesús que es causa y principio de salvación del mundo está ausente en nuestra sociedad. Sin embargo, los crucificados de hoy son cómo una posibilidad de salvación, de conversión de esperanza de perdón, ante una realidad que está oculta ante tanto mirar a otro lado en la sociedad, en la política, en la religiosidad popular. Nuestra misión es seguir a Jesús, abrir la esperanza a la resurrección que está ligada a bajar de la cruz a los crucificados del mundo, acudir a ese sufrimiento de hermanos nuestros como el que tiene un tesoro escondido. Tenemos que integrar en la cruz la experiencia de un Dios que se deja conmover por el sufrimiento humano.
“La cruz del cristiano trae persecución, trae desprecio de los que no aman a Dios, trae lucha con el enemigo espiritual que no quiere perder las almas que ahora tiene bajo su poder, a los que quiere llevar a la muerte eterna del infierno; pero también trae gozo por las almas que se salva y que compensa con crece la persecución, trae afecto fraternal y amor a Dios desde los hermanos que se han salvado por la fe en la cruz, que también compensa con creces todo el desprecio de otros, y trae Victoria, el Reino de Dios en las almas y en la eternidad, porque el Reino de Dios está entre nosotros". 2
“…Como resultado de la obra salvífica de Cristo, el hombre existe sobre la tierra con la esperanza de la vida y de la santidad eterna. Y aunque la Victoria sobre el pecado y la muerte, conseguida por Cristo con su cruz y resurrección no suprime los sufrimientos temporales de la vida humana, sin embargo, sobre toda esa dimensión y cada sufrimiento está la victoria que proyecta una luz nueva, que es la luz de la salvación. Es la luz del Evangelio, es decir, de la Buena Nueva…” Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito hijo".
Esta verdad cambia radicalmente el cuadro de la historia del hombre y su situación terrena. A pesar del pecado que se ha enraizado en esta historia como herencia original, como “pecado del mundo" y como suma de los pecados personales, Dios Padre ha amado a su Hijo unigénito, es decir, lo ama de manera duradera; y luego, precisamente por este amor que supera todo, Él “entrega" este Hijo, a fin de que toque las raíces mismas del mal humano y así se aproxime de manera salvífica al mundo entero del sufrimiento, del que el hombre es partícipe". 3
La respuesta de Dios al sufrimiento de la humanidad está en el rostro del crucificado. El mismo Dios padece solidariamente el sufrimiento de los hombres. Un Dios crucificado pone en crisis todas nuestras imágenes de Dios. El crucificado no tiene tantos rostros que la humanidad ha atribuido a la divinidad. En la cruz no hay poder, belleza, fuerza, sabiduría, majestad. En la cruz o se termina la fe en Dios o se comprende de una forma totalmente nueva, En la cruz se revela el verdadero poder del amor de Dios. El amor de Dios es infinito, perdona siempre, salva desde el fracaso, encerrado desde la impotencia, suscita vida desde la muerte y recibe al hombre cuando éste comete en su Dios el mayor pecado…El silencio de Dios ante nuestro dolor no es silencio de alguien lejano e indiferente. Es el silencio de un Dios que sufre con nosotros y habita desde dentro de nuestro dolor".4
La cruz no puede estar reducida a un símbolo de reparación o expiación del hombre pecador con Dios, sino como un acontecimiento histórico, como consecuencia del conflicto por la acción y la predicación de Jesús frente a los poderes de su tiempo. Fue el resultado de la lucha de Jesús frente a los opresores. Un acontecimiento de nuestra historia en conexión con la vida de Jesús desde que se encarnó en un hombre y pobre obrero, en un mundo de pecado contra el Dios de Jesús» 1
Luego, los únicos culpables de su muerte fueron los poderosos de la religión y políticos de su tiempo, porque lo consideraron blasfemo y subversivo siendo intolerable para ellos su forma de hablar y actuar. Eso le llevo a la muerte en cruz, no la ira de Dios Padre como castigo por nuestros pecados. No se podría entender que un Dios que tanto amó a los hombres se vengará de nosotros entregando a su Hijo a la muerte de mano de los hombres. El misterio de la cruz, ha sido durante mucho tiempo deformado para beneficio de los poderes de todas las épocas, que veían la vinculación de la muerte de Jesús por la lucha contra la injusticia de los poderosos.
