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UNA MIRADA CRISTIANA DEL TRABAJO HUMANO Y EL BIEN COMÚN
¡ACOGE, ABRAZA, CUIDA, ACOMPAÑA...!
LA VIDA DEL MUNDO OBRERO Y DE LOS POBRES,
CON MISERICORDIA Y COMPASIÓN.


¡Bienvenido/bienvenida! al "blog" de la HOAC diocesana de Cádiz y Ceuta.


lunes, 18 de junio de 2012

¡HASTA MAÑANA EN EL ALTAR A NUESTRO CONSILIARIO VALERIO MOLINA Y AGUSTÍN PEÑA!

Queridos/as amigos/as militantes de la diócesis de Córdoba y Burgos y familia de Valerio y Agustín:

Valerio Molina García


Agustín Peña Vicario

Queremos daros y transmitiros, nuestras condolencias y nuestro más sentido pésame de todos/as los/as militantes de la HOAC y de nuestra diócesis de Cádiz y Ceuta, por el fallecimiento de vuestro y nuestro querido consiliario y amigo Valerio Molina García y Agustín Peña Vicario.

Nuestra solidaridad y nuestra comunión con vosotros/as y con su familia por esta pérdida de un ser tan querido y entrañable como Valerio y Agustín, por el dolor y la tristeza que nos ha embargado a todos/as cuantos le conocimos y compartimos tantos encuentros en los que coincidimos.  Especialmente siendo Valerio consiliario de la HOAC de Andalucía; su humor, su capacidad resolutiva, su energía y vitalidad eran un buen acicate para todos los que participamos en aquellos plenos.  También con Agustín compartimos algunos encuentros, especialmente recordamos dos cursillos que Agustín vino a impartirnos a nuestra diócesis de Cádiz de Eclesiología y de Sacramentos.

Estamos convencidos, que una vez cumplido con mucho amor su trabajo en la tierra, gozan de la presencia plena de la acogida del Padre, junto a todos/as nuestros/as militantes que lo precedieron.  Ambos se acompañaron y en el mismo día, juntos, partieron a la Casa del Padre.

 
Valerio Molina García


Oramos, para que Agustín y Valerio intercedan por su familia, por la HOAC, por la Iglesia, por los empobrecidos del mundo obrero, a los que han sido fieles durante toda su vida.
 
Desde nuestro cariño hoacista, recibid nuestros sentimientos de pesar y nuestro abrazo en Jesús Obrero. Haciendo extensivo este pésame a su familia.

¡Hasta mañana en el Altar!

LA COMISIÓN DIOCESANA DE LA HOAC
Diócesis de Cádiz y Ceuta



Presidente Diocesano de la HOAC
Francisco González Álvarez
MAIL: fgalvarez44@hotmail.com
Teléfono 856 076 705
Móvil 636 232 790
CÁDIZ















----- Mensaje reenviado -----
De: Juan Francisco Garrido Jiménez
Para: 
Enviado: Lunes, 18 de junio, 2012 1:29 P.M.
Asunto: Re: RECIBID NUESTRO MÁS SENTIDO PÉSAME POR EL FALLECIMIENTO DE VUESTRO Y NUESTRO CONSILIARIO VALERIO
 



Gracias a toda la HOAC de la diócesis hermana de Cádiz y Ceuta, vuestras palabras y cercanía me hacen -nos hacen- experimentar nuestro ser Iglesia. Esa Iglesia de Jesucristo que nos regaló a Valerio, que lo puso a nuestra disposición como consiliario y, especialmente, lo ofreció a los empobrecidos del mundo obrero. Ayer, en el funeral, sentimos el cariño y la unidad de toda la HOAC. Ahora, aún con dolor, experimentamos la esperanza de que en Jesucristo nuestra vida es eterna, sin límites, sin miedos... Valerio ya comparte equipo con tantos militantes y consiliarios que lo esperaban con los brazos abiertos en la casa del Padre. No puedo dejar de recordar con profundo cariño a nuestro amigo Pepe Jiménez. Agustín, como bien nos recordáis, lo ha acompañado en este camino hacia el Padre. Gracias de nuevo por vuestro pésame que, desde la fe y el amor, no es pesar, sino fuerza viva y esperanzada, Evangelio. Un abrazo en Cristo Obrero.











Fallece el sacerdote diocesano de Córdoba Valerio Molina García, a los 62 años       
Escrito por Redactora
sábado, 16 de junio de 2012
Nacido en Pozoblanco el 15 de agosto de 1950, Valerio Molina fue ordenado presbítero en la parroquia de Santa Catalina de Pozoblanco el 25 de julio de 1975.
Comenzó como Coadjutor de Ntra. Sra. de Linares en Córdoba, el 31 de julio de 1975. Posteriormente, fue nombrado Vice-consiliario del Movimiento Junior de Acción Católica y el 18 de febrero de 1975 ejerció como Consiliario de dicho movimiento hasta 1980.
De 1978 a 2004 ostentó los siguientes cargos: Consiliario Diocesano de la Hermandad Obrerade Acción Católica, Consiliario del Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera y Miembro del Consejo Presbiteral:
Asimismo, el 26 de junio de 2004 fue nombrado Párroco de Ntra. Sra. de Linares en Córdoba, permaneciendo en esta parroquia hasta el 8 de julio de 2011. Actualmente, era Párroco "In Solidum" (Moderador) de la misma.
La Misa exequial tendrá lugar mañana domingo, 17 de junio, en la parroquia de Ntra. Sra. de Linares de Córdoba, a las 17:00h.






Muere a los 84 años Agustín Peña, el impulsor de la acción social en Las Matillas

En los años 70 alentó la creación del colegio del barrio mirandés y la militancia obrera cristiana
El funeral se celebró ayer y ya descansa en su pueblo natal, Valdeande
Lun, 18/06/2012
J. C. R. Burgos
A Agustín Peña bien se le podría llamar el ‘cura de Las Matillas’. Moría el pasado sábado en Burgos, en la residencia de Barrantes, donde residía desde hace un año. El 28 de agosto próximo cumpliría 84 años. Hablar de este sacerdote en Las Matillas es hacer que se iluminen la cara a muchas personas, desde las amas de casa de entonces a los obreros a los que apoyó, en la etapa más complicada de la incipiente democracia, cuando vivían los conflictos más duros en sus empresas.
Agustín Peña Vicario nació en Valdeande, muy cerquita de la cuna del patrón de la provincia, Santo Domingo de Guzman, Caleruega, un caluroso día 28 de agosto de 1928. Un amigo del pueblo es quien le mete el gusanillo de la vocación y su primer objetivo es ser monje benedictino en Silos. Pero los ‘renglones torcidos de Dios’ le llevan por otro camino e ingresa en el seminario de El Burgo de Osma y se ordena sacerdote en la catedral burgense. Espejón, Nomparedes y Castil de Tierra en la provincia de Soria; y Quintanamanvirgo; Berlangas de Roa; Barbadillo del Mercado, Miranda de Ebro, Aranda de Duero; Fuentelcésped y Burgos fueron sus hogares.
En todos ellos dejó huella porque siempre se embarcó en proyectos atractivos y se mojó con los jóvenes y con los pobres.
Uno de esos pequeños milagros surgidos desde el trabajo en común se produjo en Barbadillo del Mercado. Allí, entre Peña y un grupo de jóvenes tuvieron el valor de iniciar un taller de confección que llegó a producir 22.000 pantalones para la firma Confecciones Moradillo. Pero es eso sólo una pequeña muestra.


Las Matillas
Las relaciones con la jerarquía de la Iglesia no fueron nunca un punto fuerte de Peña. Siempre empeñado en la tarea de la evangelización a pie de obra, chocó en muchas ocasiones con obispos y curia. Miranda era una ciudad obrera con una fuerte implicación social de muchos vecinos y profundamente en crisis en el final de los años 70. Le trasladaron a un barrio abandonado y pobre, donde creó trabajo para los parados en la iglesia de San José Obrero. El barrio de Las Matillas, tal y como hoy se conoce difiere del actual. Estaba entre medio de una barriada obrera, pero más o menos acomodada, como era la de las viviendas de los empleados en la Central Nuclear de Garoña, Nuclenor, y una de las zonas más deprimidas y tristes de Miranda, Las Californias. Los niños campaban a sus anchas por los descampados. No tenían escuela en el barrio y para asistir a clase debían de cruzar el peligroso paso del ferrocarril con una veintena de vías llenas de peligro.
Su primera opción en Las Matillas fue por los pobres. Un colegio, que lleva ya 32 años de vida, y una parroquia son la herencia que en el barrio de Las Matillas recogieron de Agustín. Pero hay más. Los hombres, mujeres, niñas, niños, mayores… gente de todas las edades y condición recuerdan hoy a Peña como aquél hombre comprometido con la sociedad, con el barrio, con los pobres… dignificar la sociedad y, sobre todo, dar voz a quienes no la tienen; amor generoso, fuera de toda duda y salpicado por una iniciación incipiente en la HOAC que da forma y modela la vida de Agustín.