En el mundo hoy existe un número incalculable de crucificados sociales como lo fue Jesús, su muerte no ha evitado la muerte de los hombres, muchas personas no creen en el crucificado, tampoco que los crucificados de la actualidad nos puedan hablar de Dios, ni que estos nos puedan evangelizar, ¿quién puede creer en un Dios que yase inerte en la cruz? Es mejor creer en ese dios todo poderoso que resuelve todos los problemas, (el dios dinero) sin embargo, la justicia y la verdad complica mucho la vida y preferimos callar, mirar para otro lado. Los crucificados y abandonados de la época de Jesús, los pecadores, leprosos, ciegos, tullidos, viudas…, hoy, son los pobres, personas excluidas, emigrantes, ancianos sin atender, niños mal alimentados, drogadictos, desempleados, trabajadores precarios, los que no tienen ni quien los defiendan, los que solo tienen puesta su confianza en Dios.
La Pasión y Muerte de Jesús que es causa y principio de salvación del mundo está ausente en nuestra sociedad. Sin embargo, los crucificados de hoy son cómo una posibilidad de salvación, de conversión de esperanza de perdón, ante una realidad que está oculta ante tanto mirar a otro lado en la sociedad, en la política, en la religiosidad popular. Nuestra misión es seguir a Jesús, abrir la esperanza a la resurrección que está ligada a bajar de la cruz a los crucificados del mundo, acudir a ese sufrimiento de hermanos nuestros como el que tiene un tesoro escondido. Tenemos que integrar en la cruz la experiencia de un Dios que se deja conmover por el sufrimiento humano.
“…Como resultado de la obra salvífica de Cristo, el hombre existe sobre la tierra con la esperanza de la vida y de la santidad eterna. Y aunque la Victoria sobre el pecado y la muerte, conseguida por Cristo con su cruz y resurrección no suprime los sufrimientos temporales de la vida humana, sin embargo, sobre toda esa dimensión y cada sufrimiento está la victoria que proyecta una luz nueva, que es la luz de la salvación. Es la luz del Evangelio, es decir, de la Buena Nueva…” Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio su unigénito hijo".
Esta verdad cambia radicalmente el cuadro de la historia del hombre y su situación terrena. A pesar del pecado que se ha enraizado en esta historia como herencia original, como “pecado del mundo" y como suma de los pecados personales, Dios Padre ha amado a su Hijo unigénito, es decir, lo ama de manera duradera; y luego, precisamente por este amor que supera todo, Él “entrega" este Hijo, a fin de que toque las raíces mismas del mal humano y así se aproxime de manera salvífica al mundo entero del sufrimiento, del que el hombre es partícipe". 3
La respuesta de Dios al sufrimiento de la humanidad está en el rostro del crucificado. El mismo Dios padece solidariamente el sufrimiento de los hombres. Un Dios crucificado pone en crisis todas nuestras imágenes de Dios. El crucificado no tiene tantos rostros que la humanidad ha atribuido a la divinidad. En la cruz no hay poder, belleza, fuerza, sabiduría, majestad. En la cruz o se termina la fe en Dios o se comprende de una forma totalmente nueva, En la cruz se revela el verdadero poder del amor de Dios. El amor de Dios es infinito, perdona siempre, salva desde el fracaso, encerrado desde la impotencia, suscita vida desde la muerte y recibe al hombre cuando éste comete en su Dios el mayor pecado…El silencio de Dios ante nuestro dolor no es silencio de alguien lejano e indiferente. Es el silencio de un Dios que sufre con nosotros y habita desde dentro de nuestro dolor".4
José Manuel Carrascosa Freire
_______________________________________1. Julio Louis. “Jesús de Nazaret el Cristo liberador". Ed. HOAC, Pág.128.
2. Carlos Padilla. “La Cruz”
3. Juan Pablo II. Carta apostólica, “Salvifici doloris", 15
(Sobre el sentido cristiano del sufrimiento humano), 1.984.
4. Carlos García de Andoin. “ El anuncio explícito de Jesucristo” ed. HOAC

José Manuel Carrascosa Freire, presidente diocesano de la HOAC (de 2014 a 2019), Representante de la HOAC en el Secretariado diocesano de Pastoral Obrera y Coordinador del Sector 2: «Paro, pobreza‑marginación y exclusión social generadas por el mercado de trabajo».