El Cospac
Unos años más tarde, el arzobispo Teodoro Cardenal le trasladó a la Ribera del Duero a Agustín, a Fuentelcésped. Allí mantuvo su voluntad de orientar a los vecinos hacia la solidaridad y el trabajo comunitario. En su afán, en una etapa de crisis económica como la actual, junto a unos jóvenes y mayores, Agustín pone en marcha el COSPAC (Comité de Solidaridad con los Parados de Aranda y su Comarca). Y creó Cáritas Interparroquial en la capital ribereña. El empuje de este hombre maduro, pero con unas inquietudes de joven, era sorprendente. Era capaz de arrastrar con la fuerza de un adolescente a mayores y jóvenes; sus manos de obrero amasaron junto a los ribereños un modelo de persona nuevo que se encarnó en parroquias como Santa Catalina o en San José. En Fuentelcésped también conocieron la garra del sacerdote. A la vera de la Virgen de Nava, con unos jóvenes entusiastas, pusieron en marcha la Cooperativa Nuestra Señora de Nava para aprovechar el campo y la potencialidad de las viñas.


Inmigrantes
En la etapa final de su vida, inició también la pastoral con inmigrantes con un pequeño grupo de latinoamericanos de distintos países, para que la Iglesia no sólo se ocupara de lo social sino también de lo espiritual, para que no perdieran su fe, sus costumbres religiosas, y se integran en la sociedad.
Muchos logros consiguieron, entre otros orientar a los inmigrantes en esta situación donde hay una cultura materialista y de consumismo y constituir en 2002 la Mesa de Pastoral con Inmigrantes.
En la etapa última de su vida, un accidente de tráfico limitó su movilidad pero no su afán por evangelizar. Siguió en activo en la HOAC como consiliario e impulsor de sus equipos. Una inoportuna caída en octubre de 2010 mermó sus facultades hasta que el sábado por la tarde saludó a sus compañeros de la HOAC por última vez con la frase que tantas veces repitió: «Hasta mañana en el altar».
El entierro tuvo lugar ayer en su pueblo natal, Valdeande y el viernes que viene está previsto que se celebre un funeral en su memoria en Burgos, en la parroquia del Espíritu Santo a las 19.30 horas.
>IN MEMORIAM
Don Agustín de todos. Por Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo (en la edición impresa)






Amigo (hermano) Valerio
Hoy nos apetece decirte algunas cosas.  Sentimos la necesidad de contarte cómo te vemos, qué sentimos ante tu enfermedad...  Queremos comunicarte qué pensamos de ti, compañero.
Somos conscientes del trance por el que estás pasando, pero creemos necesario robarte un ratito de tu tiempo para que puedas “leernos”.
Nos sentimos orgullosos de poder contar contigo en la nómina de militantes de la HOAC de Córdoba.
Casi todas las personas que formamos hoy esta HOAC diocesana, la conocimos contigo dentro.  Eres un referente en debates y acciones concretas dentro de nuestro apostolado.  Somos conscientes de la gran labor que has realizado, durante mucho tiempo, como “gran difusor” de nuestras revistas y medios de comunicación.
Sentimos admiración cuando caemos en la cuenta de aquella época en que, prácticamente toda la asamblea diocesana estaba formada por militantes iniciados por ti.
Polemizador incansable, nunca renuncias a señalar los términos que para ti son la clave de aquellos temas que tantas y tantas veces hemos abordado, siempre con la misma idea: anunciar a Jesús y sus valores en el mundo obrero.  Tu vida, en definitiva, no se entiende hoy sin la HOAC.  Y tu forma de vivir la HOAC es testimonio del Padre allá donde estés en cada momento.
Compañero Valerio: La HOAC, hoy, sería distinta si no hubiéramos recibido tu aportación. Y queremos agradecértelo.
Nos sentimos identificados con tu manera de ser cura en el mundo social y eclesial en el que nos ha tocado vivir.
Tus formas sacerdotales, tan desenfadadas, tan atípicas, tan poco habituales, siempre intentan llegar al fondo del servicio eclesial que tienes encomendado: rescatar la dignidad de los más empobrecidos; avisarles de que la vida plena siempre está en el servicio, la Comunión, la lucha por la Justicia y, sobre todo, en el Amor
Fraternal... Que el tesoro de la Felicidad no suele encontrarse al lado de la caja de caudales, ni dentro de una lujosa mansión, sino, más bien, en la Felicidad del otro... esa que tú sabes cuidar tan bien.
En tu labor pastoral, siempre percibimos un altar sin escalones: a la altura del Pueblo. Un altar cercano, con un dialecto sencillo, con unos gestos cotidianos, con un Jesús amigo de todos, experto en chatos y dominós... pero sobre todo, abierto, servicial, sin neutralidad ante la pobreza, profeta y... alegre. Muy alegre.
Padre Valerio: tu sacerdocio es una lección sobre cómo ser jornalero de Dios en medio del mundo empobrecido. Somos testigos de eso y lo proclamamos a los cuatro vientos.
Nos sentimos interpelados ante tu enfermedad. O mejor dicho, ante la forma en que la estás dominando.
Porque, si hermano, seguramente que ese mal que afecta tu cuerpo te arrancará de nuestro lado. Pero tu manera de mirarlo de frente, de retarlo, de vivirlo como un acto de entrega y disponibilidad a lo que el Padre te ha reservado, es una victoria en sí misma. Somos conscientes de la Fe profunda en la que vives. Sólo desde ahí es posible vivir estos momentos como lo estás haciendo tú.
Hermano Valerio: tu experiencia de Fe en la enfermedad es un testimonio de vida cristiana, honda y fructífera. Es el principio de tu resurrección.
Pero sobre todo, Valerio, queremos que sepas que te queremos. Con todo nuestro corazón. Con todo nuestro entendimiento. Con toda nuestra Fe. Este sentimiento es compartido por militantes, simpatizantes, amigos, allegados,... y también por nuestros hijos e hijas, que siempre te sienten tan cercano, tan amigo.
En definitiva, somos muy felices por poder decir esto: Te queremos y sabemos que, estés donde estés, tú también nos quieres. Y esto es lo más grande que podemos decirte en estos momentos.
Lo dicho: Te queremos y te querremos siempre.
 






YO SÓLO SOY UN REFLEJO DE VOSOTROS MISMOS.
Valerio está enfermo; y conforme avanza su mal, vamos tomando cada vez más conciencia de su persona.
Al ritmo que va perdiendo su voz radiofónica y su carcajada sonora, va apareciendo ante nosotros su ser más genuino sin las máscaras de la "urbanidad" que todos llevamos puestas.
Al compás de su mirada, cada vez más penetrante, vamos descubriendo el Valerio primero. El nuclear. La persona que da soporte al cura comprometido, al amigo deslenguado, al discutidor incansable… vamos "tocando" aquél que desde siempre nos ha acompañado en nuestro caminar en cualquiera de sus facetas:
El Valerio más auténtico.
Y es que la enfermedad grave nos va despojando de los abalorios que acumulamos en nuestro caminar por la vida (seguridades, vanidades, afanes de éxitos, de prestigios,…). Tantos que, a veces nos ocultan a nosotros mismos…
Aunque éste, desde luego, no es tu caso, Valerio.
Tú: el cura de lo cotidiano, el experto jugador de dominó, el maestro de instituto de barrio obrero y casi marginal, el consiliario de educadores de Junior y militantes hoacistas, el párroco anti-protagonista y pro-comunitario… el compañero de comunistas, ateos y descreídos… comprometidos con su tiempo… el difusor incansable del Noticias Obreras… el iniciador de tantas y tantas militancias obreras y cristianas… te nos presentas ahora débil pero fuerte, derrotado aunque victorioso. Quizá con miedo… pero valiente a la vez… y rebelde. Siempre rebelde.
Rebelde ante lo que te toca vivir en este momento… y sin embargo confiado.
Confiado en que así, Dios te está posibilitando dar testimonio de Él. Algo poco razonable para la inteligencia humana… Pero el misterio de lo transcendente siempre hace que encontremos luz en la oscuridad. Y tú en estos meses nos iluminas a todos.
Este "paso por el desierto" que estás atravesando sin moverte del sillón, hace que, a poco que nos fijemos, nos demos cuenta de eso que tú mismo nos dijiste en tu habitación: "Yo sólo soy un reflejo de vosotros mismos".
Tú eres hijo de tu historia, deudor de todos aquellos que se han cruzado contigo, a la vez que forjador de sus propias identidades. Eres, sin más, producto de una forma de pensar, sentir y actuar que has ido ejercitando desde pequeño. Tu opción por el mundo obrero ha terminado "haciéndote" a ti también.
Eres un reflejo de los valores que tus padres inculcaron en aquél niño de pueblo.
Tus continuas referencias a tu familia, tu querencia por la feria de Pozoblanco, así lo atestiguan.
No se te puede entender sin la figura de tu madre, tu "compañera de piso" tan entrañable como inteligente.
En tu forma de entender la educación: promoción integral de la persona, de su conciencia crítica… maestro que enseña a pensar antes que a memorizar, están presentes los claustros por donde has pasado. Se perciben esos compañeros que comparten contigo una fe inquebrantable: la que cree en la persona por encima de todo.
Tu manera de acercarte a los niños y niñas bebe de la pedagogía del Junior. Los años que has compartido con los educadores de este movimiento te han dado esa extraña habilidad por la que siempre, los niños te prefieren a ti… y tú a ellos.
La comunidad abierta, la de la comunión de los carismas, y no la del paradigma clérigos/laicos, es la que has ayudado a germinar en tu Parroquia de Ntra. Sra. de Linares. Allí has encontrado a personas abiertas, sencillas, obreras y muy solidarias. Allí has desarrollado uno de tus mejores carismas… el de la Pastoral Obrera… y allí no sólo has evangelizado. También has sido "tocado" por el testimonio de tus feligreses.
La HOAC también te ha "formado" en una mística muy particular… la que te ha llevado siempre a buscar que su Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las escuelas y en todos los lugares por donde quiera que pases. La HOAC te ha hecho que veas, juzgues y actúes al modo de Jesús, el carpintero de
Nazaret… y eso se nota en tu vida.
Esa es la comunidad que, como nos dijiste hace poco, siendo crítica con la Iglesia, sabe que sin ella, nada de esto es posible. Todos somos reflejo de la Comunidad.
Todos somos frutos de ella… y todos la construimos. Como tú, Valerio.
Comunidad que se expresa en los miles de mensajes que tiene tu móvil, en las visitas, en la corriente de cariño que se ha generado en torno tuyo. Comunidad presente en los cuidados de Manolo, Juani y Carmen Rosa. Comunión que alimenta, y se alimenta, de todas las oraciones de tus hermanos, de tus hermanas, pidiendo al Padre por ti.
Comunidad pura que se deja ver en la actitud serena, paciente, entregada de tu hermano José Luis, de María. Ellos son tu sombra y tu bastón.
Si, Valerio. Tú eres Comunidad. Eres un reflejo de todos nosotros… igual que nosotros también lo somos de ti.
Y es por todo esto que, hoy, damos gracias al Padre.
Gracias por saber compartir toda la vida de principio a fin.
Hoy somos conscientes de que estamos en su presencia… y por mucho que nos empeñemos nunca llegaremos siquiera a estar cerca de escaparnos de su Amor.
El mismo que tú nos tienes a nosotros… y nosotros a ti.
Hermano Valerio... Gracias.
 






Hoy, quiero compartir con vosotr@ reflexiones sobre Valerio. Generosidad de Miguel Cruz. Gracias.
VALERIO: EL SACERDOTE COTIDIANO.
Valerio es una persona especial. Muchas y muchos militantes lo conocéis. No pasa desapercibido. De hecho ¿has visto a muchos curas con bigote? Él es uno de los pocos que deben existir.
Hace unos años, en la X Asamblea General, durante la celebración de la fiesta que la HOAC acostumbra a organizar durante las mismas, la diócesis de Córdoba presentó a un grupo de consiliarios, algo heterogéneo, que se preguntaban continuamente cómo evangelizar mejor al mundo obrero. Ese teatrillo, titulado “Consiliarius Monty” (si estuviste allí supongo que lo recordarás), y que acabó en un apoteósico método para acercar nuestro apostolado al mundo obrero, giraba en torno a un personaje central:
Valerio. Todos los demás insistían en sumarse a su grupo de acción, que no era más que su “pandilla del dominó” y se intuía en los diálogos que el tal Valerio era algo granujilla… un poco travieso. Aquel sainete, y su coreografía final, fue todo un éxito. Y ahora, pasado el tiempo, ilustra en cierta medida algunos rasgos de la labor evangelizadora de este consiliario de la HOAC.
Valerio es una persona de fuerte carácter, carcajada sonora y conversación chispeante. Amigo de la juerguecilla, no le hace nunca un feo a una buena copa de vino, y siempre está dispuesto a invitarte a otra más… la penúltima. Es sacerdote, si.
Pero nunca ha sido un “cura estándar”. A simple vista es como si ese título: el de cura, se lo hubieran dado en la última convocatoria de septiembre, y con un cinco “raspado”. No creo que recuerde muchos “latinajos” y no sé cómo le sentará la sotana porque nunca lo vi dentro de una de esas prendas. Bueno (miento) en aquél teatrillo de la asamblea la llevaba puesta… aunque al final se la quitó.
Su forma de actuar, de relacionarse con los demás, su estilo a la hora de “ejercer” de cura, siempre ha sido algo fuera de lo común. Cuando él está presente hay un sabor a cotidianeidad que termina revistiendo de autenticidad todo lo que hace. Por eso, los mensajes que lanza durante sus homilías carecen de adornos superfluos. Sólo se recrean en el agudo punzón del Evangelio, cuando lo abres por la página donde te habla, a ti mismo, de tu prójimo: ese que lo está pasando mal. Y todo esto, además, con la humildad de unas zapatillas de paño de las muy usadas. Justo es así como me imagino a Jesús de Nazaret entre aquellas gentes que se codeaban con él.
Hace poco, la HOAC de Córdoba le decía por escrito que, en su labor pastoral, siempre se percibe un altar sin escalones. Y es así. Su sacerdocio carece de barreras arquitectónicas. Sobre todo para los más impedidos: Los empobrecidos de este sistema “cultural-neoliberal” que nos ha tocado vivir.
Ahora, Valerio está en medio de una dura pelea. Se enfrenta a una grave enfermedad que lo tiene postrado entre el sillón y la cama (y va ganando la cama), que le ha arrebatado hasta el bigote. Sabemos que pronto, seguramente el Padre lo llamará a su lado (Apuesto que jugará con él alguna partidita de dominó). Nosotros, sus amigos, familiares, feligreses, compañeros y compañeras de trabajo o de militancia… en fin, todos los que tenemos la suerte de conocerlo, estamos pendientes de él tal como él ha estado siempre (y sigue estándolo) de todos nosotros.
Por eso, me he permitido el lujo de pedir colaboración a algunas personas que, por diversas circunstancias, han compartido muchos ratos y retos con él. Cada cual me ha transmitido, más o menos, lo que sigue.
Cuando lo describen, todos coinciden en que Valerio es coherente con sus planteamientos, procurando una distancia mínima entre lo que piensa, dice y hace. Y esto le ha provocado más de un dolor de cabeza. Paco Cáliz y Magdalena, dos compañeros de equipo hoacista durante muchísimo tiempo, piensan que es un sacerdote de los que acompañan, no de los que dirigen. Teresa y Toni, madre e hijo, feligreses de su parroquia y desde hace poco militantes de la HOAC de Córdoba (gracias, en gran parte, al propio Valerio), tienen claro que no se anda por las ramas, que encarna el realismo, el humanismo y la sencillez. Y que está dispuesto a la evolución de las ideas y de la Iglesia en pos de un mundo mejor.
Paco Paños conoció a Valerio trabajando ambos como profesores de instituto. Valerio enseñando Religión, Paco Literatura. Uno comunista, otro cura. Una suerte de Giuseppe y Don Camilo donde se forjaría una profunda, larga y comprometida amistad. Paco destaca sobre todo la defensa de su concepción de un cristianismo al servicio de los desposeídos.
Hay un sacerdote que, aunque lo conoció en el seminario, fue después, en la HOAC, cuando realmente entró en contacto profundo con él. Rafael Herenas destaca su capacidad para sacar fuerzas de la Fe, la oración y la Eucaristía: verdadera fuente de su actitud de servicio y su compartir con los demás.
Compañero de todos, Paco Paños subraya cómo han hablado, bebido, jugado al “futbito” (hasta que el cuerpo y los años dijeron basta)… y también cómo han participado en múltiples actividades e iniciativas siempre en pro de un mundo mejor, de un sistema de enseñanza crítica y no adoctrinadora. Todo esto durante más de treinta años en los que han mantenido la rutina semanal de la partida de dominó en el grupo de amigos.
Las homilías de Valerio, con un vocabulario “entendible” por cualquiera, evocadoras de un Jesús nada “repeinao”, en pantalón vaquero y con el carné del paro en la chaqueta, utilizan un dialecto donde se reconocen los feligreses de un barrio obrero.
Así, a base de misas entrañables, espontaneidad, paciencia y, sobre todo procurando el protagonismo de los laicos, es como ha hecho crecer una comunidad parroquial corresponsable, con maneras solidarias, aroma a Pastoral Obrera y receptiva al sufrimiento de la precariedad laboral, el paro, el mes demasiado largo para ese sueldo tan escaso,… En definitiva, una comunidad interpelada por el mensaje revolucionario del Amor de Dios.
Valentía, honradez, sencillez, sinceridad… todas estas palabras salpican las valoraciones que hace de Valerio cualquiera que lo conozca. Pero sobre todas, hay una que destaca: Alegría. Y es que Valerio encarna perfectamente esos versos de Joan
Manuel Serrat: “No me importa tomarme la vida en serio, mientras conserve el sentido del humor”.
Su forma de presentar el hecho religioso como lo más humano que uno se puede echar a la cara siempre está presente en su “quehacer” hoacista. El compromiso cristiano, o es profundamente humano o no se puede llamar así: cristiano. La formación hoacista que Valerio ha ido desgranando reunión a reunión, ha forjado su visión del Mundo Obrero desde esa premisa. Así lo atestiguamos sus compañeros de equipo. Y su empuje en la difusión del Noticias Obreras, ¡Tú!, ediciones HOAC, cuadernillos de reflexión etc. Es un síntoma más de esto que digo.
Paco Paños, que ha compartido gran parte de su vida adulta con él, remarca cómo su amistad ha sido más libre y elegida que la que llega de la mano de la infancia y la juventud. Dice saber con certeza que puede contar con él para lo que sea, cosa ya demostrada. Y mantiene que la enseñanza más profunda que recoge de su amigo es lo fácil que resulta entenderse, si quitamos anteojeras a las ideas, y las ponemos al servicio de una sociedad justa.
A todos nos interpela la manera en que está viviendo su enfermedad. Su mirarla de frente, de retar su mal, de vivirlo como un acto de entrega y disponibilidad a lo que el Padre le ha reservado, es una victoria en sí misma. Transluce la Fe profunda en la que vive. Y sólo este hecho es un testimonio de vida cristiana, honda y fructífera. De esta manera, sin duda, Valerio vive ya el principio de su resurrección.
Después de hablar con algunos, pedir respuestas por escrito a otros, pensar y pensar en el protagonista de este escrito, y revivir las muchas experiencias que he gozado junto a Valerio, no me queda más que suscribir lo que dicen Paco Cáliz, Rafael, Teresa, Paco Paños, Magdalena, Toni… y muchas otras personas que podrían haber aportado el matiz de su propia experiencia a estas letras.
De todos y todas brota una palabra cuando hablan de ti, Valerio: Gracias. Y así quiero terminar este intento fallido de artículo de opinión: Gracias Valerio. Y hasta mañana en el Altar.


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